La Habana, julio, (SEMlac). – La realizadora cubana Lizette Vila se autodefine como “cubana, sencillamente”, pero también como una sobreviviente de múltiples violencias estructurales, frente a las cuales ha escogido la reparación y la dignidad, que para ella “es lo más importante para erigir una vida”.
“Mi relación con esta nación es tan cercana; de muchos compromisos, de mucha empatía, de mucho dolor y de muchas reparaciones”, confesó a SEMlac y comentó también sus inicios en el mundo del audiovisual, alrededor de los años ochenta del pasado siglo, haciendo cine documental.
Con una formación en el área de la música, su conexión con grandes cineastas del país, directoras y directores de televisión, para quienes realizó bandas sonoras, despertó a la documentalista que habitaba en ella y las ganas de decir y contar a través de este medio.
No fue sencillo, pues el que una mujer emprendiera ese reto significó enfrentarse a “esas violencias estructurales” que obstaculizan muchas veces el camino del sexo femenino.
Desde entonces hasta la fecha, su obra se ha caracterizado por reflejar las vidas de las personas, sus angustias, el reclamo de sus derechos y realidades muy poco visibilizadas en los medios de comunicación.
“Yo no soy polémica; yo me siento una mujer digna y, como soy digna, tengo el derecho, desde mi dignidad, a decir lo que creo que no está bien, lo que creo que sí puede ser arreglado”, afirmó.
Actualmente, desde el proyecto Palomas, casa productora de audiovisuales para el activismo social, su obra está marcada por “un periodismo humano”, que desde la interseccionalidad y el testimonio no sólo denuncia, sino que acompaña a las personas.
Vea la versión en video de esta entrevista en el episodio #7 de Cubanas
Palomas, un espacio de resiliencia
Con una trayectoria en el audiovisual, una entregada labor al frente de la Asociación de Cine, Radio y Televisión de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; y casi 50 años, Lizette Vila tuvo que reinventarse y así surgió Palomas, en 2002.
“Yo llego a Palomas con una vida recorrida, una vida de injusticias, de dolor, de haber sufrido realmente desigualdades muy profundas y de haber sufrido también violencias estructurales y la exclusión. Pero también vengo de ese recorrido con mi madre, una trabajadora social, de ese barrio popular donde nací, el Cerro, aquí en La Habana”, dijo a SEMlac sobre esta etapa.
“Palomas ha formado parte de mi resistencia, pero también de sentir lo que es la resiliencia”, subrayó y recordó que escogió el sitio por el barrio, que ya lo conocía de su juventud, y lo convirtió en su espacio de libertad y de autodescubrimiento.
Ha sido igualmente un lugar de denuncias, de demandas y de reparaciones para muchas mujeres y hombres, una misión que asumió y lleva 22 años cumpliendo, pues el centro abre desde las seis de la mañana, para que las personas puedan acudir en busca de ayuda o apoyo.
Para ella es una fábrica de felicidad, una casa productora de audiovisuales para el activismo social; es decir: no se trata solo de la obra del artista, sino de “artivismo”, un trabajo donde se unen el arte y ese trabajo social.
“Palomas tiene credibilidad, primero porque hemos acompañado a las personas que dan su testimonio; hay una evidencia, pero no solamente se queda ahí, en que den sus testimonios; seguimos acompañándolas y acompañándolos”, apuntó.

Mencionó que los problemas que les llegan tratan de llevarlos a los lugares de decisión, pero lamentó que la gran mayoría no encuentra la respuesta adecuada. “Esas demandas, que son tan elementales muchas veces, o tan primarias”. Por eso, agregó, el proyecto insiste en trasladar todas estas problemáticas a las políticas públicas, desde las agendas sociales.
Refirió con orgullo que, cuando Palomas reflejó por primera vez y denunció la violencia obstétrica en Cuba, el Ministerio de Salud Pública se pronunció; también tuvo un buen impacto cuando hablaron sobre la necesidad de tener una asociación para personas en situación de discapacidad intelectual, dieron visibilidad a un movimiento que venía formándose y ya hoy es una realidad: la Asociación Cubana de Personas en situación de Discapacidad Intelectual (Acpdi).
Destacó, igualmente, el hecho de que el presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, visitara la sede de Palomas, lo cual abrió puertas para que la obra del proyecto se viera finalmente en los medios oficiales del país después de 20 años de trabajo.
“Apostar al activismo es muy complejo”, afirmó y mencionó que la obra de Palomas no es una obra que tenga mercado y también acarrea situaciones en el orden jurídico que es preciso tener en cuenta.

Una mujer feminista
“Palomas se convirtió en un lugar para expresar todo lo que significa ser feminista”, dijo Vila al abordar uno de los asuntos que siempre ha estado en el centro de su trabajo y desde el cual ha tratado de mostrar los estigmas, las discriminaciones que pesan todavía sobre las mujeres, pero también su emancipación.
“Yo me hice mujer en la televisión y me hice feminista en la televisión”, contó a SEMlac y rememoró su encuentro con Isabel Larguía, feminista de origen argentino, guerrillera y corresponsal de guerra, quien vino a Cuba y trabajó en los estudios cinematográficos de la televisión.
“A ella le pertenece el concepto de trabajo invisible”, remarcó Vila, quien señaló esos momentos como sus inicios en el feminismo, un pensamiento que le ha dado fuerza y libertad.
“Me ha dado ese sentido de comprensión, de qué significa también la compasión; me ha dado la manera de pensar en cosas que antes no pensaba, como mi tiempo, mi cuerpo. Yo creo que no podría haber nacido si no hubiera sido una mujer feminista”, afirmó.
Reflexionó acerca de que las vidas de las personas están marcadas por la sexualidad y por un lenguaje de género acuñado por los hombres, en particular por los hombres blancos, lo cual también tiene un impacto en ellos.
“Yo estoy convencida de que estos movimientos feministas del mundo y ese dolor de nosotras las mujeres van a puntear ese camino a la libertad. Estoy convencida de que el patriarcado es una de las violencias más grandes, el machismo por otro lado, y no pueden seguir sobreviviendo. No puede ser una utopía, me resisto a pensar que esa dignidad y esa igualdad no lleguen”, dijo.

De mujeres y también de hombres…
Para Vila, el feminismo y la lucha por la igualdad de género trascienden las fronteras del ser hombre o mujer, por eso Palomas trabaja y acompaña mucho a los hombres.
“Dice Luciano Castillo, el director de la Cinemateca de Cuba, que Palomas es un laboratorio”, sostuvo risueña al recordar que, en más de 20 años, alrededor de 390 estudiantes, no solamente de audiovisuales, sino de muchas facultades universitarias, han pasado por la casa productora para formarse, para conversar… Sin embargo, de todos se quedaron solo hombres.
“Hombres diversos, que son feministas; lo digo siempre así, públicamente: si no fuera así, no pudieran estar en Palomas. Colaboradoras tenemos muchas más mujeres que hombres, pero en Palomas somos cuatro mujeres y 14 hombres”, apuntó.
El proyecto “La próstata mirando al sol” y el acompañamiento a quienes padecen diversas enfermedades son algunas de las acciones que ha impulsado la casa productora. En ese sentido, Vila alerta sobre la necesidad de que la Ley de Salud cubana también tenga una mirada de género. Los hombres pueden tener cáncer de mama y en ocasiones tienen recorridos mucho más terribles, remarcó.
“Hemos recibido mucho a los hombres ofensores, porque es una deuda social en este país con los hombres que vienen a pedir ayuda, que se dan cuenta de que son violentos, y no hay todavía un lugar al cual dirigirse”, comentó y enfatizó en que esa violencia es una deuda social, porque es un resultado del machismo arraigado.
Palomas también ha dado espacio a los hombres cuidadores, a los que no tenían la libertad de casarse con las personas que amaban, porque eran del mismo sexo; a los padres biológicos y los padres biográficos, sobre los cuales hicieron un documental denominado “Soy papá de cualquier manera…”, a los que no se acogen a la ley de paternidad, porque no conocen sus derechos, y también a los que lo hacen y reciben burlas por ello, detalló.
Para la realizadora y activista, se trata de una deuda, pues considera que el machismo es un mal enquistado, que daña tanto a hombres como a mujeres, y que todas las personas debemos contribuir a desterrar.
En ese camino, considera que el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres es “una joya”, es hermoso, pero tiene que nutrirse del pensamiento de las feministas cubanas, de su accionar y sus propias vidas; tiene que irradiarse y barrer con todas las deudas sociales, opinó.
“Yo creo que sí, que Cuba va a ser una mujer plena en libertad, plena en dignidad, en bienestar, en prosperidad y con ese sentido de una vida feliz. Es que nos lo merecemos”, aseguró.