Volver a leer a Georgina Herrera
Georgina Herrera murió hace poco más de un año y, cada vez que pienso en ella, recuerdo las reuniones de Magín, aquellas mujeres entusiastas y optimistas que, en medio de la crisis atroz de comienzos de los años noventa, se juntaban para soñar y hacer, para pensar y trabajar porque Cuba fuera mejor. Georgina imponía por su corpulencia, pero en cuanto hablaba rezumaba cordialidad. No era todavía una “negra vieja” como esas que solía evocar en sus poemas; pero ya la vida le había deparado experiencias muy dolorosas. Todas la escuchábamos con mucho respeto y atención. Leer más