La Habana, mayo (SEMlac). Visibilizar a sobrevivientes de violencia de género o mostrar la diversidad de las mujeres religiosas en Cuba son solo dos de los aportes del proyecto Palomas, que celebra más de dos décadas de entrelazar arte, feminismo y activismo para acompañar y transformar realidades sociales en la nación caribeña.
Fundada el 13 de junio de 2002 bajo la dirección de la documentalista Lizette Vila Espina, la Casa Productora de Audiovisuales para el Activismo Social conmemora 23 años, no solo creando documentales, sino también como herramienta educativa en múltiples espacios institucionales y comunitarios, especialmente en materia de género, derechos humanos y justicia social.
Su obra es un ejercicio de artivismo, como le gusta decir al equipo de Palomas, que integra la creación artística con la pedagogía de paz, sustentada en la teoría del amor y los afectos. Ese principio les ha permitido reparar desigualdades y fomentar resiliencia creativa en las comunidades.
“Palomas es transdisciplinaria, es holística en su esencia; su filosofía es la denuncia, la demanda, pero también la reparación, porque tiene muy claro un sentido profundo de la protección integral de los derechos humanos. Palomas ha querido fusionar, desde sus inicios, ese arte e incluso artes diversas, con el activismo social: eso que decimos que es el artivismo”, detalló a SEMlac Vila Espina, también asesora musical.
En estos 23 años “hemos podido mantener, de una manera coherente, pero en constante desarrollo, información, conocimientos e intercambio con diversos sectores y espacios de decisión de la sociedad cubana”, agregó la fundadora y directora del proyecto.
Desde el inicio contaron con el respaldo del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic). El símbolo de la paloma blanca fue elegido para representar la libertad y la paz, valores centrales en la filosofía del proyecto.
Palomas ha funcionado no solo como productora audiovisual, sino como un hogar para quienes buscan expresar y compartir historias de vida, sensibilizar sobre problemáticas sociales y promover la justicia de género, ambiental y social, ha explicado Sergio Cabrera, su coordinador general.
Bajo la conducción de Cabrera, el proyecto ha ampliado su impacto social con iniciativas como la organización de una red solidaria para la distribución gratuita de medicamentos a personas necesitadas en todo el país, además de brindar acompañamiento a cuidadoras y cuidadores a través de espacios en redes sociales con más de 1.000 integrantes e incluso mediante un programa radial.

En opinión de Vila Espina, el proyecto también ha sido un espacio de formación de “varios equipos y ha trabajado con más de cien jóvenes a quienes ha guiado y formado integralmente”, aseguró.
“Además, públicos muy diversos siguen acompañando a Palomas a través de la radio, la televisión y las redes sociales, incluso a nivel internacional. Nuestras presentaciones validan el trabajo que hacemos”, valoró Vila Espina.
Obras para reflexionar
Desde la documentalística, el proyecto ha abordado temas poco tratados en la sociedad cubana, como la violencia de género, la diversidad, la realidad de personas con capacidades diferentes, el desarrollo de las industrias culturales creativas y las problemáticas masculinas en la sociedad cubana, además de la resiliencia de las comunidades, lo cual ha contribuido a generar espacios de debate y formación para el cambio social.
“Palomas acompaña diversas realidades, incluyendo las de los hombres cubanos, quienes aún enfrentan una deuda social pendiente, especialmente en relación con los niños y adolescentes varones. Mientras muchas campañas internacionales se centran en mujeres y niñas —lo cual es muy necesario—, los varones también sufren y están en una situación vulnerable, especialmente en contextos de violencia y conflictos”, valoró Vila Espina.

En su opinión, una problemática como el embarazo adolescente —visto desde los varones— es una realidad poco visibilizada, pues algunos jóvenes quedan en un limbo, enfrentan acoso o tienen pocos recursos para reclamar sus derechos.
“Palomas trabaja para vincular a los varones en este proceso, porque creemos que los hombres no nacieron depredadores ni malvados”, aseguró.
Igualmente, destacó la necesidad de involucrar a los hombres en la protección de la naturaleza y en la construcción de propuestas sociales inclusivas.
“Hoy Palomas aborda el género desde una perspectiva relacional, integrando a los varones en el feminismo y en el compromiso social, lo que representa una madurez en nuestro enfoque», insistió.
Entre sus obras más recientes se encuentra la serie audiovisual Pintemos de violeta la economía cubana… para que ninguna quedé atrás y el documental Todos los días son 8 de marzo, que relata las historias de 23 mujeres cubanas desde sus diversas realidades, conflictos y demandas.
Otra producción relevante fue Ellas… sus cuidados y cuidadoras, que recoge testimonios de personas que asumen ese rol en un contexto de envejecimiento acelerado de la población cubana, donde la mayor parte de las tareas de cuidado recaen sobre hombros femeninos.
“Creo que la combinación del activismo con nuestro arte audiovisual ha dado a Palomas una solidez y credibilidad únicas. No solo salimos a buscar historias de vida, sino que esas historias llegan al proyecto”, reflexionó Vila Espina.
“Este proyecto es feminista en esencia, comprometido con la justicia de género, la justicia ambiental y la justicia social”, aseguró la documentalista.

A lo largo de sus más de dos décadas de labor, el proyecto ha sido reconocido, tanto en Cuba como internacionalmente. En 2024 obtuvo el Premio Iberoamericano de Educación en Derechos Humanos “Óscar Arnulfo Romero”. Este reconocimiento resalta su papel como referente en la promoción de la convivencia democrática, la igualdad y la educación en derechos humanos a través de la cultura y el audiovisual.
“Todas las personas que han protagonizado nuestros audiovisuales han encontrado en Palomas un espacio para ser escuchadas. Hablamos mucho de la cultura del encuentro, una idea que resuena con los pensamientos del Papa Francisco y que nos seguirá acompañando, porque representa dignidad, bienestar y prosperidad”, argumentó Vila Espina.
“Palomas no es solo un proyecto, es una fábrica de felicidad que crea sentimientos, emociones e ideas que acompañan las realidades de este proyecto social cubano», precisó.
Sin embargo, la feminista y artista sueña con un día en que el proyecto pueda dejar de existir.
«Después de 23 años de trabajo, siento con cierta congoja que todavía tengamos que seguir recogiendo desigualdades, denunciando violencias y palpando la pobreza. Eso duele profundamente. Mi gran sueño y meta es que Palomas deje de existir, y lo digo con esperanza y convicción”, aseguró.
Cuando Palomas deje de existir, “será porque ya no habrá desigualdades, ni dolor, ni violencias. Sé que es una utopía, pero como decía Eusebio Leal (Historiador de La Habana, ya fallecido) las utopías deben ser realizables. Yo sueño con una utopía realizable para la sociedad cubana y Palomas seguirá trabajando para acercarnos a ese ideal», concluyó.

