DAJO, un emprendimiento que sobrevive a la pandemia

“Reinventarse de todas las maneras posibles” es la filosofía que la cooperativa no agropecuaria DAJO ha seguido durante casi 16 meses de pandemia de covid-19, asegura a SEMlac Daysi Delgado Batista, su presidenta y fundadora.  Con sede en el céntrico municipio de Centro Habana y gracias al empeño de sus 25 socios, de los cuales 18 son mujeres, esta cooperativa ha logrado continuar ofreciendo los servicios con los que se inauguró en 2014 y ha incorporado además otras dinámicas. 

Al lavado, el planchado, las confecciones y manualidades se suman ahora, en medio de la situación epidemiológica más compleja generada por el nuevo coronavirus, el respaldo al centro de aislamiento más cercano, por el cual transitan personas enfermas y sospechosas, explica Delgado Batista.
Además, ha crecido su protección a vecinos vulnerables, fundamentalmente personas mayores, una actividad que realizan desde su surgimiento y que ahora se extiende a más hogares en la comunidad.
“Cerramos con la llegada de la pandemia, en marzo de 2020, un poco por desconocimiento y temor, pero en octubre abrimos los servicios otra vez, ante la flexibilización de las medidas de confinamiento. Cuando comenzaron a crecer los contagios en enero de este año, la dirección del gobierno nos propuso brindarle servicio al centro de aislamiento de Centro Habana, con condiciones especiales”, cuenta Daysi.
Este servicio que las ha mantenido en medio de la crisis sanitaria y dos socias se encargan de hacerlo. “Buscamos entre quienes no tienen antecedentes de enfermedades, están saludables, tienen condiciones y sobre todo viven cerca y pueden moverse aun sin transporte. La prioridad es no dejar de prestar el servicio. Contamos con vestuario y medios de protección indicados para protegernos”, dijo.
“Aquí vienen muchos ancianos que eran clientes de la lavandería antes de que esto fuera una cooperativa”, apuntó Delgado Batista.
Son personas que tienen casi 90 años y jubiladas, que viven de pensiones. A muchas se les ofertan servicios gratuitos y a otras solo se les cobra 50 por ciento de los costos, refirió la entrevistada.

Estrategias para sortear los malos tiempos

Daysi Delgado Batista se siente satisfecha de poder afirmar que la cooperativa ha podido enfrentar la crisis y “sobrevivir”, si bien los impactos son visibles.
“La principal afectación de la pandemia es que hay socios que no están trabajando”, explicó.
De acuerdo con Delgado Batista, la confección textil fue una de las líneas principales desde el principio.
“Comenzamos con piezas grandes: manteles, servilletas, uniformes, delantales… básicamente para la gastronomía; pero poco antes de comenzar la covid-19, ya escaseaba el tejido. Con la llegada de la pandemia, esa área de la cooperativa, que es una parte considerable, está sin trabajar. No solo porque los clientes principales en el sector gastronómico tienen sus emprendimientos detenidos, sino por el costo de las materias primas en moneda convertible. Aunque contamos con una cuenta en esa moneda, no tenemos cómo ingresarle dinero, en tanto no producimos nada que pueda exportarse, por ahora”, explicó.
De ahí, insistió Daysi, que DAJO ha “tenido que reinventarse en la marcha”.
La primera fórmula para mantenerse fue el reciclaje de ropas; “prendas viejas, usadas, que reutilizamos para confeccionar otros artículos. Empezamos por los socios de la cooperativa, la gente que no utilizaba esto, aquello, lo otro, lo traía…Pero bueno, se agotaron los recursos en casa y lo hicimos extensivo a la comunidad”, refirió.
La primera convocatoria estuvo dirigida a las personas que ya visitaban asiduamente la cooperativa, para que trajeran ropas o telas de las que se querían deshacer o reutilizar, dándoles la oportunidad, por ejemplo, de acumular puntos, ejemplificó Delgado Batista.
“Con esos mismos puntos pueden luego comprar nuestros artículos. Entonces, quien haya aportado a ese reciclaje, tiene puntos acumulados y ventaja para acceder a nuestra oferta. Otra de las variantes que implementamos es que las telas recicladas o ropas que nos proporcionan pueden aprovecharlas y encargar artículos específicos que luego pagan en una parte con puntos y otra con dinero”, explicó Daysi.
Para la presidenta de DAJO, “la idea del reciclaje surgió primero ante la falta del tejido, pero después se nos presentó como una oportunidad”. Les llevó a cambiar la línea completamente, pues no hacían nada de ese estilo y ahora asumen numerosos artículos con tejidos recuperados.
Esa reutilización de productos y materia prima la han hecho extensiva a otras áreas, como el reciclaje de plástico en la comunidad, en alianza con la red trabajo cooperado y solidario que coordina el Grupo América Latina: Filosofía Social y Axiología (Galfisa), del Instituto de Filosofía.
“Desde la red se hizo un llamado para poner bancos de madera plástica en la ciudad, una iniciativa en desarrollo, pero les faltaba la materia prima. Convocaron a las comunidades para recuperar por cuatro semanas y entregar 20 kg de plástico y nosotros nos sumamos a la iniciativa”, comentó.

Crecer como familia

A sus 53 años, Delgado Batista asegura que el camino exitoso de DAJO y el secreto para sortear la crisis actual están en las premisas con las que se fundó.
“Queremos sentirnos como familia, porque esto es una cooperativa familiar, desarrollada y creada por seis personas que eran familia entre sí. Por tanto, todo lo que hemos hecho se ha logrado en familia. Fueron las bases que sentaron este emprendimiento y las queremos mantener”, subrayó.
A su juicio, independientemente de las situaciones económicas, si las personas sienten que en DAJO tienen un familiar, que existe ese grado de confianza, de comodidad como la que se siente con tu familia, el camino es más fácil.
“Incluimos en cada actividad, por supuesto a los familiares de los socios, para que conozcan la manera en que vivimos y trabajamos, porque nos pasamos mucho tiempo acá. Las personas que laboran en DAJO no están de paso, generalmente se mantienen aquí. Entonces parece que va funcionando así, como una familia de verdad”, enfatizó Daysi.
En este 2021 DAJO cumplirá siete años de creada. En la sede actual ya lleva casi cinco, desde que abriera al público el 18 de enero de 2017. “Casi todos los socios y las socias se mantienen desde el inicio” apuntó.
La covid-19 pasará, sostuvo Daysi. “Nuestra proyección es crecer más. Tendremos una nueve sede este año, a partir de una solicitud de cinco trabajadores de otra lavandería presentada desde el 2017, para asociarse con DAJO”, dijo.
Igual debemos seguir humanizando el trabajo tanto como sea posible. “Ello equivaldría no solo a que las socias y socios trabajen más cómodos, sino que los ingresos lleguen a ser superiores con un menor esfuerzo, porque aquí se trabaja muchas horas y todos los días de la semana”, concluyó

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