Para hablar de trabajo e igualdad de oportunidades hay que mirar, necesariamente, hacia las brechas de género que aún persisten en el escenario laboral y que constituyen una problemática a escala global.
Pese a los grandes esfuerzos para incrementar la participación laboral de las mujeres en igualdad de condiciones que los hombres, en Cuba existe una disparidad de género ante el empleo que tiende a aumentar.
Un fuerte componente cultural machista, que asigna a ellas ocupaciones “típicamente femeninas” o en sectores menos productivos, se combina con el tiempo que dedican las cubanas a las tareas de cuidado y administración del hogar.
En esta nueva edición de La Nota, te proponemos dar una mirada al empleo femenino en Cuba. ¿Qué características tiene? ¿Por qué se comporta de esa manera? ¿Qué nos indican las cifras? ¿Por qué más hombres que mujeres se dedican al empleo formal? ¿Qué determina que esas inequidades sean mayores en las zonas rurales? ¿Por qué en el sector privado, donde se concentran los mayores ingresos, las mujeres son minoría, trabajan en las áreas menos remuneradas y casi nunca son propietarias?
Para responder a estas interrogantes, consultamos información ofrecida a SEMlac por varias expertas y te traemos, como ya es habitual, algunas historias en primera persona.
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