Una educación sexual sin discriminaciones

La Habana, del 23 al 26 de enero.La necesidad de desarticular toda forma de discriminación en la sociedad cubana, incluidas la homofobia y la transfobia, fue reiterada por Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), en la conferencia inaugural del VI Congreso Cubano de Educación, Orientación y Terapia Sexual, cita científica efectuada del 23 al 26 de enero en la capital cubana.

La política cubana de educación sexual ha pasado de una concepción bionormativa, centrada en las mujeres y su función reproductiva, a incorporar paulatinamente una visión integral, con enfoque de género y diversidad, basada en los derechos, dijo la sexóloga ante más de 250 especialistas y expertos de 17 países.

Como parte de esa visión, el Cenesex ha facilitado la articulación de redes sociales integradas por la población LGBT (lesbianas, gay, bisexual y transgénero) para formar activistas por los derechos sexuales, que también integran a intersexuales y heterosexuales, señaló.

Bajo la asesoría de esa institución, el Ministerio de Salud Pública aprobó en 2008 una resolución que legitima los servicios de salud especializados y gratuitos para la atención a personas transexuales, incluyendo la cirugía de adecuación genital.

En un breve recorrido histórico sobre las políticas cubanas de educación sexual, la máster en Sexología recordó que la atención institucional a las personas transexuales comenzó de manera gratuita, con un enfoque biomédico dentro del sistema nacional de salud, en 1979, año en que por primera vez se pudo leer la opinión autorizada de un científico afirmando que la homosexualidad no era una enfermedad.

En la actualidad, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), junto a otras instituciones y organizaciones, está abogando por un Anteproyecto de Ley que modifica el actual Código de Familia y propone un nuevo articulado a favor del respeto a la libre orientación sexual e identidad de género y del reconocimiento legal a parejas del mismo sexo.

«Cuba es un país con una cultura hispano-machista de larga tradición homofóbica, avalada por la religión católica dominante, un Código de Defensa Social español y una producción científica universal que estigmatizaba la homosexualidad», sostuvo la directora del Cenesex.

Agregó que fue la convergencia de ese pensamiento dominante lo que favoreció el tratamiento discriminatorio y excluyente a las personas LGBT y el surgimiento en 1965 de las Unidades Militares de Apoyo a la Producción, modalidad que se mantuvo hasta 1968 y que aún no ha sido suficientemente investigada.

Tras considerar que ese episodio y otras manifestaciones homófobas han sido sobredimensionadas con fines de manipulación política, como parte de campañas que buscan desacreditar el proceso social cubano, Castro Espín señaló que entonces y todavía hoy se aprecian experiencias iguales o peores a nivel internacional.

«En su libro Stonewall, las protestas que encendieron la revolución gay, David Carter escribió que las leyes que penalizaban la homosexualidad en los Estados Unidos en 1961 eran más duras que las aplicadas en Cuba, Rusia o Alemania del Este, países usualmente criticados por el gobierno de los Estados Unidos», sostuvo.

Entre los cambios que emergen en torno a las sexualidades, el género y el sentido de justicia hacia la población LGBT en la etapa más reciente, la experta identificó la creación de espacios artísticos y culturales como El Mejunje en Santa Clara, que existe desde hace 28 años; el Cineclub Diferente, creado en 2008; así como numerosas fiestas y espectáculos que incorporan el transformismo como fenómeno artístico en centros estatales y privados.

Como acción de sensibilización y educación sistemática en estos temas, citó además la celebración, desde 2007, de la Jornada Cubana contra la Homofobia, que acoge acciones, movilizaciones e iniciativas en diferentes ciudades del país. Ello ha tenido un impacto significativo en la movilización de la conciencia de la sociedad cubana, como parte de la estrategia educativa que promueve el respeto a la libre orientación sexual e identidad de género, argumentó.

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