“Como hombre trans feminista y activista mi lucha representa la desobediencia doble al patriarcado; encarno la deconstrucción y pongo en evidencia que la masculinidad no es un destino biológico, sino una identidad que se construye y, por tanto, se puede vivir sin aceptar el privilegio de oprimir, de maltratar, de creerse superior”, afirma Danny Ortiz.
“Se puede promover una masculinidad basada en el cuidado y la vulnerabilidad, tener relaciones equitativas y sanas es mucho mejor”, agrega el coordinador del Grupo Trans Masculinos de Cuba en La Habana.
Hombres entrevistados por SEMlac durante varios encuentros realizados este noviembre en la capital cubana coinciden en que enfrentar a los mandatos patriarcales implica desmontar los pilares hegemónicos sobre los cuales se constituye la masculinidad, cuestionar los privilegios dados, transformar las relaciones desiguales, confrontar a otros hombres en sus espacios y acompañar las luchas feministas
Para Frank David Rodríguez Ruíz, integrante del proyecto Masculinidades Liberadoras, además de la transformación personal y colectiva, los hombres pueden asumir acciones concretas en lo cotidiano.
“Por ejemplo, a veces acompañar, estar junto a una persona que es víctima de violencia machista, ir con ella a hacer la denuncia, puede cambiar totalmente el escenario y es algo concreto que podemos hacer”, opina.
Masculinidades Liberadoras es una iniciativa que acompaña el Centro Félix Varela y desarrolla una metodología en la cual los hombres se acercan, desde principios feministas, a diferentes ámbitos de sus vidas; entre ellos las relaciones familiares y filiales, el cuidado de su salud y las violencias machistas.

Rodríguez Ruíz considera vital no acomodarse, cuestionar los privilegios patriarcales por ser hombre y ampliar esa mirada transformadora a otros privilegios como lo son “ser un hombre blanco, joven, que vive en la ciudad, universitario”, etcétera.
“Creo que hay que sentirse incómodo con esos privilegios y ser consciente de la posición de poder para constantemente ir más allá, salir de allí, donde te pone el patriarcado”, agrega el joven cubano.
Pero, ¿cómo hacerlo?, ¿cómo salir de la zona de confort patriarcal y construir otras masculinidades? El periodista Rodolfo Romero comenta a SEMlac que el conocimiento cuestionador es clave para desmontar el patriarcado y cualquier sistema de dominación.
“Creo que entre las razones por las cuales más hombres no se han incorporado a las luchas feminista están el desconocimiento; naturalizar comportamientos y actitudes que nunca debieron naturalizarse y la falta de conciencia crítica. Dentro del patriarcado es más fácil no ver las opresiones, para no sufrirlo. Por eso creo que son tan importantes los espacios formativos que busquen transformar”, reflexiona Romero.
Apuestas por la transformación que los incluyen a ellos
La peña de la Red Feminista de la Universidad de La Habana, en sus varias ediciones, ha devenido espacio para jóvenes universitarias, principalmente; sin embargo, también se acercan estudiantes varones interesados en ser aliados y acompañarlas en las luchas feministas.
“Compartir sobre las masculinidades liberadoras era un tema pendiente. Varios compañeros se habían acercado interesados en este tema pues les interesa debatir sobre cómo transformar su masculinidad y en busca de espacios formativos a los cuales asistir, etcétera”, cuenta Ana Clara León, una de las coordinadoras de la Red y del encuentro.
Celebrada en La Habana el pasado miércoles 19 de noviembre, la peña provocó reflexiones sobre qué hacer ante las violencias, cómo no ser cómplices de la dominación patriarcal y de qué forma se puede acompañar las luchas feministas, entre otros temas.
Frank David Rodríguez Ruíz fue uno de los invitados al espacio, junto a Jorge Gonzáles, presidente del Movimiento Estudiantil Cristiano de Cuba (MEC). Ambos compartieron su experiencia como integrantes del proyecto Masculinidades Liberadoras, que acompaña el Centro Félix Varela.

“Creo que varias personas vivenciaron una especie de salida del closet sobre estos temas. El primer paso es reconocer que se tienen dudas, que no se sabe, que te sientes incómodo o algo no encaja en ese molde que te vende el patriarcado”, rescata Frank David sobre el intercambio y el interés de participantes varones.
Un día después, el 20 de noviembre en el Parque Almendares de La Habana, el grupo Trans Masculino realizó un picnic por el Día Internacional de la Memoria Trans.
Con el lema “Que florezcan nuestras vidas con memoria colectiva”, en la celebración se denunció que la transfobia es también una violencia patriarcal. Con canciones, homenajes y música, personas trans, familiares, amistades y personas aliadas recordaron a quienes han sido víctimas de la transfobia y abrieron paso a las luchas trans.
“La transfobia si existe y mata. Por eso nuestro grupo todos los años realiza una acción el 20 de noviembre para recordar a las personas trans que han muerto por crímenes de odio; es un día de duelo, pero también de lucha y de rememoración”, refiere Danny Ortiz.
Por su parte, el proyecto del Centro Félix Varela presentó un grupo de postales que desmontan frases machistas durante una de las sesiones del taller sobre Masculinidades Liberadoras en el que participaron adolescentes y jóvenes de la capital del 20 al 22 de noviembre.
“Madre hay una sola, padre es cualquiera”, “entre marido y mujer nadie se debe meter”, “los hombres son un desastre”, “eso es cosa de hombres”, fueron algunas de las afirmaciones machistas más cuestionadas por el grupo de jóvenes, entre las 10 que recoge la selección de postales.
“Ha sido una experiencia reveladora y novedosa. Es importante que existan talleres como este donde uno pueda ser consciente, no solo de lo que está haciendo mal sino también de que puede cambiar y existen oportunidades y herramientas para hacerlo. Me ha gustado mucho constatar que compartimos vivencias, aunque parezcamos muy diferentes”, cuenta Ramsés Valdés, estudiante de tercer año de Periodismo de la Universidad de La Habana y participante del taller.
Rodolfo Romero coincide en la necesidad de estas propuestas formativas pues aportan “un espacio seguro para debatir y cuestionar; también dotan de herramientas metodológicas para llevar esta mirada a otros proyectos y experiencias”, explica.
El también coordinador del Proyecto Escaramujo —experiencia educomunicativa que tiene como objetivo contribuir al desarrollo psicosocial de infancias y adolescencias cubanas— identifica desafíos en el camino de la transformación que incluyen lo individual, las relaciones familiares, laborales y de pareja, por ejemplo.
“Es una batalla cotidiana entre lo que yo creo o estoy aprendiendo que debe ser el camino correcto y lo que impone el patriarcado con sus normas. Pero es un desafío válido, hay que seguir adelante, no podemos cansarnos”, concluye Romero.

