Escena cubana acoge al transformismo

Con dos días de espectáculo cultural en el teatro de mayor capacidad de la capital cubana, transformistas y artistas de arraigo popular en esta isla del Caribe mantuvieron en sus asientos a casi cinco mil espectadores, el pasado fin de semana, como una forma de ratificar, desde la cultura, su apoyo a la lucha contra la homofobia.

El mega espectáculo se propuso resaltar el valor del transformismo como una manifestación de la cultura nacional e incluyó fragmentos de obras clásicas del teatro y la cinematografía cubanas como Cecilia Valdés, La Bella de la Alambra, Santa Camila de la Habana Vieja. También rindió homenaje a Elena Burque, Moraima Secada y María Antonieta, divas de la escena cubana.

Carlos Rey, guionista y director del espectáculo, coordinó durante seis meses los preparativos del espectáculo. Según declaró a SEMlac, su propósito siempre fue re-posicionar el transformismo como una expresión artística auténtica.

«La idea fue darle al transformismo el lugar que siempre tuvo desde el teatro vernáculo, e incluso antes. Yo creo que lo más importante es la imbricación de artistas consagrados con transformistas que, supuestamente, no son profesionales, y digo supuestamente porque, por su nivel, lo son; es indiscutible. La profesionalidad no la da la institucionalización, sino la escena y el público», dijo.

Los asistentes al teatro Karl Marx aplaudieron la dedicación y calidad del elenco, que hizo gala de gran fastuosidad. Igualmente se rindieron loas a las actuaciones de los transformistas Margot e Imperio, así como a los cantantes invitados, bailarines y cuerpo de baile.

Durante años los transformistas en Cuba solo encontraron espacio en fiestas y clubes particulares, muchos de ellos ilegales. Desde 2007 comenzó a celebrarse en el país el 17 de mayo, Día Mundial de Lucha contra la Homofobia; sin embargo, las Jornadas Cubanas contra la Homofobia se establecieron a partir de 2008.

Las galas culturales en torno a la fecha atraen cada año a mayor número de personas y generan nuevas expectativas. Entre las aspiraciones que surgen con la llegada al teatro Karl Marx, considerado el escenario más importante del país, se encuentra la inclusión y respeto de estos transformistas como parte del panorama cultural, lo que genera opiniones diversas.

A Shavely, joven transexual que ha participado en varias jornadas, le resulta difícil afirmar que algo cambie a partir de este espectáculo: «Se ha hecho tanto y todavía existen muchos prejuicios; pienso que aún demorará para que el transformismo se tome como algo serio, aunque el sueño de nosotras es ser reconocidas como artistas y poder vivir de nuestra profesión.»

Carlos Rey comparte este empeño. «Mi sueño como director es que pudieran acceder al sistema de escuelas de arte, pues he visto en muchos talentos insospechados. Que les falta técnica y disciplina es cierto, como a muchos artistas. A ellos les falta un poco más porque han tenido que crecerse luchando contra la incredulidad de sus propios compañeros del arte», aseguró.

El director se remontó a episodios precedentes de la escena cubana, cuando «nadie se cuestionó», dijo, el transformismo que hicieron figuras populares y muy reconocidas como Rita Montaner en «Mamá Inés» o Aurora Basnuevo como «Cheo Malanga». Aludió a otros ejemplos conocidos como las actuaciones de Dustin Hoffman en Tootsi, o el personaje de «Margot», en la Cuba actual, asumido por el actor Osvaldo Doimeadiós. «Esos transformismos no son cuestionados y estos otros sí, ¿por qué?», se pregunta.

No faltan quienes creen que este tipo de expresión artística es apenas una afición, un juego de «homosexuales que quieren vestirse de mujer», lo que finalmente les desacredita y hace que aparezcan «trabas» por doquier.

Mayo de 2011

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