La Habana, octubre (SEMlac).- Falta de análisis integrales acerca de las migraciones y de estadísticas precisas, desagregadas por sexo, edad, color de la piel y otros diferenciales, se identifican entre las principales debilidades para abordar el tema en la prensa cubana, reconocen periodistas de diferentes zonas del país.
Cuba ha sido, desde hace más de un siglo, un país de migrantes. Sin embargo, que el principal destino de quienes salen de la nación caribeña sea Estados Unidos, su principal antagonista político, ha contribuido a una marcada politización de ese fenómeno demográfico, explicó el doctor Antonio Aja Díaz, especialista en el tema y director del Centro de Estudios Demográficos (Cedem), de la Universidad de La Habana.
Esa construcción simbólica se traslada a la prensa y se traduce en una casi total ausencia de las migraciones en las agendas editoriales o su presencia solamente mediante notas oficiales o resultado de intercambios o devolución de viajeros, trascendió durante los debates de un curso de posgrado sobre comunicación y migraciones, realizado en La Habana entre el 25 y el 29 de septiembre.
“La migración es una de las variables demográficas menos mencionada y, cuando se aborda, se hace desde géneros informativos; casi nunca desde la opinión o el periodismo en profundidad”, comentó Laura Amelia Álvarez Sánchez, estudiante de Periodismo, quien defenderá en pocas semanas su tesis de grado sobre la presencia de ese tema en varios medios de prensa cubanos.
“Generalmente se introduce de forma soslayada, asociada a declaraciones políticas y con muy poca información de contexto. Cuando se aborda desde la opinión, lo hacen periodistas muy específicos y en coyunturas informativas muy concretas”, añadió Arianna Ramos Martín, también futura periodista y compañera de tesis de Álvarez Sánchez.
Una veintena de periodistas de distintos medios y provincias de la nación caribeña, junto a investigadores de diferentes perfiles, participaron en El Curso de Posgrado de Periodismo y Dinámicas de Población “Las migraciones en el contexto demográfico cubano”, organizado por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí (Iipjm).
Aunque esa institución desarrolla capacitaciones en dinámicas demográficas desde 2012, en alianza con el Cedem y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), es la primera vez que dedica el espacio, íntegramente, al fenómeno migratorio, para lo cual tuvo también el apoyo técnico de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).
Desafíos sobre la mesa
A partir del cruzamiento de fuentes de datos diferentes, Aja Díaz estimó en alrededor de un millón el monto de cubanos y cubanas que han salido del país desde 2020.
Sin embargo, la mayoría no son consideradas migrantes por las autoridades nacionales, ya que se encuentran dentro del período permitido por el Decreto Ley No. 302, explicó la socióloga María Ofelia Rodríguez Soriano, también profesora del Cedem.
Según esa norma, en vigor desde enero de 2013, las personas pueden permanecer fuera de Cuba hasta 24 meses sin ser declaradas migrantes, explicó Rodríguez Soriano durante su conferencia “Escenarios de la migración internacional de cubanos para el período 2024-2028”.
A esto se suma una moratoria aún vigente de ese decreto ley concedida por las autoridades cubanas, por causa de la pandemia de covid-19, agregó la experta.
“Durante las dos primeras décadas del presente siglo, el patrón migratorio externo cubano se caracteriza por flujos migratorios mixtos, que combinan la temporalidad y permanencia, con el retorno y la circularidad de la migración, fenómenos que se acentúan a partir de enero de 2013, por los cambios generados en la política y legislación migratoria del país”, asevera el artículo “Apuntes para la evaluación de la migración internacional de Cuba”, publicado por Aja Díaz y Rodríguez Soriano en la revista Novedades en Población.
Entre los principales desafíos que esa situación representa, destacan la feminización y rejuvenecimiento de las personas que viajan fuera de Cuba, lo cual incide en la baja fecundidad, el envejecimiento demográfico y la disponibilidad de fuerza de trabajo joven y calificada.
“En un escenario hacia 2026, se prevé que se mantenga la tendencia a la circularidad e incluso se considera recomendable apostar por la migración circular y su consideración en las estrategias de desarrollo socioeconómico del país”, agrega el artículo citado.
Cuba está abocada a un cambio esencial en la concepción de su política migratoria y hacia la emigración, acorde con su característica de país de emigración internacional, coincidieron ambos autores en sus intervenciones.
Durante el curso también se habló de los nexos de la migración con las familias y la cultura. Juan Carlos Alfonso Fraga, vicejefe de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei), llamó a atender, con igual prioridad, la movilidad de las personas en el interior del país, algo que también repercute en el déficit de fuerza de trabajo, la producción de alimentos y la calidad y eficacia de los servicios sociales.
“En ese camino, periodistas y comunicadores deben contar con las herramientas y conocimientos necesarios para cuestionar los prejuicios y estereotipos, los relatos sociales impuestos hacia las comunidades y grupos sociales, sobre todo de aquellos que sufren discriminación, como las personas migrantes y sus comunidades”, indica la OIM en sus Recomendaciones para periodistas.
Emplear las palabras correctas, respetar la dignidad de quienes migran, desafiar estereotipos y discursos de odio; contar las historias y las intersecciones de las personas migrantes y garantizar un discurso público basado en la evidencia son otras de las sugerencias de la OIM.
Para respetarlas desde los medios, quienes participaron en el curso abogaron por más capacitación para poder eliminar tabúes y autocensuras, diseñar políticas de especialización desde los medios de prensa, allanar los obstáculos para una relación fluida y sistemática con las fuentes de información y garantizar, desde los espacios oficiales, el acceso a información y datos actualizados.
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