La Habana, septiembre (SEMlac).- Cuestionar la masculinidad hegemónica es un camino para remover las raíces del machismo en el campo cubano, según la propuesta formativa “Masculinidades Liberadoras”, que lleva a comunidades rurales del país caribeño talleres de sensibilización para pensar relaciones más equitativas y libres de patriarcado.

“Si las cosas cambiaran se haría más fácil la vida, tanto para las mujeres como para los hombres. Ese ideal del hombre machista los daña a ellos y a nosotras también. El desafío es que vengan a estos talleres, pero nosotras también podemos hablar de lo que aprendemos aquí con nuestros maridos, hijos y hermanos”, dice a SEMlac la maestra rural Yurisleidy Mesa Ulloa.

Mesa Ulloa fue una de las participantes en uno de estos espacios de capacitación, los días 21 y 22 de septiembre, en La Vigía, una comunidad rural del municipio de San Diego de los Baños, en la provincia de Pinar del Río, a 176 kilómetros de La Habana.

Esta iniciativa del Centro Félix Varela (CFV), organización de la sociedad civil cubana, cuestiona las normas patriarcales y heteronormativas a partir de ejercicios vivenciales; quienes participan pueden reflexionar sobre las relaciones de poder desiguales que perviven en su entorno cercano con el fin de construir nuevas masculinidades, libres de los modelos machistas.

 

 
 
 
 
 
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En La Vigía se reunieron mujeres y hombres, jóvenes y adultos. Más allá de las diferencias generacionales y los avances en la autonomía de las mujeres, el taller permitió identificar prejuicios, estereotipos y formas de violencia machista que se manifiestan en la localidad.

Por ejemplo, no es bien visto que las mujeres realicen trabajos rudos y labores agrícolas; etiquetar de “marimacha” a las que juegan deportes como fútbol o pelota es una práctica que trasciende generaciones; la homosexualidad masculina es mucho más sancionada que la femenina y las parejas interraciales deben enfrentar las miradas sancionadoras de la familia y la comunidad.

Taller nuevas masculinidades
La propuesta formativa “Masculinidades liberadoras” busca multiplicar una mirada cuestionadora del sistema patriarcal desde la inclusión, la diversidad y las apuestas feministas. Foto SEMlac Cuba

“Si tenemos alguna habilidad en el deporte no podemos ir a jugar, Nos dicen frases como ‘eres mantequilla’; no nos dejan jugar con ellos porque dicen que pueden perder. Y eso no siempre es así, las mujeres podemos hacerlo mejor que algunos hombres”, afirma la joven Ángel María Martínez Fábregas, de 19 años.

Ana Isabel Izquierdo, estudiante de la Universidad de las Ciencias Informáticas, cuenta que se mira con sospecha a la mujer que pasa de los 25 o 30 años y disfruta su soltería.

“Es como si, por obligación, tuvieras que estar casada y tener hijos. Se dicen frases como ‘se te está cocinando el arroz’ o ‘ya tú no te ablandas en la olla’, ‘te estás poniendo vieja’ o ‘tienes que buscar un hombre ahora que eres linda’”, dice Izquierdo a SEMlac.

Por su parte, Jossieane García Rodríguez ha vivido lo que llama “los prejuicios de la gente que no entiende” pues, al asumir su identidad trans en un espacio rural, ha recibido rechazo e incomprensión. Sin embargo, desde su labor como trabajadora social en La Vigía, siente preocupación por las violencias que sufren las personas adultas mayores.

“Es muy triste ver el estado de esos ancianitos, a quienes deberíamos cuidar y cómo les dicen groserías inmensas”, denuncia.

Durante las sesiones de trabajo también se identificaron mitos y violencias que afectan a los hombres y que se perpetúan en frases comunes como “los hombres no lloran”, “el hombre que no se gana su dinero no tiene derecho a su mujer” y “si no tenemos dinero somos caballos muertos en la carretera”.

Los cuidados. como responsabilidad femenina es una práctica machista que en pocos hogares se rompe.

“Yo vivo solo y a veces amistades mías me dicen ‘si tú eres hombre ¿por qué cocinas? ¿por qué lavas? ¿por qué no le dices a tu mamá que te lo haga?’ Y no, estos son trabajos que el hombre también puede hacer”, refiere el joven maestro Dayron Fernando Prieto.

Tampoco se educa a niños y hombres en el autocuidado y, como consecuencia, se multiplican riesgos para su salud como el exceso del uso de la fuerza física en el trabajo agrícola, la sobrexposición al sol, el abuso del consumo de alcohol, evitar ir al médico y tener relaciones sexuales con múltiples parejas sin usar protección.

“Reprimir las emociones también tiene un costo de salud elevado para los hombres y en nuestras relaciones interpersonales, pero si decimos que vamos a un psicólogo o buscamos ayuda profesional para dejar el alcohol, es mal visto”, agregó durante los debates Roberto Sánchez Medina, integrante del equipo de facilitación del taller y especialista del CFV.

Masculinidades y ámbitos rurales, conocer el contexto

Llevar la propuesta metodológica de “Masculinidades Liberadoras” a La Vigía forma parte de un trabajo sistemático que mantiene el Centro Félix Varela con la comunidad desde hace más de 25 años.

“El Centro tiene un largo recorrido de trabajo en comunidades rurales y vulnerables. El medio ambiente ha sido la puerta de entrada y ha posibilitado que, desde esta perspectiva inclusiva, trabajemos temas como género, cultura de paz, diálogo territorial, diagnósticos integrales y ahora masculinidades”, explica a SEMlac Ania Mirabal Patterson, coordinadora general de proyectos de la organización cubana.

“En La Vigía comenzamos trabajando temas ambientales y de la vida cotidiana, pues es una comunidad apartada y vulnerable con diversas necesidades, entre ellas el acceso al agua. En los diagnósticos se identificó que la mayoría de las mujeres son trabajadoras del hogar no remuneradas y que persiste una cultura machista”, agrega la socióloga.

Taller nuevas masculinidades
A partir de la educación popular, los ejercicios en grupos permiten poner en común distintas experiencias y ponderar el conocimiento colectivo. Foto SEMlac Cuba

Pensada principalmente para grupos de hombres diversos, la propuesta formativa en esta comunidad ha abordado también la construcción de la identidad y la sexualidad masculinas en un contexto patriarcal, los impactos negativos del patriarcado en la salud de los hombres y las violencias machistas. En el caso de estas últimas, proponen no solo identificarlas, sino promover la participación de los propios hombres en su prevención.

Para la también educadora popular es muy importante tener en cuenta varios elementos cuando se trabaja masculinidades, y desde una perspectiva feminista, en zonas rurales.

“En principio es un tema que tiene resistencias; por ejemplo, si proponemos trabajar en horarios laborables, los hombres tienen la excusa para no participar y por eso es mejor proponer el fin de semana”, alerta.

Mirabal Patterson recomienda, desde su experiencia, comenzar a trabajar en talleres mixtos donde participen mujeres y hombres; seleccionar ejercicios que transiten primero por una mirada a la realidad y no tanto a la experiencia individual para que las personas no se sientan expuestas.

La especialista también aconseja tener cuidado a la hora de abordar las diversidades en entornos rurales, que por lo general son homofóbicos; no hacer alusión a casos específicos de la comunidad y respetar los silencios; no forzar a toda costa que se expongan análisis.

“Otra sugerencia es hablar desde la justicia y los derechos. En las zonas rurales las personas lo valoran mucho y es útil poner ejemplos de otras realidades y otros hombres que conozcamos”, concluye.

Será necesario seguir trabajando para lograr remover las raíces del machismo en estas tierras. Lo sabe Osmani Barrios González, vicepresidente de la cooperativa José Manuel Lazo de la Vega.

Barrios formó parte del grupo de hombres que validó la propuesta de “Masculinidades Liberadoras” en 2023. Para él, superar el patriarcado “va a llevar esfuerzo, mucha capacitación, mucho llegar a la conciencia de las personas porque es muy complicado”.

“El taller es muy bueno pues cada persona que participa tiene un criterio y lo comparte luego con otras de la comunidad. Ojalá esto siga, se multiplique en zonas más intrincadas y tenga continuidad con la juventud de aquí. Ya uno tiene una edad y piensa de una forma, pero la juventud piensa distinto”, dice Barrios a SEMlac.

La joven Ángel María coincide con el líder cooperativista, pues “un solo palo no hace monte”, afirma.

“Sería muy bueno seguir con estos talleres para que nosotras, las personas más jóvenes, podamos instruirnos más y cuando tengamos nuestros hijos inculcarles estos valores. Pero necesitamos que no solo nosotros comprendamos estas cosas, porque si mañana yo tengo un hijo y lo educo, pero llega a la escuela y otro niño no ha sido educado de esa forma, le va a hacer bullying y mi hijo, que podría florecer, se va a encerrar en su capullo”, concluye la joven.

Le recomendamos, además, el episodio de nuestro podcast La Nota dedicado a las nuevas masculinidades

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