La Habana, julio (SEMlac).- Con acento en el rescate del legado de las afrodescendientes cubanas en los más diversos ámbitos de la vida, el Coloquio Internacional Mujeres Afrodescendientes, realizado los días 22 y 23 de julio en la capital cubana, reconoció el aporte de muchas de ellas a las ciencias, las artes, la comunidad, la academia y el activismo social antipatriarcal y antirracista.
No fueron pocas las contribuciones que, en el campo de la investigación, el africanismo y la cultura hizo la académica, activista y feminista cubana Leyda Oquendo Barrios (1941-2008), a quien estuvo dedicada especialmente la III Jornada Cubana por el Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora, junto a la periodista Gladys Egües Cantero (1947).
Leyda defendió el ejercicio del derecho humano al conocimiento de la verdad histórica, afirmó Bárbara Danzie León, investigadora del Archivo Nacional de Cuba, quien destacó el compromiso de Oquendo en la renovación del conocimiento que tenemos sobre el continente africano, con apoyo en la investigación histórica.
La interiorización inducida a la inferioridad de la cultura africana es, como lo definiría la doctora Oquendo, una herramienta y un antídoto contra la catástrofe neoliberal, señaló Danzie, quien reconoció la vigencia del pensamiento de la intelectual cubana.
Oquendo se graduó de Periodismo y de Historia, además de estudiar antropología y geología, relató Danzie, quien la distinguió como la primera mujer en obtener un doctorado en Ciencias Históricas con una investigación sobre el pluralismo político en África.
Vinculada laboralmente a diferentes centros de la Academia de Ciencias de Cuba, el Museo Casa de África, el Archivo Nacional y otras instituciones culturales, fue una investigadora reconocida y respetada a nivel nacional e internacional.
Investigadora, asesora, conferencista, profesora, organizadora de eventos y activista son algunos de los muchos roles que ejecutó en su intensa vida profesional, en la cual destacan sus contribuciones sobre los valores éticos, estéticos y filosóficos que hizo África al mundo occidental, así como su inmersión en los estudios y conceptualización del cimarronaje femenino.
La Novia del Mayabeque
Cristina Ayala, llamada la Novia del Mayabeque pero en verdad una mujer muy poco conocida, tuvo a su favor el contexto de la abolición de la esclavitud en Cuba, según explicó la ponente Tania Rosa Ruiz González.
De esclava a literata, Ayala fue una de las plumas que encontró espacio en la publicación quincenal Minerva, dedicada “a la mujer de color” y que comenzó a circular en 1888.
Su obra se enmarca entre 1885 y 1920 y estuvo dedicada, básicamente, a reconstruir los horrores de la esclavitud, para dar una proyección revolucionaria y lograr la igualdad necesaria.
Su condición de mujer negra esclava le permitió abordar, desde su propia realidad, el significado de la discriminación por razones de raza, género y extracción social y defender el derecho y deber de los afrocubanos a participar en la construcción de una sociedad y una cultura que también les pertenecía, comentó Ruiz González.
La joven, que obtuvo la libertad junto a su madre de manos de una señora que las compró, en verdad se llamaba María Cristina Praga, pero escogió el de Cristina Ayala y estudió en la escuela pública, aunque escribía poesía desde los siete años de edad, de manera autodidacta, como casi todas las mujeres negras y mestizas de su época.
Reescribir la historia visualmente
María Magdalena Campo-Pons es una artista visual contemporánea, profesora, curadora, investigadora y gestora cultural cubana que reescribe su historia de mujer negra desde la visualidad, al decir de Ercilia Argüelles Miret, profesora de la Universidad de las Artes.
Campo vive hace años en Estados Unidos y es poco conocida en su Cuba natal; sin embargo, fue la primera de su generación en presentar una exposición personal en el MoMA y desde el pasado año integra la Academia de las Ciencias y las Artes en los Estados Unidos.
Como creadora multidisciplinar, emplea medios expresivos como el performance, la fotografía, la pintura, la instalación, el video y el cine, entre otros. Entre sus ejes discursivos destacan las narrativas de los excluidos, de la diáspora y la autorreferencialidad desde los contextos hasta su cuerpo.
“Su obra es, sin dudas, una contribución al conocimiento y la recolocación de la puesta en valor de las historias de mujeres afrolatinas, afrocaribeñas, que articulan por la inclusión, la solidaridad que nuestro tiempo exige y el empoderamiento alcanzado con mucho trabajo, respeto y amor”, sintetizó Argüelles Miret.
La doctora Cortés
“Les voy a presentar una experiencia cubana de terapia en el tratamiento de la psoriasis, a través de una especialista que la trabajó”, fueron las palabras iniciales de Marta Pérez, al intervenir en el coloquio, donde dio testimonio.
Así contó a la audiencia parte de la historia de la doctora Marta Damiana Cortés Hernández, graduada de Medicina por la Universidad de La Habana en 1968, especialista de primer grado en Dermatología y profesora asistente, quien obtuvo el título de Doctora en Ciencias Médicas en 1986, en Moscú.
“Cuando obtiene su diploma de graduada en 1968, ya tenía a sus padres fallecidos y asumía esa responsabilidad familiar con sus hermanos, que eran menores; también tenía una familia real. No obstante, así logró terminar su carrera”, explicó Pérez.
La doctora que por unos 20 años se desempeñó en el Hospital Militar Carlos J. Finlay como dermatóloga, llevó adelante un tratamiento de heliotalasoterapia para la psoriasis, mediante la combinación de baños de mar y toma del sol en determinados horarios del día, bajo la guía del reconocido profesor Guillermo Luis Hernández Vaquero
Del grupo de pacientes por psoriasis que la doctora Cortés atendió en 2002, por ejemplo, quedó sin lesiones 60 por ciento y ninguno empeoró, evidencia de que aplicaba un método eficaz, indicó la ponente en su testimonio.
La actividad de las mujeres afrodescendientes en la actividad científica, las condicionantes que generan desigualdad en salud y otros estudios se incluyeron en estas sesiones que ya se hacen tradición en las jornadas cubanas por el Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora.
Recuperar la memoria y contribuciones de las mujeres afrodescendientes, beber de las ancestras, revisitar historias y luchas de las mujeres esclavizadas, revivir esas lecciones de vida dan fuerza y aliento, abren el camino a otras, expresaron algunas de las participantes. Es también una forma de subvertir estereotipos e imaginarios sociales que siguen produciendo discriminación y desigualdad.