Articular esfuerzos en busca de una sociedad equitativa, donde las personas con sexualidades no heteronormativas puedan ejercer sus derechos como ciudadanos sin sufrir estigmas, discriminación y violencia, sigue siendo uno de los mayores anhelos para la comunidad LGBTIQ.
Así coincidieron activistas de distintas redes sociales comunitarias, del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), en el 6to Taller Violencias, Sexualidades y Derechos Humanos, celebrado los días 5 y 6 de diciembre en La Habana.
Para Teresa de Jesús Fernández González, coordinadora de la Red de Mujeres Lesbianas y Bisexuales, las personas con sexualidades disidentes deben mirar los desafíos en común, articularnos y no atomizar esfuerzos.
“Nos une la lucha por ejercer una ciudadanía plena, con los mismos derechos y deberes que el resto de los ciudadanos. Nos une pensar en que tenemos que edificar una sociedad realmente inclusiva, justa, de equidad; en que debemos deconstruir la cultura del patriarcado, luchar contra todo tipo de violencia, contra todos los discursos de odio, los fundamentalismos religiosos y de cualquier tipo que promuevan discriminación, estigma y pretendan invalidar la dignidad del ser humano”.
De acuerdo con la activista, esta es una demanda común de la comunidad LGBTIQ, de las distintas redes sociales comunitarias en las que están organizadas, como HxD: Humanidad por la diversidad; TransCuba: Red de personas trans, parejas y familias; Alma Azul: Red de trans masculinos de Cuba; Red de mujeres lesbianas y bisexuales, la Red de trabajo social por la educación integral de la sexualidad; la Red de procesos comunitarios, la Red de juristas, la de comunicadores y la de jóvenes por la salud y los derechos sexuales.
“Desde nuestras realidades, experiencias personales, historias de vida, identidades específicas, orientaciones de género, sexuales, estigmas que nos atraviesan, podemos encontrar muchas fortalezas. Esas diferencias simplemente significan diversidad, no que estamos separados. Todos en definitiva somos seres humanos y con aspiraciones justas“, dijo Fernández González.
A juicio de la activista, la principal preocupación hoy es el “discurso de odio y discriminación que se está propagando desde los fundamentalismos religiosos, un discurso que busca incluso borrar el proyecto de sociedad equitativa que nos hemos propuesto como país. Se está haciendo una campaña para derribar logros fundamentales que nos han representado durante todos estos años y, sobre todo, para no permitir que continuemos mejorando”, apuntó.
En ese sentido, enfatizó que “es preciso, desde el activismo, trabajar mucho para lograr que, por ejemplo, en el Código de familias realmente se aprueben todas aquellas modificaciones que conciernen a las familias y tienen que ver con los derechos de las personas LGBTIQ, el reconocimiento pleno de nuestra realidad y derechos”, dijo.
El colombiano Jorge Armando Virviescas, del colectivo León Zulueta, explicó que los retos para el activismo por los derechos de la comunidad LGBTIQ son comunes en varios países de la región.
“Un primer desafío, en el cual es urgente seguir profundizando, es develar y denunciar quién está detrás del discurso de la ‘ideología de género‘, cuáles son los sectores políticos, económicos y el fundamento de ese discurso, que busca un retroceso de derechos para mujeres y poblaciones diversas”.
“Ese discurso antiderechos también está contra los temas ambientales, raciales, contra la inclusión de etnias, de grupos minoritarios…”, explicó la activista.
De ahí, opinó, la necesidad de avanzar en políticas públicas de inclusión, las cuales no deben ser solamente sectoriales, sino interseccionales, y responder a sectores que han sido históricamente vulnerables, por más de una razón.
“Necesitamos que el discurso hegemónico sea un discurso de inclusión, porque lo que han logrado los sectores fundamentalistas es que el discurso de la discriminación sea el dominante. Es preciso, además, lograr la articulación entre movimientos sociales y partidos políticos alternativos y de izquierda, porque la participación social no es excluyente de la participación política”, refirió Virviescas.
“Hay pasos de animal gigante en contra de nuestros derechos y la gente tiene que activarse para frenar esa situación”, dijo el activista, para quien, en el caso cubano, el mayor reto está de cara a la futura aprobación del Código de las Familias, que pasa por la concientización y educación de las personas.
Arturo Ochoa, activista de Comunicarsex (Red de comunicadores sobre sexualidad), llamó la atención sobre la importancia de la información para desarrollar un activismo consciente y efectivo.
Insistió en el papel de los medios de comunicación y el trabajo en redes sociales. “El poco apoyo de los medios con el que ya contamos hay que lograr sea mejor, pues aún se utilizan expresiones estigmatizantes al referirse a temas como el VIH, por ejemplo. También debemos pasar de reseñar actividades a colocar en estos espacios artículos de reflexión y sensibilizar a la población”.
En opinión de la periodista Raiza Arango, de Comunicarsex, “las redes sociales son el medio de comunicación por excelencia del activismo, y ahora también en Cuba. Deben verse no como un campo de batalla, sino más bien como un medio de denuncia que te permita mostrar datos y cifras sólidos respecto a los derechos sexuales de las personas. Nos falta camino por recorrer. Desde la propia creación de los contenidos debe existir una base de sensibilización, de métodos legales y de acciones comunicativas que unan más y desvaloricen menos”, subrayó.