De homosexualidad no se habla, pero al menos se investiga

(Especial de SEM) La coincidencia de varios estudios científicos sobre la homosexualidad en Cuba aparece como un importante síntoma de apertura en un país donde la homofobia es vista como algo normal y las palabras «gay» y «lesbiana» están desterradas de los medios de comunicación.

Por los mismos días en que una telenovela nacional reflejaba la historia de una pareja de hombres como «el problema» que ellos vivían, sin jamás darle nombre a su orientación sexual, se conocía de la existencia de investigaciones sobre el tema en buena parte de las provincias de este país caribeño.

Promovidas algunas de ellas por el programa de prevención de las infecciones de transmisión sexual, incluida el sida, tienen entre sus principales objetivos la definición de comportamientos sexuales de los hombres que tienen sexo con otros hombres, detectar las actitudes de riesgo y las posibilidades de modificación de las mismas.

Otras van más allá al indagar en el rechazo social que aún existe en el país hacia las personas homosexuales, sean mujeres o hombres, o en el lugar que ocupa la homofobia en la construcción social de la masculinidad, un tema que empezó a estudiarse con fuerza a finales de la pasada década.

Como norma, sin embargo, el lesbianismo sigue marginado también del universo científico. Una investigación periodística iniciada por SEM el pasado año y aún en curso arroja entre sus resultados preliminares que el rechazo social es mucho más marcado hacia las lesbianas que hacia los gays.

Uno de los pocos análisis que aborda el tema desde la perspectiva de ambos géneros aparece en el trabajo «Caracterización de la homosexualidad en un área de salud», realizado por el sicólogo Gustavo Adolfo García y un colectivo de médicos en la ciudad de Camagüey, a unos 570 kilómetros de La Habana.

El estudio se realizó con 230 personas de orientación homosexual, de las cuales sólo 85 (36,9 por ciento) eran mujeres. El predominio del sexo masculino entre los entrevistados coincide con la bibliografía existente sobre el tema y tiene que ver, según García, con la «invisibilidad» que caracteriza a este grupo.

«¿Pero porqué será que la lesbiana no es igual de visible que hombre gay?», se preguntó el autor.

«En el fondo es porque vivimos en una sociedad dominada por el hombre. La mujer es más invisible que el hombre al margen de si es homo o heterosexual. A la vida del hombre se le da más espacio y se considera más interesante independientemente de si es homo o heterosexual», aseguró el especialista.

Y añadió: «a muchas personas les cuesta imaginarse lo que dos mujeres pudieran hacer ‘solas’. Por el contrario nadie cuestiona el hecho de que dos hombres pueden practicar el sexo entre ellos, puesto que, la homosexualidad en gran medida se asocia con la práctica del sexo, por ésta razón, también los hombres gay llaman más la atención».

La existencia de varias investigaciones sobre la comunidad homosexual cubana trascendió en marzo y abril pasados durante la celebración en La Habana del XVI Congreso Mundial de Sexología y del II Foro de VIH/sida/ITS (infecciones de transmisión sexual) en América Latina y el Caribe.

Resulta de interés que hasta ese momento casi ninguno de esos estudios podían ser consultados en los centros de documentación e información de las entidades de referencia nacional especializadas en la capital del país, como puede ser el gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual.

La prensa nacional, controlada por el Estado, tampoco se ha hecho eco de las indagaciones científicas. La homosexualidad es una de las zonas de silencio del periodismo cubano y aparece solamente en publicaciones científicas, especializadas o culturales de poco alcance.

Entre los trabajos presentados en los eventos internacionales destacó una investigación con varios grupos de estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas de Pinar del Río, a unos 150 kilómetros de La Habana, sobre conductas y patrones establecidos por la cultura machista predominante en la isla.

De acuerdo con el reporte de investigación, los participantes en los llamados «grupos de reflexión de varones» fueron capaces de mostrar cambios conceptuales en cuanto a los estereotipos vinculados a la masculinidad, pero se detectó una «notable resistencia al cambio en lo referido a la homofobia».

Como «dominantes, dominados por su dominio», calificó la sicóloga Beatriz Hernández, una de las autoras del trabajo, la situación en la que viven muchos hombres. Es una «lucha constante por probarle a los otros hombres y a las mujeres que no son homosexuales», afirmó la experta.

Otro estudio, también realizado en esa institución, encontró una visión rígida y estereotipada de la homosexualidad entre hombres y mujeres jóvenes que estudian medicina. «Es sorprendente la discriminación y prejuicio que impera aún con respecto a los homosexuales», dijo la sicóloga Geydi Díaz Crespo.

La investigación detectó entre las y los futuros profesionales de la salud una valoración de las personas homosexuales basada en prejuicios en torno a esa orientación sexual, conducta que conlleva a una limitada apreciación del individuo en toda su dimensión y puede afectar el ejercicio de la medicina.

«Resultados de investigaciones realizadas en Cuba avalan que los prejuicios hacia la homosexualidad tienen manifestaciones diversas; a menudo la actividad sexual-homosexual se considera inmoral, sucia. En estas ocasiones, las discriminaciones se tornan en burlas, actitudes degradantes e incluso violencia física», afirmó Díaz Crespo.

La necesidad de trabajar en la formación de los futuros médicos quedó demostrada no sólo con los resultados de estos estudios sino también con el trabajo «Existencia de prejuicios sobre la homosexualidad en un grupo de médicos», de los autores Erick Acosta, Alicia Cedeño y Karem Valdés.

El 20 por ciento de 35 galenos entrevistados el pasado año en La Habana mostró una actitud prejuiciada hacia las personas homosexuales y 40 por ciento manifestó que la relación con el paciente podía afectarse por su orientación sexual. La encuesta se aplicó tanto a mujeres como hombres, todos heterosexuales.

De gran interés resultó, además, la investigación en curso «Violencia en la pareja gay», presentada en forma de poster por el sicólogo Pedro Oscar Telles durante el XVI Congreso Mundial de Sexología.

Los resultados expuestos corresponden a un estudio entre 35 parejas gay que entre junio del 2001 y febrero del 2002 acudieron a una consulta de orientación sicológica del Centro Provincial de Educación para la Salud de Santiago de Cuba, a unos 700 kilómetros al este de la capital..

«La homofobia y el sexismo existentes en la sociedad configuran un círculo en el que desde etapas tempranas los gays son violentados, destacándose el déficit de afectos positivos por parte de la familia, las desaprobaciones sociales y la carencia de servicios o personal especializados confiables a quienes acudir en busca de ayuda, motivo que los lleva a estructurar una red de apoyo con sus pares», concluyó Telles.

Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba, aseguró durante el XVI Congreso Mundial de Sexología, en marzo pasado, que «la aplicación de una política, es siempre un proceso contradictorio entre lo nuevo y lo viejo, donde persisten resistencias sociales y personales al cambio»

Esto explica, añadió, «porqué en Cuba, paralelo a una política favorable al respeto de los derechos humanos, coexistan prejuicios, patrones culturales tradicionalmente sexistas y de rechazo a la homosexualidad. Aunque se aprecian signos evidentes de cambio, tienen expresiones concretas y puntuales en la población cubana».

Junio, 2003

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

ocho + 3 =