¿Cómo caracterizarías la violencia de género en el escenario de las nuevas tecnologías, el mundo digital, las redes sociales? ¿Cómo enfrentar un fenómeno viejo en nuevos escenarios? En busca de respuestas y precisiones No a la Violencia conversó con la psicóloga Dalia Virgilí, la especialista en género y cine Danae Diéguez y la psicóloga y bloguera Sandra Álvarez.
¿Cuáles son las principales manifestaciones y consecuencias de la violencia que ocurre en el escenario de internet, la tecnología, las redes virtuales?
Dalia Virgilí: La violencia de género en el escenario de las TICS es un tema que se va complejizando cada día, ante la vertiginosidad de ofertas comunicativas de este espacio. Caracterizarla, por tanto, se hace complejo y en mi opinión solo es posible si se tiene en cuenta, insisto, la oferta de intercambio de la que hablamos. Por una parte, en el entorno de internet hay violencias, bastante descritas, asociadas a los contenidos pensados de antemano para mujeres o varones, lo que marca accesos diferentes en cuanto a contenidos y aprovechamiento de las TICS para unas y otros. Pero se hace inminente, en mi opinión, centrar la atención en los intercambios posibles a través de las redes sociales, donde circulan violencias de género de todo tipo: que pueden empezar con la simple solicitud de amistad de personas extrañas a partir del «gusto» generado por una foto de perfil, pasando por los piropos entre «amigos» y los consejos de belleza o mandatos de lo que debe ser y hacer una mujer y un hombre que circulan en forma de postales con frases sobre la vida, y terminando con el control constante de la vida de una persona a través del GPS o el posteo sobre lugares que visita, que puede terminar en acosos fatales o inclusive feminicidios.
Tales violencias de género existen en los espacios no digitales y sin el uso de nuevas tecnologías también; en mi opinión las TICS vienen a ser una forma más, un camino, un escenario para que estas violencias, sutiles y extremas tengan otra forma por la que transitar.
Danae Diéguez: La violencia de género en las TICS podría verse como un co-relato de la misma violencia en la vida social, cotidiana, solo que las tecnologías se convierten en dispositivos que visibilizan en ese espacio de virtualidad formas de violencia que quizás en la vida cotidiana se manifiestan de otras maneras.
En el mundo digital, en las redes sociales, asistimos a los mismos imaginarios simbólicos que reproducen la violencia solo que, insisto, adquiere formas, discursos, estrategias disímiles. Yo destacaría como característica importante que llega a muchas personas a la vez, se camufla según los y las destinatarias y el mismo hecho de que la tecnología es en sí misma una herramienta que adquiere un lenguaje per se. Con esto quiero decir que la tecnología en sí misma, al ser un lenguaje, es también un discurso que devela puntos de vista e ideologías y que lo puedes usar según tus saberes… puedo twitear un discurso sexista e igual uno en contra del sexismo… La herramienta es ideología también.
Sandra Álvarez: Con la llegada de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (que ya no son tan nuevas, valdría decir) el acoso en las redes sociales, foros y otros espacios digitales se convierte en un tema de actualidad.
En la prensa podremos leer muchos testimonios de adolescentes y jóvenes sobre este tema, en todos los casos situaciones lamentables donde la persona ha quedado expuesta a los acosadores (y utilizo el masculino en este caso porque bien se sabe que son mayoritariamente hombres quienes acosan). De manera similar, cada día podemos leer testimonios de mujeres que han sido víctimas de ciberacoso por parte de sus parejas o de sus ex. En ese sentido, habría tantas modalidades de ciberacoso como personas conectadas existen, pero me gustaría llamar la atención sobre aquel que tiene índole sexual o de “ligue”, o sea, alguien que sin conocerte pretende tener una relación íntima contigo y cuyo acercamiento inicial podría ser una pregunta como: cuéntame ¿quién eres? y viene inmediatamente de contestar positivamente un pedido de amistad a un desconocido.
La pregunta en sí es invasiva y no respeta los límites de la privacidad y de lo que la persona quiere decir sobre sí misma. Tampoco es una pregunta ingenua, en todo caso es la puerta para otras aún más impertinentes y que descubren la verdadera intención del hombre: acceder a ti desde el punto de vista sexual. En ocasiones solo tienes dos opciones: o contestas o bloqueas directamente. Yo me voy más por la segunda.
También quiero llamar la atención sobre el acoso que se produce ante la variedad de opiniones y la intolerancia de algunos hombres, los que terminan siempre aludiendo que una es una mujer; o sea, un ser defectuoso o de segunda, y por eso piensa de esa manera. Si bien el inicio de la situación de acoso puede ser, por ejemplo, la política, el género se convierte al final en la única razón por la cual somos agredidas.
En el caso de Cuba, que se abre poco a poco a ese mundo ¿cómo lo ven?
DV: Su especificidad radica tal vez en lo generalizado de la vulnerabilidad. Al ser las TICS una imposición de la época, casi una condición sine-qua-non y además ser atractivas, las probabilidades de implicarse en un vínculo violento son altísimas.
Sinceramente, no creo que haya una especificidad cubana; salvo esa que tiene que ver con el límite que impone la no existencia aún de una banda de ancha que permita el acceso generalizado y en particular el uso del GPS para todo (en el celular, en la tablet). En lo que concierne al resto de las formas de comunicación, creo que Cuba está bastante en igualdad de condiciones; si bien especialmente en su población más joven.
DD: En Cuba, el reto anda por posicionar cada vez más el tema. Somos una isla muy patriarcal, la violencia por razones de género está por todas partes y es lógico se manifieste en las TICS. De todas formas, hay espacios de respuesta que hoy son muy importantes en las redes en Cuba, que ya tienen un nombre, sobre todo, un quehacer que da cuentas del compromiso que va más allá de una fecha, sino, como debe ser en las redes: una actitud ante la vida. Negra Cubana, Asamblea feminista, el blog de Yasmín Silvia Portales, el trabajo de la Campaña Únete y su incidencia en los medios y el entorno digital, el propio SEMlac e IPS… todos, desde sus lenguajes, han hecho una campaña muy importante contra la violencia de género. Se van sumando más: hace poco colaboré con el proyecto Circuito Líquido para que en su página de Facebook hiciera visible los temas de la violencia simbólica y articulara el tema como un objetivo visible en su red. Pero queda mucho, mucho. Esto es algo de todos los días y las tecnologías tienen que ser y son nuestras aliadas.
SA: No solo en el terreno de las interacciones que producen las redes sociales está presente el acoso, también, por ejemplo, en los juegos online. Hace unos meses atrás tuve la oportunidad de formar parte de un panel sobre ciberfeminismo donde una persona desde el público explicó que muchas de las mujeres que asiduamente participan de estos espacios lúdicos prefieren usar identidades masculinas o neutras para evitar el acoso. Es una realidad que va llegando a Cuba y de la que es necesario estar conscientes.
Retos, desafíos, ¿por dónde encaminar espacios de prevención, sobre qué sostenerlos? ¿Qué se puede hacer?
DV: El tema de la intervención es EL TEMA. Creo que, en materia de intervención, el entorno de las TICS es el que deviene mayor reto. ¿Qué hacer? Lo primero que se me ocurre es generar compromiso con la divulgación del feminismo como filosofía y como política. Me lo pienso como una especie de militancia feminista, en la que nos impongamos la creación de más páginas de internet, más mensajes feministas en muros oficiales de redes sociales feministas y hasta por celular.
Lo segundo que se me ocurre es generar debate, en la red y en la «vida real», sobre el tema; generar conciencia, visibilizar historias, riesgos, poner luz donde hay zonas oscuras. Y la tercera que se me ocurre, y sinceramente creo que es la vital: hacer militancia feminista desde los muros personales en las redes sociales, visibilizar la posición personal de la vida, cómo una construye su matrimonio con equidad y hablar de eso para las amistades digitales, feministas o no, mostrar otro modo de construir el amor, la amistad, el trabajo, la vida cotidiana, visibilizando otras formas de relación que no se sostengan en el poder hegemónico de género.
No sé si logro explicarme, sería como una especie de convertirse en muestra viva de otra forma posible de vivir y hacerlo con responsabilidad, evitar en la propia vida las trampas patriarcales y saber que cuando una postea una frase, una foto o le comenta a una amiga o a un amigo, eso puede tener efectos de cambio o de reproducción. En ese sentido, continuar la propia formación, aumentar la conciencia de género propia, la sensibilización y llevarla a la propia vida, actuarla en la propia vida y de esa forma llegar a más personas, no solo las amigas académicas que entienden del tema en el nivel teórico o militante, sino a cualquiera que se pasa por tu muro.
DD: El tema de la violencia de género debe y tiene que asumirse desde la piel, no como una tarea a realizar institucionalmente; cuando es así, notamos las costuras… Las tecnologías tienen eso a favor, se nota la costura y también se nota el compromiso, la entrega, la visceralidad de todas las personas para las que el golpe a una mujer o a una persona por razones de género es un maltrato a ellas mismas.
Me parece interesante la cantidad de redes que hay en contra del sexismo y la violencia de género. Sigo en Facebook y Twiter a muchas, muchas redes, blogs, personas, que se manifiestan desde el activismo en contra de la violencia y esa es una de las ganancias, que ante los discursos cada vez más sexistas aparecen cada vez más zonas de resistencia militante.. Creo sin dudas que las tecnologías tienen propuestas muy comprometidas contra la violencia… están ahí porque aún la violencia simbólica que aparece en las redes sociales y en los espacios digitales habla de lo naturalizado que está la violencia de género. Existen en el mundo digital proyectos que intentan luchar contra la violencia y después de cuestionarse tanto el maltrato de la pareja, dicen: le dio como si fuera su padre.
Se manifiesta un desconocimiento generalizado de las causas de la violencia de género y habría que articular mayor cantidad de proyectos que hagan visibles esas causas y trabajen más con los mitos. Las redes sociales, los espacios digitales, son terreno fértil para generar proyectos, plataformas, que desmonten la violencia. Falta que se vuelva viral en las redes la lucha contra la violencia de género; pero, sobre todo, enfocarse a esos públicos que aún tienen analfabetismo de género y hacer visible las causas, los mitos, esos que se pasan de boca en boca.