Danza con TODO, un emprendimiento para estar saludables

Sandra Rivero Reyes es instructora de arte, licenciada en Comunicación Social, graduada en Arte Danzario en el Instituto Superior de Arte y bailarina profesional. Trabajó durante cuatro años en Tropicana y su última compañía fue el reconocido Ballet Revolution. Ya no baila en los escenarios, pero nunca se ha alejado de ellos.
«Disfruto trabajar como instructora de arte, actualmente lo hago en la Casa de la Cultura de Plaza, como metodóloga. Tengo 35 años, nací y vivo en el Vedado capitalino. Soy bailarina retirada, no tengo hijos aún y adoro las plantas», así se presenta la joven a SEMlac Cuba.
Sandra es, además, la creadora de «Danza con TODO», una tienda de artículos danzarios y deportivos que radica en La Habana y donde bailarinas, bailarines y personas amantes del ejercicio pueden encontrar productos que antes no se producían en el país.
Este emprendimiento al que ahora dedica la mayor parte de su tiempo «surge por la necesidad de contar con artículos que me ayudasen a complementar mi práctica danzaria», dice.
«Este sector es caro. En Cuba las escuelas son gratuitas, pero no tenemos una fábrica o empresa que elabore productos especializados para la docencia, por lo que existen carencias. Incluso, las compañías profesionales, que tienen sus proveedores, también padecen muchas dificultades. Partiendo de esta necesidad es que nace esta idea», apunta Rivero Reyes.
«Tenía este sueño y, de casualidad, me llega la oportunidad de pasar el taller de CubaEmprende. Ahí comienzo a prepararme, es decir, mi emprendimiento está pensado desde el estudio, antes de empezar a vender. Es algo que va con mi personalidad», agrega.
Sandra estudió marketing, comunicación, diseño, estrategia, contabilidad…
«Entonces llegó una feria en Estudio 50, un lugar que promociona el desarrollo de las artes, pero que organiza eventos de diversos tipos. Yo tenía los productos, literalmente, debajo de mi cama. Lo consulté con mi familia y aproveché esa oportunidad. Fue el primer encuentro con clientes, una experiencia genial. A partir de ahí, no he dejado de estar en ferias y bazares«, comenta Rivero Reyes.
Otro impulso fue conocer a un grupo de mujeres emprendedoras mediante la comunidad online, que funciona a través de redes sociales como WhatsApp. «Me ayudaron, me indicaron el camino, me dieron contactos, me transmitieron serenidad para emprender», dice.

La mayoría de sus artículos trata de producirlos en Cuba, pensando siempre en el mercado nacional, con diseños y tejidos idóneos para el clima local. Foto SEMlac Cuba

«Aprovechar» la pandemia

Danza con TODO tiene un año y cinco meses de existencia, desde su estreno en Estudio 50. Su creadora destaca que luego de la flexibilización de la política para el trabajo por cuenta propia, en 2021, ha participado en todas las ferias posibles para dar a conocer más su proyecto, que funciona mayormente de modo online, mediante plataformas como Instagram y Facebook.
«Vendimos durante la pandemia», comentó como todo un triunfo la joven, para quien el tiempo de aislamiento que impuso el virus fue en cierta medida una oportunidad, por el incremento de la ejercitación en casa y la necesidad sicológica de estar mejor. «Promovemos, desde nuestra postura, el bioequilibrio y el bienestar físico saludable», explica.
La mayoría de sus artículos trata de producirlos en Cuba, pensando siempre en el mercado nacional, con diseños y tejidos idóneos para el clima local, precisa Sandra.
«Otros productos los importamos, siempre de manera familiar, por lo que tienen el menor costo posible. Me satisface mucho cuando los clientes dicen: ¡Ay, siempre he querido tener esto! Porque es lo mismo que yo pensaba cuando bailaba», comenta.
Danza con TODO se enfoca en productos complementarios para la ejercitación. «Tenemos pelotas de pilates, esteras, rodillos, bloques de yoga, ligas terapéuticas, juegos de bandas, bandas tubulares, cuatro aros, cosas que no se ven frecuentemente en nuestro contexto. Algunos de estos artículos pueden encontrarse en las tiendas deportivas, pero en divisas, y más difíciles de adquirir.
«Tratamos de producir artículos que tengan soporte textil. Por ejemplo, los calentadores de piernas que vendo los hace mi mamá, son ciento por ciento de algodón. Los utilicé cuando era bailarina y tienen un diseño que te permite mantener la temperatura y a la vez transpira el tejido, porque un exceso de calor puede fatigar los ligamentos, los tendones y provocar otras lesiones», apunta.
Asimismo, «ella confecciona las pesitas tobilleras que tienen una gran demanda. Las guantillas, por ejemplo, las han comprado incluso personas que tienen moto, porque les sirven para protegerse. También producimos imanes y colgantes, que tienen muy buena aceptación, siempre con temática danzaria», destaca.
Sandra tiene muy claro su objetivo. «Tratamos de sobreponernos a las carencias y, poco a poco, ir entrando en el mercado con unas líneas de pensamiento definidas: productos danzarios complementarios, especializados y utilitarios, porque pensamos que la identidad del bailarín también es importante», considera.

El sueño de crecer

Sandra sueña con tener, dentro de pocos años, una empresa reconocida, haber llegado a los clientes y haberles transmitido el orgullo de bailar y estar saludable. Foto SEMlac Cuba

Para esta joven, la crisis provocada por la pandemia dio la posibilidad a cada persona de reflexionar sobre sus habilidades y competencias.
«Creo que la gente ha tenido tiempo en estos dos años para pensar en qué somos buenos y cómo aliarnos para emprender. La gente se preparó porque sabía que venían tiempos difíciles y sacó sus ahorros, los suyos y los de otros, para echar adelante un proyecto y tratar de mejorar su vida», afirma.
Por ello cree que, si los emprendedores tuvieran más apoyo, pudieran estar más cerca de la etapa de desarrollo.
«Todos soñamos con una tiendita física, aunque sea pequeñita, pero es algo muy difícil. No siempre podemos llegar a las grandes ferias, porque los costos son altos», comentó y expuso como ejemplo que no puede estar en Expocuba, en la feria de emprendedores, porque esa presencia le cuesta 9.000 pesos (375 dólares al cambio oficial o 90 dólares por la tasa informal). «Es una bonita oportunidad, pero no todos los emprendedores pueden acceder a ella», opina.
Añadió que, si es política del país la sustitución de importaciones, para los emprendimientos también lo es. «En mi caso, se hace un poco más complicado porque la empresa que abastece al Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder) es Batos y tiene gran trayectoria en la producción de implementos adaptados a nuestro clima, pero no está ni siquiera en la lista de las empresas con las que se puede importar. Ni tan siquiera se ha pensado en esa área, en ese mercado», acota.
Tampoco es fácil emprender siendo mujer, opina. «Tenemos sobre nosotras muchas cargas que responden a estereotipos de la sociedad, que a veces es lo que nuestras madres y padres nos enseñaron, a veces somos nosotras que no exigimos más colaboración.
«Somos capaces de llevar muchas cosas a la vez, pero desde el momento en que no ponemos freno, nos cargamos, y todas no tenemos la capacidad de decir hasta aquí. Yo no tengo hijos, así que hay una parte importante de la cual no puedo hablar, pero está ahí y la veo cada día con mis colegas», señala.
Para Rivero Reyes, las mujeres emprendedoras carecen hoy de un grupo de herramientas que les faciliten impulsar sus negocios.
«Por ejemplo, no hay un grupo o una bolsa de personas cuidadoras en el sector privado. Se hacen ferias y no tenemos el pensamiento de habilitar una guardería. No tenemos un grupo de servicios que faciliten las otras áreas de la vida, amén de nuestra situación económica», explica.
«No queremos que nos regalen las cosas. No sé la experiencia de otros países, pero a la mujer cubana emprendedora aún le falta mucho apoyo. Sin mencionar que las mujeres somos ‘emprendedoras’; los hombres, sin embargo, son ‘empresarios'».
Mantener un emprendimiento de danza siendo bailarina retirada es algo complicado, hay que estar en constante aprendizaje. Liderar un negocio sola, también es difícil, agrega.
«Tengo un equipo de trabajo que es mi familia, pero no puedo exigirle respuestas rápidas o responsabilidad. Quienes emprendemos sabemos de la importancia de los equipos de trabajo, pero es algo que sacrificamos y no lo tenemos en el primero ni el segundo año. Es algo que llega por la misma necesidad y no por la planificación, como debería ser», agrega Sandra.
No obstante, esta mujer tiene claro su sueño, no tan lejano. «En cinco años quisiera que Danza con TODO fuera una empresa reconocida por tener artículos especializados danzarios y deportivos profesionales, con calidad, con un pensamiento en la protección, en el cliente, en ese destinatario que es el bailarín. Quisiera tener mi propia línea de pesitas tobilleras y guantillas deportivas. Quisiera haber llegado a los clientes y haberles transmitido el orgullo de ser bailarín, el orgullo de estar saludable», asegura.

1 comentario

  1. Gracias por apoyar desde ese lado a las mujeres emprendedoras cubanas, que somos muchas.
    Gracias, en serio.

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