Por Sara Más / saramas_2000@yahoo.com
Habitan un entorno adverso, donde el trabajo es rudo y la tradición les ha legado un modo particular de vivir, pero abogan por darle un giro a sus vidas. Son hombres diversos que pueblan la vida rural cubana y hablan de tristezas y alegrías cotidianas, de sus hijos y esposas, de la guerra y el machismo, de la violencia o el amor.Han dejado momentáneamente surcos y granjas para convertirse en protagonistas visibles, gracias al documental Guajiros…de donde viene el amor, estrenado en la céntrica sala de cine 23 y 12, de la capital cubana, el pasado 15 de marzo, bajo la dirección general de Lizette Vila y realizado por el quipo del Proyecto Palomas, que ella coordina. Mediante emotivos testimonios, campesinos de 11 provincias cubanas dan cuenta de la fuerte tradición machista de la cual son parte y también de los cambios que han empezado en sus vidas, para ir dejando atrás esas prácticas discriminatorias, al compás de los cambios y avances de las mujeres y luego de participar en talleres y encuentros sobre género promovidos en sus comunidades por la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA).
El material fílmico se adentra en el mundo de las relaciones de género y la construcción de las masculinidades en zonas comúnmente poco exploradas cuando se habla de estos temas, fuera de las ciudades y la capital. Busca también contribuir a la construcción de un verdadero conocimiento a favor de la justicia social, señala su equipo de realización.
«Gran parte de las poblaciones viven en zonas rurales; sin embargo, se han concentrado los estudios de las masculinidades en las zonas urbanas», subraya la voz que lleva el hilo narrativo en el audiovisual.
Agricultores, veterinarios, dirigentes de cooperativas y organizaciones de base de la ACPA, entre otros campesinos, transitan por la pantalla con historias que van armando un retrato de las múltiples formas de ser hombre, que se acompañan también de sacrificios, deberes y mandatos que dicta la tradición.
«Realmente hay que estar enamorado del campo para vivir en el campo. Es un medio fuerte, duro, de privaciones y sacrificios», confiesa ante las cámaras uno de los entrevistados, cuya historia personal es todo un desafío desde el momento en que se reconoció diferente por su orientación sexual y decidió no fundar familia ni tener hijos, pero tampoco abandonar las tierras de su familia, donde se ha ganado el respeto de la comunidad como excelente ganadero.
«La sociedad cubana debe revisar su dosis de machismo. Para construir la equidad hay que hacer una revisión de toda la cultura, no buscar culpables en hombres ni mujeres, sino en el patriarcado», aseguró en la presentación el historiador Julio César González Pagés, coordinador de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades.
Uno de los comportamientos en que coinciden varios de ellos, aunque de generaciones, labores y zonas distintas, es el de la violencia. «Actuaron así porque pensaron que era la mejor manera de conducirse, alguno llega a decir incluso que es una herencia», comentó González Pagés, partidario de que el material sea exhibido en la televisión y sirva para promover el debate en las comunidades.
«El machismo identifica perfectamente la inequidad en Cuba y es una responsabilidad colectiva luchar contra él. En ese cambio, a los hombres tienen que acompañarlos las mujeres y toda la sociedad», agregó.
Inspirado en la canción Guajiro de monte adentro, del cantautor José (Pepe) Ordaz, el material fílmico de Vila contó con la codirección de Ingrid León y Miguel Bolívar, y la realización de Humberto Mayol.
Guajiros… de donde viene el amor, se realizó con el apoyo de la Agencia Suiza de Cooperación Internacional (COSUDE), el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y el proyecto Articularte.