Mujeres sobreviven al dolor con dignidad

Las historias de dolor y sobrevivencia de cubanas de hoy son cada vez más frecuentes en el audiovisual, evidencia de cuánto falta por hacer en términos de equidad de género y protección ciudadana en Cuba.

El documental Mujeres… …la hora dorada, de la realizadora Ingrid León, producido por el Proyecto Palomas, Casa Productora de Audiovisuales para el Activismo Social, se acerca a desgarradores conflictos de 12 cubanas diversas en edad, ocupación, color de la piel o estado civil.

En poco más de 30 minutos, León reúne vidas marcadas por la violencia de género, la discriminación, el prejuicio ante la discapacidad, las adicciones, el desamparo, la censura, la dependencia, la enfermedad o la muerte de hijos e hijas.

La realizadora se valió del término médico la hora dorada -60 minutos de los cuales dispone el personal médico para atender y salvar a una persona en situación crítica- como analogía también de la sobrevivencia, la fuerza y el optimismo presente en sus entrevistadas.

Comparten testimonio reconocidas figuras como la campeona olímpica Ana Fidelia Quirot, la actriz Diana Rosa Suárez y la poeta Lina de Feria.

También son protagonistas una joven periodista convertida al Islam, una sobreviviente de cáncer, una madre que ha cuidado por más de 40 años a sus hijos enfermos, una sobreviviente de violencia de género, una podóloga que nació con acondroplasia, una madre adolescente, una joven fiscal y una muchacha transexual.

Los prejuicios sociales que cercenan su realización plena, la importancia de la familia y la red de apoyo y la voluntad de vivir son algunos de las reflexiones que comparten este grupo de mujeres.

«Para mí es muy importante hablar y contar estas historias porque muchas veces las tenemos a nuestro lado y no las conocemos. Quise que ellas dialogaran entre sí, se preguntaran y respondieran unas a las otras», declaró la novel directora en rueda de prensa, el pasado 7 de octubre, en La Habana.

Al presentar el filme, León agradeció el valor y la dignidad de todas las protagonistas que tuvieron el coraje de compartir sus vivencias.

Ingrid León, graduada en Licenciatura en Química en 2000, comenzó su carrera artística como asistente de dirección de la conocida compañía cubana de teatro infantil «La Colmenita», desempeño que asumió por una década.

Su llegada al Proyecto Palomas, en 2010, marcó su inicio en el audiovisual, primero como editora, coguionista y codirectora de materiales sobre la prevención del sida, la tuberculosis y la inequidad de género en mujeres y hombres rurales y urbanos.

Su ópera prima fue Mujeres entre el cielo y la tierra, documental que puso en la gran pantalla historias de mujeres lesbianas y la denuncia de la lesbofobia que aún se vive en Cuba.

Teresa Fernández, activista por los derechos de la población LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros) y una de las protagonistas de Mujeres entre el cielo y la tierra, reconoce en estos documentales un registro crítico sobre las realidades que abordan.

«A pesar de todos los esfuerzos y el proyecto que significa la Revolución cubana, no se han podido ocupar los espacios sociales por todas las personas e incluso es difícil poderlas asistir», reflexionó la activista durante la presentación a la prensa de Mujeres… la hora dorada.

Denunciar historias de vida marcadas por el dolor, defendiendo la dignidad y el valor de sus protagonistas, ha sido una premisa en las obras de Palomas por más de una década.

El proyecto, creado y dirigido por la realizadora cubana Lizette Vila, supera las fronteras del audiovisual a partir de múltiples acciones.

La realización de talleres, el desarrollo de cooperativas de seguridad y soberanía alimentaria y de formación de conocimientos y capacidades son algunos de sus espacios de incidencia social.

Palomas forma parte de redes cubanas por la equidad de género como el Programa de Género de Incidencia Nacional que integran varias organizaciones e instituciones cubanas.

«El género es una categoría concreta y, en este sentido, hace falta ver qué está pasando ahora mismo con mujeres de nuestra región y con las propias cubanas. Pensamos en Palomas como una movilidad para esas estructuras sociales que existen en Cuba y estos materiales pueden ser útiles para capacitar, facilitar, para intervenir», declaró Vila durante el encuentro.

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