PROCLE, emprender, reciclar y crear con enfoque social

La Habana, octubre, (SEMlac). – Casi 15 años después de emprender como forma de autosustento y realización personal, PROCLE se ha convertido para su creadora, Caridad Limonta Ewen, en un espacio de contribución social responsable. 

Limonta Ewen estaba lejos de imaginar la travesía que le esperaba en noviembre de 2007, cuando debido a un serio deterioro de su salud tomó la decisión de desvincularse del trabajo estatal y reacomodar su vida y tiempo para seguir haciendo algo que le gustara, fuera útil y le permitiera tener calidad de vida.

Entonces solo pensaba en que su proyecto, Confecciones PROCLE, le permitiría poder criar a su hijo de 13 años y seguir siendo fuente de motivación para su familia. Contaba con el ejemplo de su propia madre, quien emigró, tras divorciarse, desde la oriental provincia de Holguín hacia La Habana, encaró sola el cuidado y manutención de sus hijas y, en medio de esas circunstancias, de empleada doméstica logró convertirse en profesional de la enfermería.

“El propósito y objetivo fundamental de mi emprendimiento es mantenerme activa y realizando algo que, además de satisfacer mis necesidades y las de la familia, ayuda de alguna manera a contribuir social y responsablemente, a través del servicio de confección, transformaciones y arreglos de textiles, además de su comercialización”, comenta Caridad Limonta Ewen a SEMlac.

Emprendedoras cubanas
Las alianzas establecidas en estos casi tres lustros le han permitido a PROCLE sortear obstáculos como la falta de materias primas. Foto: Cortesía de la entrevistada

Actualmente PROCLE tiene una sede en Neptuno 632, entre Gervasio y Escobar, municipio de Centro Habana, donde se presta el servicio de sastrería. Sus productos también pueden encontrarse en tiendas Patrimonio y en Model Mypime. Trabajan en el empeño cuatro mujeres y dos hombres, pero cuando aumenta la demanda contratan a otras dos personas, quienes laboran desde su domicilio.

Sin embargo, en los inicios era Limonta Ewen sola. Comenzó haciendo juegos de canastillas para bebés, con sábanas recicladas, auxiliada por una máquina básica de costura accionada por pedal, y vendía sus prendas en policlínicos y consultorios médicos, instituciones adonde acudían sus clientes potenciales.

La ayudó a salir adelante el amor a las confecciones, algo que confiesa viene de su abuela materna, quien pasaba horas cosiendo mientras ella miraba y aprendía.

“Estudié cinco años en el Instituto Superior de Diseño en Kiev, Ucrania, antigua Unión Soviética, me gradué de Ingeniería Económica en la rama de Confecciones textiles. En este sector trabajé más de 30 años y mi amor por esa industria es auténtico. Las personas visten y calzan desde que nacen hasta que mueren, y tanto en la guerra como en la paz los niños nacen y hay que ponerles una ropita al nacer”, afirma.

Proyecto PROCLE
Cuando son tiempos en que mayormente son personas jóvenes quienes emprenden, PROCLE devino el proyecto de una mujer mayor. Foto: Cortesía de la entrevistada

Su formación y las alianzas establecidas en estos casi tres lustros le han permitido sortear los obstáculos, que no han sido pocos, comenzando por la falta e inestabilidad en el acceso a las materias primas y los materiales auxiliares que requiere.

Hoy, además, cataloga como una gran dificultad el conseguir fuerza de trabajo calificada, específicamente costureras, un “oficio que va perdiendo espacio a pesar de ser necesario, pero que resulta poco atractivo en estos tiempos”, valora.

No obstante, el proyecto le ha dado la oportunidad de socializar, ampliar el diapasón de relaciones, fortalecer los vínculos con otros emprendedores y participar en eventos nacionales e internacionales, cuenta a SEMlac la emprendedora.

Para ella, el apoyo de la familia y los amigos resulta esencial y ha sido una fuerza fundamental para enfrentar los retos.

Emprender es tener la iniciativa de hacer algo y en esto las mujeres llevamos  ventaja, pues siempre tenemos activada la búsqueda de nuevos horizontes, opina.

“Con absoluta modestia pienso que el mito de que para nosotras emprender es más difícil se va eliminando. En la población emprendedora mundial y nacional somos más las mujeres que los hombres; por tanto, concluyo que es difícil, pero disponemos de habilidades y herramientas para vencer esas dificultades y motivar a otros y otras”, considera.

Su caso, no obstante, tiene una singularidad, porque en el siglo XXI, cuando suelen ser personas  jóvenes quienes se lanzan a intentar sacar a flote un negocio, PROCLE devino el proyecto de una mujer mayor.

“Si la esperanza de vida aumenta, si las personas mayores no deseamos ser carga para la familia y la sociedad, ¿por qué no emprender?”, cuestiona. “Si las facultades están claras, vincularse a proyectos de emprendimiento se convierte en una magnífica opción dentro del proyecto de vida de la tercera edad. El emprender no tiene edad, si la disposición e iniciativa están claras”, añade.

Limonta Ewen es, sin duda, el ejemplo vivo de lo que pregona. Ni la pandemia de covid-19 logró apagar su negocio, que se reorganizó y estuvo entre los primeros en convertir todos los inventarios de tejidos en mascarillas textiles. Más tarde, cuando cerraron las instalaciones, aplicó la modalidad de fabricación en casa de las costureras, para dar respuesta a demandas institucionales y privadas.

“También pasamos al trabajo de producción por encargos y contratos de consignación con clientes fidelizados. Es decir, colocamos en sus tiendas nuestras producciones y cobramos posterior a la venta, todo con respaldo contractual”, precisa.

Encuentro de la Red de mujeres amigas de PROCLE
Encuentro de la Red de mujeres amigas de PROCLE, uno de los tantos espacios de intercambio a los que el proyecto ha apostado. Foto: Cortesía de la entrevistada

Considera que cuanto ha alcanzado lleva la influencia de la red de emprendimiento. “Al principio comenzamos en casa y la red era la comunidad; luego nos vinculamos con otros proyectos, como La Casa de la Obrapía, Quitrín, pero afortunadamente en 2012 transitamos por el Proyecto Cubaemprende y nos dotamos de herramientas que nos permitieron sacar fuerzas de nuestras reservas potenciales y dar un impacto sustancial a PROCLE”, señala.

Actualmente están vinculados a la red de emprendimientos asociados a la Universidad de La Habana y a otras creadas por grupos de personas, pero continúa otorgando un espacio especial a las experiencias del curso de Cubaemprende y los eventos convocados, por considerar esencial los aprendizajes adquiridos allí.

“Nunca es tarde para aprender y siempre se adquieren nuevas habilidades para enfrentar un mundo tan cambiante y dinámico, donde combinar la juventud con la experiencia trae siempre magníficos resultados”, manifiesta.

“Además, cuando tomas la experiencia de mujeres maduras, que por su edad han enfrentado difíciles tiempos y han sido capaces de vencer, y las cotejas con las nuevas generaciones, se logra la empatía necesaria para seguir adelante, apoyarnos unas a otras y hacer más fuerte el ecosistema de emprendedores”, apunta.

En los próximos años, Limonta Ewen espera poder lograr una academia o centro de reparaciones y arreglos, en el municipio de Playa, donde se inserten  jóvenes sin distinción de género.

En tanto, su proyecto trabaja con perspectiva  social, que incluye el apadrinamiento a centros de niños sin amparo familiar, círculos de interés sobre costura elemental y cultura del vestir, y algo conocido como la Red de mujeres amigas de PROCLE; además de continuar con sus donaciones, cursos sobre manualidades y talleres sobre desarrollo personal para mujeres.

Proyecto PROCLE
En los próximos años, Limonta Ewen espera crear una academia o centro de reparaciones y arreglos, en el municipio de Playa, donde se inserten jóvenes. Foto: Cortesía de la entrevistada

Caridad Limonta Ewen es partidaria de la reutilización de los materiales, de ahí que defienda no solo la donación de los desechos de su producción para que otros emprendimientos los usen en la confección de diversos artículos, sino que apuesta por los arreglos y transformaciones como una línea de trabajo esencial.

“El mundo está orientado al reciclaje y en Cuba, además, tenemos carencias; por consiguiente, el servicio de arreglos y transformaciones es vital. Las sociedades consumistas tienen mucho que botar y nosotras mismas tenemos el clóset lleno de ropas que en un año no utilizamos. Eso es dinero, economía y materia prima. Veremos cómo se puede materializar”, afirma.

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2 comentarios

  1. Tremendo artículo. Mi hermana es una líder del emprendimiento. Éxitos en el futuro. Un abrazo

  2. Cary Limonta ejemplo de emprendimieto..ha participado en eventos internacionales que a mostrado sus vinculaciin con el Desarrollo la Investigación y la Innovación.

  3. Cary es toda una profesional en su sector y con gran responsabilidad social y sensibilidad

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