La difusión de mitos sobre las relaciones de mujeres lesbianas y bisexuales (MLB) se convierte también en una herramienta para el control de sus sexualidades, concordaron participantes en un debate sobre el tema, efectuado el martes 9 de febrero, por el canal de Telegram Acompasex.
Las opiniones igualmente coincidieron en que a este grupo se le pasa siempre por el tamiz de un supuesto deber ser de las mujeres que, en tanto es desafiado, debe ser socialmente sancionado.
Delia Suárez, especialista del Departamento de Investigaciones y Docencia del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), apuntó que en ello subyace la intención de restar legitimidad a las formas de ser y estar estas mujeres en el mundo, y a su manera de construir y vivir la sexualidad.
Algunas de esas falsas creencias suponen que lesbianas y bisexuales solo pueden establecer relaciones con mujeres cisgénero (cuya identidad de género coincide con su fenotipo sexual), o que para ser lesbiana o bisexual hay que realizar determinadas prácticas sexuales.
Todas estas fabulaciones, explicó la experta, están dirigidas al mismo lugar: quitar legitimidad. Durante el intercambio, Suárez llamó la atención sobre lo nocivo de la interiorización de estos mitos, que pueden repercutir en su reproducción en los espacios de las parejas de MLB. Asimismo, apuntó que la mejor manera de ir deconstruyéndolos es con información certera, que refleje la diversidad de realidades que coexisten.
“Las sociedades patriarcales en las que habitamos condicionan que estas falsas creencias perpetúen una posición de subordinación”, apuntó. De ahí que sea tan importante desmontarlas, “pues su permanencia es uno de los elementos que sustentan la opresión histórica de las mujeres”.
Otros mitos identificados durante el encuentro virtual como muy extendidos apuntan a la inexistencia de la violencia en las relaciones de mujeres lesbianas y bisexuales; que la bisexualidad es una fase que luego se supera; que ellas no están aptas para la crianza de los hijos o que sus preferencias sexuales se derivan de una mala experiencia con los hombres.
De igual forma, refirieron que es común que se intente aplicar roles heteronormativos a las parejas de mujeres lesbianas y bisexuales, o asumir que estas no necesitan aprender prácticas sexuales seguras, por estar expuestas a “bajo riesgo”.
Suárez recordó que, si bien los mitos son múltiples, tampoco se puede soslayar el hecho de que no existe una realidad única que aplique a todas las mujeres.
Un ejemplo de ello es que son tan falsas las formulaciones sobre la ausencia de violencia en esas parejas, como aquellas que hablan de la inexistencia de conflictos, o que las relaciones tienden a la horizontalidad y que verdaderamente es todo armonía, precisó.
Teresa de Jesús Fernández, una de las participantes, consideró que la sexualidad de las mujeres lesbianas y bisexuales es una realidad desconocida y casi invisible, o visible de manera estereotipada, que pasa casi siempre por un imaginario patriarcal.
“Los mitos, como las mentiras, a fuerza de repetirse y reproducirse, se naturalizan, y se consideran verdades fehacientes, lo cual conspira contra el conocimiento real de quiénes somos las mujeres lesbianas. Todo esto provoca lesbofobia y estigma”, enfatizó.
Entre las ausencias, la activista resaltó elementos como la falta de estadísticas sobre la violencia entre estas parejas, o de investigaciones y literatura en general sobre el tema.
Estigmas desde el patriarcado
El papel del patriarcado en la construcción de falsas creencias en torno a este grupo igualmente fue puesto en evidencia en el debate.
Hacia allí señala el mito de que las mujeres lesbianas lo deben a una mala experiencia con los hombres, o que no han dado con el indicado, asumiendo que una mujer solo puede ser feliz al lado de un hombre.
De igual forma, hablar de mujeres lesbianas y bisexuales como “mujeres pasando por una fase” resulta conveniente para perpetuar el patriarcado como ideología, pues colocarlas en esa posición es desconocer a quienes lo desafían y a la heteronorma; si bien las orientaciones sexuales no son estáticas en el tiempo, explicó Suárez.
Como resultado del debate nació otra cita virtual, realizada por el mismo canal el 11 de febrero, pero dedicada al erotismo y el deseo en las relaciones de mujeres lesbianas y bisexuales.
Ente los aspectos más comentados, estuvieron los relativos a los mitos alrededor de la intensidad del deseo en las mujeres lesbianas y bisexuales, pues por un lado se catalogan de “ardientes y muy deseadas por los hombres”, mientras por el otro se habla de “frialdad” en esas parejas.
Carla PS, una de las participantes, señaló que muchas veces se asume la libre expresión sexual como sinónimo de perversión y conductas desviadas, lo cual tiene una marca sociocultural muy fuerte.
Otras personas se refirieron a la educación que ellas reciben desde la niñez, cuando la exploración de la sexualidad continúa siendo un tabú en muchos casos, en tanto para los hombres la actividad sexual se convierte incluso en un medidor de masculinidad.
“Es muy interesante que en la construcción de la feminidad realmente sí nos educan como entes pasivas”, resumió Yamira Puentes, una de las moderadoras del intercambio. Esto puede estar tan internalizado que no lo hacemos consciente y, de esa manera, se traslada a las relaciones de MLB, donde como ambas son mujeres tiende a no resolverse”.
Foristas concordaron en que, en realidad, se habla muy poco del erotismo y el deseo de las mujeres y, cuando se hace, se romantiza a tal punto que ellas no se reconocen.
Un servicio para acompañar
“El grupo Acompasex en la plataforma de Telegram surge como una forma de darle salida a los servicios asistenciales del Cenesex de manera virtual, en estos tiempos de pandemia”, explicó a SEMlac Puentes Rodríguez, psiquiatra de la institución y coordinadora del grupo.
En un inicio, dijo, se creó como un grupo de carácter sicoeducativo, para todas aquellas personas que estaban interesadas en los temas de salud sexual, fundamentalmente para ir creando habilidades sicosexuales”.
De acuerdo con la experta, además de la orientación sicosexual, una de las intenciones es tributar información para generar materiales que sirvan después para las consultas presenciales de orientación y terapia sexual, dedicadas fundamentalmente a los malestares relacionados con la salud sexual.
“Lo que ha pasado con Acompasex es muy curioso, pues de ser un grupo con características sicoeducativas ha pasado a ser un espacio de debate y reflexión, donde ya terminamos la tercera semana y no hemos salido de un solo tema: la pareja”, sostuvo.
Puentes Rodríguez explicó que los temas fueron colegiados con los integrantes del grupo, que comenzó con 80 personas y ya suma más de 350. Entre los asuntos más demandados estuvieron los temas de pareja, con interrogantes como si se puede querer a una persona y desear a otra; después las parejas en tiempos de COVID; las relaciones a distancia; mitos y tabúes relacionados con las mujeres lesbianas y bisexuales, deseo sexual y erotismo.
La especialista refirió que, adosada al grupo, se habilitó una biblioteca virtual donde se coloca material de interés relacionado con los temas abordados.