Las brechas y violencias de género también son digitales

Mientras se abre paso el ventajoso desarrollo tecnológico, también se viven la exclusión y las desventajas, no solo económicas y de acceso. Las personas se apropian de diversa forma de los espacios digitales, donde también emergen las brechas de género. Estudiar, conocer y adquirir cada vez más habilidades es un camino para el empoderamiento digital de las mujeres. Pero no el único, asegura Dayalé Torres Diéguez, especialista en Gestión del conocimiento e innovación de la Unión de Informáticos de Cuba e integrante del equipo coordinador de Evoluciona, Campaña Nacional por la No Violencia hacia las mujeres.

¿Existen brechas de género en el mundo de las TIC?
El desarrollo vertiginoso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) ha generado numerosos y positivos beneficios para la humanidad, pero también ha traído nuevas formas de exclusión, discriminación y analfabetismo digital. Esto se denomina brecha digital.
Pero a estas problemáticas hay que añadir otra: la brecha digital de género, entendida como las diferencias existentes entre hombres y mujeres en el acceso y uso de las TIC. Esta brecha se unió, en el siglo XX, a las numerosas formas de exclusión y discriminación que sufren las mujeres de manera secular.
La brecha digital se expresa en desigualdades de acceso y uso de las TIC entre ricos y pobres (contradicción norte-sur/países desarrollados-países en vías de desarrollo), en la distribución desigual de riquezas, recursos e infraestructura de carácter tecnológico, lo que trae como consecuencia el analfabetismo digital y atraso en el desarrollo de la Tercera y Cuarta Revolución Industrial en diferentes latitudes, incrementando cada vez más la brecha y las inequidades sociales.
Por su parte, la brecha digital de género se expresa en las inequidades entre hombres y mujeres en cuanto al acceso y uso de las TIC en las diferentes partes del planeta. Diferencias que ya existían por factores socioeconómicos y se acentúan por la reproducción de culturas patriarcales que revictimizan a las mujeres, al imponerles cada día más trabas que limitan su desarrollo personal y profesional.

¿De qué formas empoderar a mujeres y niñas en el ámbito digital?
Empoderar a las mujeres y las niñas en el contexto digital significa conceder poder. Es un proceso de diagnóstico y análisis para detectar sus necesidades, con el objetivo de dotarlas de herramientas necesarias para que adquieran autonomía y disminuya su vulnerabilidad en el escenario virtual. Urge desarrollar acciones de capacitación (alfabetización digital básica y especializada), que permitan la inclusión y adquisición de habilidades digitales necesarias para uso de las TIC, con especial atención en el fortalecimiento del comportamiento ético. La educación tiene un papel preponderante en la prevención de violencias y el desarrollo de buenas prácticas para una ciudadanía digital responsable y segura.
También es importante desarrollar proyectos de desarrollo local que favorezcan la inclusión digital de mujeres que viven en localidades rurales y, por último, crear un marco legal de acompañamiento a mujeres y niñas que garantice su seguridad y protección, al tipificar los delitos de ciberacoso, sextorsión y otras manifestaciones de violencia de género presentes en el entorno digital.

¿Cómo transcurren las violencias machistas en el espacio on line?
Ocurren a diario, con impunidad y tendencia al aumento. La violencia simbólica cobra auge en las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, Tic Toc). Son frecuentes los memes que minimizan a las mujeres, las presentan como personas incapaces, carentes de pensamiento lógico, mediante burlas sobre su desempeño y sobrecarga doméstica. Emergen en comentarios y post que legitiman el patriarcado y sus manifestaciones de violencia de género, no solo publicados por hombres, sino también por mujeres que naturalizan estas violencias. Se aprecia, además, en el diseño de videojuegos y materiales audiovisuales que reproducen estereotipos impuestos por la cultura patriarcal.

¿Qué desafíos identificas para el uso de las TIC como aliadas en la prevención de las violencias machistas?
El principal es la educación, ahora con nuevas características debido a la Covid- 19. La educación ha transitado de la presencialidad a la virtualidad, lo que ofrece mayores posibilidades para potenciar la equidad, una educación cada vez más inclusiva, libre de estereotipos y violencias de género. Esa es la mejor aliada y nuestro principal desafío.
Otro es el comportamiento ético y la protección de los datos personales por parte de mujeres y niñas, trabajar en tomar conciencia de que la protección en el contexto digital parte de nosotras mismas. Vivimos una Era Digital en la que información es poder; por tanto, proteger nuestra privacidad es urgente y necesario para la prevención de violencias machistas.

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