Si lo hubiéramos planificado, no habría salido tan bien. La homofobia en el ámbito laboral fue el tema de la más reciente capacitación en nuestro grupo de Hombres por la Diversidad (HxD) , en coincidencia con la publicación este lunes en la edición impresa del periódico Trabajadores de la denuncia de un lector sobre una presunta discriminación por orientación sexual.
Esta misiva la recibí entre una selección de casos posibles a ventilar en Buzón abierto, la página de correspondencia que tengo a mi cargo en el semanario, y como el asunto de la queja tenía estrecha relación con mi labor de activismo en favor del respeto a la diversidad sexual, consulté con la dirección del periódico mi interés por incluirla, para que a nadie le fuera a parecer que me parcializo al tomar una decisión editorial.
La historia que cuenta este trabajador de la cultura de la oriental provincia de Granma —donde por los antecedentes, cualquiera podría pensar que allí tienen algún problema para tratar con la sexualidad humana— tiene interés periodístico, además, porque resulta bastante inusual que alguien escriba a un órgano de prensa en Cuba para plantear un conflicto de esta naturaleza, tenga o no la razón. Pues aunque situaciones así es muy probable que sucedan todavía con alguna frecuencia, no todas las personas asumen públicamente y con la valentía de este lector, la defensa de un derecho que podría exponer parte de su intimidad.
Y precisamente sobre estos temas discutimos el viernes los hombres y las mujeres que integramos el grupo HxD. Conceptos como el bullying laboral y el mobbing, que podríamos traducir en ambos casos como manifestaciones de acoso; los motivos que pueden generar discriminación en el puesto de trabajo y los factores o indicios que caracterizan o encubren conductas homofóbicas de otros trabajadores o directivos, fueron algunos de los aspectos que abordamos, a partir de nuestras propias experiencias o por referencias, y mediante técnicas de participación como la lluvia de ideas y el socio-drama.
Lo interesante del tema es que, con independencia de los enunciados generales contra la discriminación que rezan en el artículo 42 de la Constitución y el reciente pronunciamiento de la Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba donde reconoce la orientación sexual como una de sus causas, no nos queda claro qué vías legales tendría un trabajador o trabajadora ante esa disyuntiva, para entablar una demanda por vía administrativa o judicial contra quienes actúan de ese modo
Ahora que el Código del Trabajo también está sujeto a revisión, para adecuarlo a los cambios que impone la actualización del modelo económico cubano y la implementación de los lineamientos de la política económica y social que aprobó el VI Congreso del Partido, sería importante que la Central de Trabajadores de Cuba y los sindicatos nacionales tuvieran en cuenta estas realidades a la hora de discutir y proponer las correspondientes modificaciones y adiciones a la legislación laboral vigente, de manera que esta incorpore la mención explícita a tales fenómenos, y las vías jurídicas para enfrentar estas actuaciones arbitrarias.
En otra representación imaginaria hecha por miembros del grupo, el personaje que sufría la discriminación era un enfermero transgénero
De todos modos, aquí les reproduzco el texto sobre el profesor del municipio de Río Cauto, un reclamo que exige pronta respuesta.
Arbitrariedad por homofobia
Francisco Rodríguez Cruz
Justo unos días antes de que la reciente Conferencia nacional de nuestro Partido aprobara entre sus objetivos enfrentar los prejuicios y conductas discriminatorias que atentan contra la unidad nacional y limitan el ejercicio de los derechos de las personas, arribó a Buzón abierto desde el municipio de Río Cauto, en Granma, una queja por una presunta arbitrariedad laboral motivada por homofobia.
Erasmo de los Ángeles Rondón Soto es escritor y laboraba como profesor instructor de literatura en la Casa de Cultura Nicolás Guillén de ese territorio oriental, hasta que fuera sancionado a separación definitiva de la entidad por falta de respeto al director municipal, en su ausencia.
«Mi conducta irrespetuosa —admite el trabajador— fue provocada por las ofensas del director hacia mi supuesta orientación sexual, ya que él (según sus palabras) no podía tolerar a personas como yo en su organismo. ¿Qué debía hacer? ¿Permitir que me humillara?».
Rondón Soto explica que la drástica medida no tuvo en cuenta su trayectoria laboral, donde no constan medidas disciplinarias previas. Había sido seleccionado mejor trabajador de la institución en el 2011, la sección sindical que él dirigía fue también la mejor del organismo en el municipio y era el presidente del órgano de justicia laboral de base. «Tenía resultados como profesor y como creador, incluso a nivel internacional, y estaba propuesto para cumplir misión internacionalista, entre otras cuestiones que fueron obviadas», dijo.
Amplía además que la noticia de la sanción la supo primero por boca de personas ajenas a la entidad, antes de que le notificaran la medida. Erasmo admite que él también agravió al director, y aunque no explica cómo, cuestiona que «una falta de respeto a espaldas del ofendido», luego de tales antecedentes, merezca ese drástico trato.
«Obviamente —concluye— establecí reclamación ante el OJLB, pero lejos de cualquier solución que este adopte, es mi deber como trabajador y afiliado, miembro de la Sociedad Cultural José Martí y revolucionario con virtudes y defectos, llamar la atención sobre estas decisiones arbitrarias que laceran el quehacer de quienes intentan crear nuevos sueños cada día».
Además de la implicación laboral, al esclarecer esta denuncia sería urgente entrar a valorar también qué responsabilidad penal tendría un individuo que con una actitud discriminatoria, viole la Constitución de la República de Cuba.
Tomado de Paquito el de Cuba