El aporte de las mujeres negras y mestizas a la historia, la cultura y la producción de conocimiento científico e intelectual en Cuba está aún por estudiar y visibilizar, coincidieron ponentes del encuentro virtual que el 25 de julio cerró la Jornada por el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente en la nación caribeña.
Bajo el título «Estéticas cimarronas y espiritualidad en clave afropolítica”, el panel realizado sobre plataformas virtuales y con transmisión directa por Facebook Live tomó como hilo conductor los “epistemicidios” en torno a las mujeres afrodescendientes en nuestra región.
Definido como la destrucción sistemática del sistema de conocimientos de una etnia para asimilarla a la cosmovisión europea del mundo, en el caso de las mujeres afrodescendientes “el epistemicidio es también la anulación, la muerte la invisibilidad, el descarte de esa mujer que piensa y contribuye desde la ciencia y la academia”, definió la socióloga Kezia Zabrina Henry Knight, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, a unos 500 kilómetros de La Habana.
“Llegar a la universidad a inicios del siglo XIX era un acto de cimarronaje, de rebelión” precisó Henry Knight, quien agregó que incluso hoy ver a la mujer negra contribuyendo desde el pensamiento académico crítico y social todavía es algo casi punitivo.
Con ese punto de partida, Henry Knight llamó a rescatar la historia de muchas mujeres que, desde finales del siglo XIX y principios del XX, han contribuido con este pensamiento crítico social invisibilizado y que aún sigue siendo heredero de un legado colonial.
En tanto, Maydi Estrada Bayona, de la Universidad de La Habana, reflexionó acerca de los aportes de la madre África y de la europea o asiática a esa “síntesis cultural” que nos signa como país y como región, al decir del ya fallecido antropólogo e investigador cubano Fernando Ortiz.
“Sin embargo, las lógicas hegemónicas de la colonialidad del poder y del ser no han permitido que el resto de las narrativas entren en un diálogo fecundo para podernos acercar a lo que somos hoy”, explicó la filósofa e investigadora.
Por eso este panel ha querido proponer un análisis diverso “a partir de las lógicas de los epistemicidios, de aquellas cuestiones más significativas a partir de la espiritualidad africada y cómo se reflejan en la vida propia y cotidiana”, precisó.
Para Estrada Bayona, uno de los elementos de análisis para comprender estos aportes es la relación entre magia, poder y persona.
“Se trata de una relación muy significativa en el universo africano, porque si bien la cosmovisión europea habla de la condición del sujeto, el mundo africano habla de personas y esta es la condición que se nos ha negado desde los procesos de coloniaje y hasta hoy”, reflexionó la académica.
Dory Castillo Garriga, museóloga del Centro de Patrimonio de Pinar del Río a unos 160 kilómetros de la capital, abogó por el rescate de las mujeres en la historia del cimarronaje y documentó su presencia en la zona occidental de la nación caribeña.
“La historia cubana no registra el nombre ni de la primera ni de la última mujer cimarrona, pero esto no es lo más importante. Lo trascendental es que han sido muy pocos los estudios de la presencia de las mujeres en el cimarronaje en el país”, valoró Castillo Garriga.
Desde el siglo XVI, en Cuba se puede rastrear la presencia de las mujeres en la resistencia esclava a la conquista colonial española, pero suele ser en general una historia poco investigada y divulgada, explicó la investigadora.
Una canción como el son “La Ma Teodora”, por ejemplo, que habla de una mujer que “rajando la leña está”, es un “símbolo para retomar la resistencia esclava en clave femenina, “que no puede ser cercenada de la investigación histórica porque se pierde una parte importante de la historia de la esclavitud”, precisó Castillo Garriga.
La especialista llamó a que “los estudios sobre la cimarronería femenina se extiendan a toda la isla”.