La Habana, octubre, (SEMlac). – La discriminación basada en la edad es tan perjudicial como cualquier otra, afecta tanto a mayores como a jóvenes y erradicarla solo es posible si se reconocen los aportes de cada persona a la sociedad y se fomenta la armonía y el diálogo entre diferentes generaciones.
Así trascendió durante el coloquio “Diálogos intergeneracionales para un mundo sin edadismos”, organizado por la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor (Cuam) de la Universidad de La Habana y la Asociación Cubana de Naciones Unidas (Acnu), el 29 de septiembre, en conmemoración del Día Internacional de las Personas Mayores, que se celebra cada 1ro de octubre.
Para el sicólogo Andy Luis Marrero Vega, quien tuvo a su cargo la conferencia de igual nombre, es imposible vivir sin compartir en algún momento con personas de una generación distinta, específicamente mayores, por lo que es indispensable propiciar este diálogo intergeneracional; aunque reconoció que no debe quedar solo ahí, sino llegar a acciones concretas.
Al hacer referencia al edadismo, Marrero Vega señaló que se trata de un concepto interesante, cuyo valor fundamental radica en crear un marco de referencia y de entendimiento para hablar sobre el envejecimiento como proceso, y sobre la vejez como una etapa del ciclo vital.
“Crea un lenguaje común y nos pone en la ruta de concepción de una sociedad más inclusiva y amigable con todas las edades”, sostuvo el especialista.
El sicólogo llamó la atención sobre como muchas veces el edadismo y la discriminación generacional se solapan en comportamientos basados en el amor hacia las personas mayores y la intención de garantizarles espacios seguros pero, realmente, con esas actitudes se violan sus derechos de autodeterminación y se les priva de la posibilidad de mantenerse vinculadas a la vida social y sentirse útiles.
Esto, en su opinión, tiene que ver con la forma en que se nos prepara, o no, para convivir con personas adultas mayores.
Se refirió, además, a la importancia de desmontar mitos relacionados con la población que supera los 60 años. Entre ellos mencionó la creencia de que la vejez está ligada a la enfermedad y la dependencia; la idea de que todas las personas mayores presentan deterioro cognitivo, son asexuales o menos felices que otras generaciones cuando, afirmó, hay varios experimentos sociales que han demostrado lo contrario.
La también sicóloga Teresa Orosa, presidenta de la Cuam, enfatizó en la urgencia de concebir la tercera edad y el diálogo intergeneracional desde un nuevo paradigma.
“Es fundamental promover una interacción y retroalimentación mayores y equilibradas entre las diferentes generaciones. Esto implica superar estereotipos y prejuicios asociados a la vejez y reconocer el valor y la experiencia que las personas mayores aportan a la sociedad”, dijo.
Estereotipos que pesan
El profesor Marrero Vega señaló ejemplos de discriminación vinculados al envejecimiento como la pérdida de empleo debido a una edad avanzada o recibir servicios de menor calidad. Estas situaciones ilustran cómo el edadismo está presente en todos los ámbitos y cómo las instituciones también pueden ser edadistas, sostuvo.
El Informe Mundial sobre el Edadismo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en 2021, confirma muchos de esos comportamientos y destaca, en particular, la intersección entre sexismo y edadismo y cómo afecta de manera desproporcionada a las mujeres mayores.
Según el texto, se observan disparidades en el acceso a la atención de salud preventiva y el tratamiento, así como en el ámbito laboral, donde ellas enfrentan desventajas en términos de carrera profesional y acceso a pensiones debido a prejuicios asociados a la edad y al género.
El informe sostiene que se ha acuñado el término “edadismo según el género” para describir las diferencias en la discriminación en términos de edad que enfrentan las mujeres en comparación con los hombres. Las normas patriarcales y la valoración de la juventud ejercen una presión adicional sobre ellas, lo que resulta en un deterioro más rápido de su situación en comparación con los hombres.
Pero, subrayó Marrero Vega, el edadismo se entrelaza también con la discriminación por discapacidad. Aunque algunas personas pueden no ser conscientes de sus actitudes edadistas, sus consecuencias son reales y pueden tener un impacto negativo en la longevidad y en el acceso a servicios de salud.
“El combate contra el edadismo requiere promover la interacción entre generaciones distintas, basada en la educación mutua, donde tanto jóvenes como personas mayores aprendan entre sí”, dijo.
Durante el evento se dio voz a personas mayores que compartieron sus experiencias y reflexiones. Aramis Vidal Salgueiro, jubilada de 72 años e informática de profesión, mencionó la necesidad de comprender la actualización tecnológica y cómo muchos adultos mayores se sienten “perdidos en ese campo”. Destacó la importancia de la comprensión y de no sentirse aislados en esta era digital, a lo cual mucho puede aportar la interacción con los más jóvenes.
Marta Rodríguez, de 82 años y también jubilada, habló sobre su experiencia en la Universidad del Adulto Mayor. Explicó que al principio tenía prejuicios sobre asistir a dicha institución, pero luego descubrió que era una oportunidad enriquecedora. Comentó cómo las conferencias y actividades le brindaron una inyección de vitalidad y le permiten compartir lo aprendido en su comunidad.
La Universidad del Adulto Mayor y otras iniciativas similares brindan oportunidades de desarrollo personal, social y cultural para las personas de la tercera edad y demuestran la importancia de valorar y aprovechar sus experiencias y conocimientos en beneficio de toda la sociedad.