Cadenas productivas, debates para el desarrollo

Trabas burocráticas, falta de preparación de funcionarios y decisores y una mirada más dirigida a la oferta que a la demanda están entre los principales obstáculos para el desarrollo de cadenas productivas, coincidieron integrantes de una red de trabajo solidario, en La Habana.

“Hay que tener en cuenta que las cadenas productivas existen, pero no siempre están identificadas o bien articuladas”, explicó la doctora Betsy Anaya, directora del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC).

Esta realidad, por tanto, representa un desafío para un país que ha venido diversificando sus actores y formas de producción en los últimos años.

¿Cuáles son las condiciones de Cuba para potenciar el desarrollo de encadenamientos productivos? ¿Y los principales obstáculos? ¿Con qué experiencias se cuenta ya?

Con esas interrogantes inició el debate del V Encuentro de la Red de Trabajo Cooperado y Solidario, que reunió a productores y productoras de cooperativas, cuentapropistas, así como actores de espacios comunitarios, de la academia y de la investigación económica y social.

Convocado por el Grupo América Latina: Filosofía Social y Axiología (Galfisa), del Instituto de Filosofía, la sesión de trabajo puso la lupa sobre experiencias ya existentes de cadenas productivas o de valor, pero, sobre todo, en cómo apoyar el desarrollo de esta importante modalidad productiva.

El encuentro dio continuidad a citas anteriores, también obra de la iniciativa de Galfisa, grupo que promueve estudios e investigaciones sobre la realidad latinoamericana y los movimientos, redes sociales y alternativas emancipadoras en la región, según declara su perfil en internet.

Es necesario buscar variantes, puntos de complementariedad que permitan establecer ciclos productivos entre formas diversas de gestión como las privadas, las cooperativas y las estatales, reflexionó el doctor Ovidio D’Angelo, investigador del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociales (CIPS).

A su juicio, “las recientes formas de gestión no estatal emergieron sin suficientes bases organizativas, económicas, legales, culturales, que podrían haberlas precedido para un mejor desenvolvimiento”, abunda D’Angelo en su artículo “¿Es posible una economía social amplia y solidaria en nuestra realidad actual?”, publicado en la revista Temas, en el segundo semestre de 2018.

Por su parte, Anaya incluye el análisis del contexto donde se producirá la cadena, el conocimiento de los mercados, de los precios y el acceso a servicios de apoyo, entre otros, como condiciones esenciales para su existencia.

La experiencia de la cooperativa urbana de confecciones textiles Model, en la capital cubana, permitió apreciar algunas maneras de articular esas cadenas.

Cuando tenemos mucha demanda, armamos encadenamientos productivos con entidades estatales o con otras cooperativas, explicaron, a dos voces, Elsida Ricardo y Eumelia Beltrán, asociadas de la cooperativa textil.

Ellas contaron que, en momentos en que tienen muchos encargos, Model ha dado vida a talleres estatales que permanecían cerrados, o produciendo a menor escala, a menudo por falta de materias primas.

Igualmente, una vez que se termina la confección básica de alguna pieza textil, también acuden a productores privados para completar labores de bordado o de impresión serigráfica.

Al final, aseguran Ricardo y Beltrán, todas las partes salen beneficiadas, pues mientras se consigue subir los ingresos de la cooperativa con menos costo y satisfacer el mercado, también se ayuda a la vitalidad de talleres estatales o de emprendimientos privados.

Los encadenamientos productivos han sido identificados como prioritarios para los planes de desarrollo del país. En febrero de 2019, durante el balance del Ministerio de Industrias, el presidente Miguel Díaz-Canel los reconoció como un “potencial para el desarrollo”, según publicó el diario Granma.
Más recientemente, en junio, el titular de Economía y Planificación (MEP), Alejandro Gil, los calificó de “necesidad imperiosa” ante unos 400 profesionales participantes en el VIII Congreso de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores (ANEC).

Sin embargo, se mantienen trabas legislativas y modos de planear el desarrollo, aún muy centralizados, que no permiten que estos procesos se organicen de manera exitosa, alertó el doctor D’Angelo.

La dilatación en el tiempo de procesos, las carencias en las normas legales que regulan los cambios económicos más recientes y la necesidad de mayor autonomía municipal para propiciar apoyos al desarrollo local y comunitario fueron dificultades identificadas por el experto y compartidas por casi todas las personas presentes en el encuentro convocado por Galfisa.

Otra realidad común es la urgencia de encontrar mecanismos que permitan, de manera rápida y sencilla, que cooperativas y emprendimientos privados puedan aportar al desarrollo de las comunidades.

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