Estereotipos que asocian la masculinidad con la agresión, el amor al sufrimiento y a los celos; representaciones en medios de comunicación que trivializan el acoso o culpabilizan a las víctimas de un acto de agresión por su apariencia o la ropa que llevaban; juegos infantiles que colocan a las niñas en las tareas domésticas y de cuidados, y a los niños en el papel del hombre que proveerá el sustento; la normalización de los gritos y el control…
Los ejemplos serían casi interminables y todos tienen en común el ser fruto de la construcción de un sistema de relaciones desigual, patriarcal y machista, que legitima relaciones de violencia de género; muchas sutiles, imperceptibles, pero que van delineando esa estructura que sustentará luego las más disímiles y dolorosas violencias.
Si bien hoy, en pleno siglo XXI, podríamos afirmar que se reconocen en mayor medida las distintas formas de violencia de género y se habla más de este tema, podríamos también hacernos varias preguntas: ¿es suficiente?, ¿somos capaces de reconocerlas en nuestra vida cotidiana?, ¿normalizamos y reproducimos estos comportamientos sin darnos cuenta?
De la urgencia de entender cuándo estamos frente a una situación de violencia y de la construcción colectiva de estrategias para visibilizar este flagelo que atraviesa la vida de millones de mujeres y niñas en el mundo, y al cual no escapa la sociedad cubana, estaremos hablando en «Alcemos la voz», un podcast de la corresponsalía en Cuba del Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe, SEMlac.
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