Las múltiples dimensiones de Georgina Herrera

La Habana, abril (SEMlac). – A la escritora cubana Georgina Herrera (1936-2021) se le reconocen múltiples facetas; para diferentes generaciones ella fue una poeta auténtica, activista, mujer libre, amiga, aliada, cimarrona irreverente, ancestra y maestra.

El pasado 23 de abril, poetas, investigadoras y activistas compartieron visiones y anécdotas relacionadas con Yoya, como le decían cariñosamente. El motivo: la celebración de su 88 cumpleaños.

Quiso la vida que Herrera naciera el 23 de abril de 1936 en Jovellanos, provincia Matanzas, a 168 kilómetros de La Habana. Su onomástico coincide con el Día Mundial de la Lengua Española y, por ello, la Casa de la Poesía, en La Habana Vieja, y el proyecto Librería Ireti organizaron una rememoración, como parte de las actividades por el Día Mundial de la Lengua Española.

«Con este homenaje a Georgina, hacemos la lengua española, cubana y criolla», dijo en el encuentro Sinecio Verdecia Díaz, poeta y director de la institución cultural.

 

 
 
 
 
 
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El programa incluyó lectura de sus poemas, la proyección del documental Cimarrroneando con Georgina Herrera (2011), de Juanamaría Cordones Cook, y el panel «Las diferentes Georginas».

No es casual que desde la Librería Ireti se convocara a la rememoración de Herrera. El proyecto tiene como misión reunir literatura afrocentrada, atesorar, resguardar y divulgar el patrimonio literario negro en Cuba.

Katiuska Govin Zambrana, impulsora de la iniciativa, reconoce en Georgina Herrera una de esas figuras esenciales de la cultura afrocubana. Por eso, invitó al conversatorio a diferentes generaciones de escritoras y a la reconocida investigadora y afrofeminista Daysi Rubiera.

Rubiera abrió el panel recordando a la protagonista de su libro Golpeando la memoria: testimonio de una poeta cubana afrodescendiente. Georgina Herrera, publicado en 2005 por Ediciones Unión.

Rememoró con afecto a quien además fuera su amiga, a “la mujer valiente, decidida, transgresora, guerrera, batalladora”, que dedicó buena porción de su obra a recuperar parte de la historia obviada por el sistema racista y clasista.

Tuvo un gran sentido de la libertad, por lo que pagó un alto precio para poder ser una mujer libre. Fue honesta, con verdadero sentido de la amistad, del compromiso, sobre todo del que tuvo con ella misma, por lo que nunca quiso parecerse a nadie”, dijo Rubiera.

Acompañaron a la estudiosa cubana, las poetas Soleida Ríos, Andrea García Molina, Afibola Sifunola Umoja y Analaura Abreu Alfonso.

 Homenaje a Georgina Herrera
Participantes en el panel «Las diferentes Georginas» aportaron miradas diversas y conmovedoras sobre la poeta cubana. De izquierda a derecha: Katiuska Govin Zambrana, Soleida Ríos, Afibola Sifunola Umoja, Daysi Rubiera, Analaura Abreu Alfonso y Andrea García Molina. Foto: SEMlac Cuba

Soleida Ríos reconoció que encuentra a su madre en los poemas de Georgina. La bondad y la dulzura, mezclada con un espíritu fuerte y cierta dureza, son características de la escritora que la remiten a sus ancestras.

Reconocida como una fuerte voz de la poesía antillana contemporánea, Herrera fue una persona muy querida por quienes la conocieron o han disfrutado su obra.

Andrea García Molina agregó, conmovida, que su poesía “significa una voz venida de antes, llegada desde lejos”, que tiene que ver con una espiritualidad compartida y que trae otro lenguaje. Una obra que restablece trayectos y puentes al pasado, quebrados por la discriminación y el olvido.

Nada como su poética para reunificarme con mi anterioridad, con mi memoria antigua y astral. Para mí su obra tiene un lírico cimarronaje, diseñado sobre una plataforma de un profundo pensamiento y un vasto imaginario”, concluyó García Molina.

Además de la poesía, Herrera fue una profesional de los medios y trabajó en la radio, la televisión y el cine. Formó parte de MAGIN, un colectivo de mujeres comunicadoras que en la década de los 90 del siglo XX impulsó el análisis de la comunicación desde una mirada de género y feminista.

Su voz lírica rompió con la revictimización, los tabúes y estereotipos sexuales. Comenzando el siglo XXI, protagonizó el impulso de la lucha afrofeminista en Cuba, junto a otras activistas e intelectuales de experiencia y jóvenes. En 2011 formó parte del Grupo Afrocubanas y hoy se le reconoce como una maestra imprescindible en el activismo afrofeminista.

La joven poeta Analaura Abreu Alfonso lamentó no haberla conocido personalmente y destacó sus contribuciones en el reconocimiento de su identidad como mujer negra y poder nombrarse así, desde la poesía.

Afibola Sifunola, artista y activista afroqueer, habló de quien fuera su mentora y maestra. Celebró su sinceridad, su irreverencia, su capacidad de aprender y desaprender, su jovialidad y también su defensa de la alegría.

La vida de las personas negras y afrodescendientes, y en especial de las mujeres, no es solo una vida de dolor. A veces cuando nos miran desde afuera solo nos quieren victimizar y poner en ese lugar de dolientes. Pero también hay un espacio que nos hemos luchado, que es un lugar de placer, de alegría y de compartir”, opinó Sifunola.

Como regalos para todas las dimensiones de Georgina Herrera, las invitadas listaron presentes diversos: compañía, versos, buenas conversaciones, whisky y continuar con la lucha antirracista, junto a las nuevas generaciones.

A pesar de todas las amargas experiencias vividas, nunca dejó de cantarle a la cotidianidad, a las gentes, a las cosas y a todo lo que le rodeaba como un clamor de reafirmación de la vida misma. Descansa en paz, amiga, que quienes continuamos tu lucha no la abandonaremos jamás”, concluyó Daysi Rubiera.

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