Cuba: Defender los sentidos transformadores del trabajo, una apuesta necesaria

La Habana, julio (SEMlac).- ¿Cómo poner el trabajo en el centro de la transformación social en Cuba? ¿Cuáles desafíos existen ante ese empeño? Responder estas preguntas lleva pensamiento y acción, según especialistas.

Un encuentro promovido por la Red de Trabajo Cooperado y Solidario, espacio de articulación que acoge el Grupo América Latina, Filosofía Social y Axiología (Galfisa) del Instituto de Filosofía, se propuso ofrecer algunas respuestas a estas preguntas el pasado 23 de junio.

«A veces, cuando se habla de experticia, se piensa que es un grupo de académicos sentados a debatir, pero aquí nos reunimos desde la experiencia de quienes producen, comunican, investigan o realizan trabajo comunitario», explica Georgina Alfonso, investigadora y directora del Instituto de Filosofía.

Surgida en 2015, la Red ha promovido el acompañamiento a cooperativas no agropecuarias en La Habana, la formación en temas como el encadenamiento productivo, la economía feminista y la equidad, el trabajo comunitario y la comunicación social.

Próxima a cumplir una década de existencia, la red ajusta sus objetivos y propuestas de cara al contexto actual cubano.

Entre los retos actuales identificados en la reunión se incluyen la creciente incertidumbre, la crisis económica y social del país, el desconocimiento de las políticas existentes y la desconexión de algunas normas con la realidad y diversidad de los espacios productivos.

Red de Trabajo Cooperado Galfisa
Promover el debate sobre el poder transformador del trabajo es una urgencia en la Cuba de hoy, opinaron especialistas durante el encuentro promovido por la Red de Trabajo Cooperado y Solidario. Foto SEMlac Cuba

Para Ovidio D´Angelo, investigador del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), además de hacer mucho más difícil la reproducción de la vida, la crisis ha impactado negativamente en la concepción del trabajo como un proceso de emancipación individual y colectiva.

“El trabajo ha perdido, en grandes sectores de la población, ese sentido político”, reflexionó el experto.

Las desventajas que hoy presentan las cooperativas frente al sector privado limitan el desarrollo de las primeras y frenan los valores de participación, distribución y solidaridad que promueve el trabajo cooperativo. Mirar desde dónde se construyen las políticas es otro desafío.

“No es ahí donde se decide el proceso de trabajo, no es ahí donde está la práctica del trabajo”, comenta Alfonso, al referirse a la verticalidad de muchas medidas que no conectan con la diversidad y complejidad del ámbito productivo nacional.

El consumo en oposición al compartir, maximizar las ganancias incluso contra los derechos de las personas, el individualismo y la competencia por sobre la cooperación son realidades que se encuentran también en la nación del Caribe.

Frente a este escenario, desde Galfisa se propone «impulsar la centralidad del trabajo como principal criterio para la distribución, el reconocimiento social y el bienestar desde la cooperación y la solidaridad».

La Red de Trabajo Cooperado y Solidario abogó por impulsar varias acciones en distintos sectores productivos, pues comprenden que no es exclusivamente la forma de propiedad (estatal, cooperativa o privada) la que media o limita el alcance transformador de las relaciones de producción, sino cómo estas se producen; cuáles son las formas de organización y de hacer, los valores y sentidos que en esos escenarios se ponen en práctica y se privilegian.

Entre las acciones identificadas y fertilizadas en el encuentro de especialistas, se incluyen acompañar a diversas experiencias productivas; diseñar espacios de formación para trabajadoras, trabajadores y personas con poder de decisión; además de ampliar el debate entre decisores, especialistas y protagonistas de los espacios productivos.

También recomendaron potenciar investigaciones sobre la centralidad del trabajo en Cuba; impulsar procesos comunicativos sobre las leyes existentes, para evitar su distorsión en la práctica; y sensibilizar a las juventudes en relación con valores y sentidos emancipatorios relacionados con el trabajo, la justicia y el bienestar social.

Red de trabajo cooperado Galfisa
Investigación, diálogo entre academia y espacios de decisión y protagonismo de quienes trabajan son algunas de las apuestas para fortalecer el trabajo cooperado y solidario. Foto SEMlac Cuba

Para la socióloga Yelene Palmero, poner en el centro la producción y reproducción de la vida, buscando la justicia social, es una apuesta que ha distinguido el trabajo de la Red de Trabajo Cooperado y Solidario y constituye una urgencia para el futuro de la nación caribeña.

“Ha sido un aporte colocar en el sector productivo temas como los cuidados, los derechos de las mujeres y las violencias de género”, dijo la especialista del Centro de Estudios de la Mujer (CEM) de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

El compromiso social distingue la propuesta de la Red, una respuesta también a la situación compleja que vive el país.

“Para salir de la condición de pobreza y superar las desigualdades necesitamos crear valores de todo tipo: económicos, culturales, políticos, cognoscitivos y éticos. Tiene que haber una creatividad impresionante y el trabajo tiene que estar en el centro de esos procesos”, afirma Georgina Alfonso.

“Necesitamos movilizar para producir, para crear, para innovar y que sean las trabajadoras y los trabajadores quienes lleven la bandera de su proceso”, concluye la experta.

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