Laidi Fernández de Juan, narrar con humor como arma de resistencia

¿Puede el humor convertirse en un arma frente a los discursos de dominación patriarcal, puede constituirse en un recurso de resistencia feminista? Sobre este tema reflexionaron especialistas, escritores y humoristas el pasado 20 de febrero, en Casa de las Américas, como parte del coloquio internacional “Humor, ironía, parodia y otras tretas de las mujeres para re/des/construir la historia y la cultura latinoamericanas y caribeñas”.

La obra de la narradora cubana Laidi Fernández de Juan fue el hilo conductor que permitió al panel mirar con otros ojos la risa, para descubrirla como mecanismo de denuncia y estrategia subversiva contra la sociedad machista.

Integrado por la doctora Melba Ayala Ortiz, del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe; Mary Berg, del Women’s Studies Research Center, de la Universidad Brandeis, en Estados Unidos, y María Antonia Borroto, de la Universidad de las Artes en Camagüey, el panel se adentró en algunas claves de la obra de la narradora cubana.

La investigadora puertorriqueña Melba Ayala Ortiz recordó que, si bien el humor ha sido utilizado siempre para neutralizar a las mujeres, tal como explicara el sociólogo francés Pierre Bourdieu, tiene la capacidad de predisponer a las personas a aceptar como natural la subyugación de ellas, además de contribuir a difundir el habitus establecido por el poder patriarcal.

Ese capital simbólico también puede ser empleado como arma para rebelarse frente a esos cánones, dijo la especialista.

Ayala Ortiz insistió en que hay situaciones que no se visibilizan y, por tanto, se asumen como normales. Pero, “si el humor convencional legitima la estructura social prevaleciente, existe también el humor subversivo, que vendría a revertir la ausencia del discurso de las mujeres en el espacio público e interferir en la interpretación androcéntrica de la realidad política y social”.

En esa corriente se inscribe la narrativa de Fernández de Juan, como se evidenció en varios fragmentos de cuentos leídos por el panel. Para Ayala Ortiz, en esas historias se identifican el humor y la risa “como una manera de superar el orden establecido a través de la exposición de lo absurdo”.

Así sucede en “Clemencia bajo el sol”, obra donde la autora utiliza el humor y la ironía para denunciar, a través del personaje principal, “la violencia de género, el machismo y la ideología patriarcal que mantienen en situación opresiva y de desigualdad a la mujer”.

El panel, que contó en el auditorio con la presencia de Abel Prieto Jiménez, presidente de Casa de las Américas, ahondó en la manera en que Fernández de Juan desnuda la cotidianidad y realidades como las de mujeres que abandonan sus sueños para dedicarse al cuidado de los otros.

La narradora “explora las penurias y las luchas de la mujer cubana en los años duros del periodo especial” y nos cuenta historias tan sencillas que podrían ser las de las personas que conocemos, en “un tono conversador, nada pretencioso, donde cada frase está llena de sentido y emoción”, apuntó por su parte Mary Berg.

La investigadora estadounidense resaltó, precisamente, la manera en que Fernández de Juan logra que el humor nazca de las situaciones más comunes, como la mordida de un perro, pero que nos obligue, más allá de la risa, a una reflexión sobre asuntos tan diversos como la discriminación, la corrupción o los estereotipos sobre el ser mujer y el ser hombre.

Para María Antonia Borroto, Laidi Fernández es una costumbrista, además de una narradora. De ello dan fe sus crónicas recopiladas bajo el título La Habana nuestra de cada día, que nos permiten, “por medio de la indagación sonriente y creativa”, ahondar en el presente.

“Los investigadores del mañana vendrán a estos textos buscando cómo reconstruir la Cuba de hoy”, afirmó la profesora.

En esas estampas adquieren un papel relevante la cotidianidad femenina, las múltiples labores de las mujeres, pero “no desde la conmiseración, sino desde el orgullo”. La propia escritora ha dicho que “narrar la cotidianidad de las mujeres sería también revictimizarlas”, de ahí que se acerque a estas temáticas desde el humor.

“Solo almas muy elevadas perciben la discriminación de la que no son objeto”, fue un pensamiento de Fernández de Juan traído al debate sobre sus crónicas, de una altísima narratividad y donde la discriminación por razones de género muestra sus diversos rostros, como la invisibilización del trabajo y el talento femeninos, señaló.

A su juicio, un ejemplo de ello es cuando la autora habla de las labores que solo se notan cuando no se hacen, o de esa percepción que convierte a un hombre que escribe en “alguien que trabaja”, mientras que una mujer que hace lo mismo “está perdiendo el tiempo”.

“Los no blancos –citó María Antonia Borroto a Laidi–, como los no masculinos, tenemos una visión especial, una especie de detector para la discriminación, aunque lo digamos así, entre risas, como quien no quiere la cosa”.

Justo el modo en que la escritora cubana pone al descubierto las inequidades, sirve de denuncia, y nos devuelve al humor como un arma necesaria y demoledora frente a la sociedad patriarcal.

“Humor, mujer y teatro” fue otro de los paneles que invitaron a la reflexión, pero en este caso con la singularidad de la presentación artística. El actor, dramaturgo y director Osvaldo Doimeadiós subió a escena con Margot, mientras la actriz Venecia Feria lo hacía con Yaisú, monólogo de Laidi Fernández, y luego, junto a Andrea Doimeadiós, representaron un fragmento de La cita.

El coloquio internacional tuvo lugar entre los días 17 y 21 de febrero y reunió a investigadores de diferentes latitudes. Entre otros temas abordados, incluyó el contradiscurso en la poesía caribeña de mujeres, el derecho a la maternidad de las trabajadoras en Cuba, historia y discurso político en el largometraje latinoamericano de ficción dirigido por mujeres y la presencia de las mujeres afrofeministas en la narrativa cubana.

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