Tras las teclas de género en las revistas Muchacha y Alma Mater

El vínculo entre género y comunicación deviene no solo realidad teórica, desde el entendido de que los medios de comunicación conforman un mecanismo a considerar si se habla de la construcción social de la identidad de hombres y mujeres: ya sea reiterando o creando modelos de feminidad y masculinidad.

De ahí que resulte tan necesario apoderarse del enfoque de género en los discursos mediáticos. No obstante, un diagnóstico acerca de la utilización de esa perspectiva en

medios nacionales cubanos revela, en consideración de la profesora e investigadora feminista Isabel Moya (1961-2018), que es un ámbito paradójico y contradictorio, en el que las feminidades y masculinidades, plurales y diversas, se vivencian en una especie de hibridez donde coexisten rasgos de viejos y nuevos modelos.

En su libro Reinventar el periodismo: hacia una contracultura feminista en los medios de comunicación1, Moya agrupaba algunas tendencias del tratamiento de género en los medios de prensa. Una de las principales se relacionada con la ausencia en la línea editorial de muchas instituciones mediáticas de una transversalización de la perspectiva de género. A su vez, otro fenómeno identificado por la profesora de

generaciones de periodistas en Cuba fue la falta de conocimiento de las teorías de género entre profesionales y personas que dirigen medios, lo cual deriva en que se entienda que abordar las relaciones de género es sinónimo, exclusivamente, de visibilizar temas “de mujeres”.

Comunicar con enfoque de género, en opinión de la autora, pasa, en primer lugar, por erradicar la violencia simbólica que se ejerce desde los medios e involucra deconstruir la cultura patriarcal y romper estereotipos y roles atribuidos a mujeres y hombres. La exposición correcta de este tipo de temas involucra no solo su visibilidad, sino que supone también abrirle las puertas a lo que socialmente se naturaliza y que se traduce, muchas veces, en desigualdad para ambos sexos. De ahí que, hacer comunicación con “espejuelos de género” conduce a indagar en las relaciones sociales históricas para intentar transformar realidades, incluso sacar de las sombras aconteceres que patentizan las actuales brechas existentes.

En ese camino, la investigación cuyos resultados aquí se resumen buscó realizar una analogía de escenarios en cuanto al tratamiento de género en dos medios nacionales: las revistas Muchacha y Alma Mater. Se asumió como categoría las mediaciones culturales que transversalizan el tratamiento de género y estas fueron vistas como aquellos procesos estructurantes, constriñentes y/o habilitantes, que resultan de la interrelación de actores y prácticas comunicativas con los distintos agentes, instancias y procesos sociales donde tienen lugar, los cuales configuran y dan sentido a la comunicación2.

De esta manera, las mediaciones culturales que transversalizan el tratamiento de género serían aquellas de clara influencia sociocultural, que atraviesan –de manera habilitante o constriñente– el abordaje de fenómenos o hechos de la cotidianeidad, y contribuyen a determinar los modelos de feminidad y masculinidad en un contexto y momento histórico concretos. Para identificarlas, fueron estudiadas las prácticas rutinarias de los periodistas en la búsqueda informativa, los procedimientos editoriales, su capacidad profesional, así como la tecnología a disposición del medio, todo ello reflejado en el modo de concebir y realizar sus agendas de prensa. Igualmente, se observan algunos de los procesos organizativos-normativos de la institución mediática.

Para el desarrollo del proyecto se analizaron todos los trabajos de las revistas Muchacha y Alma Mater, publicados entre 2015 y 2020, con temáticas relacionadas con los estudios de género. El período seleccionado (2015-2020) responde al contexto del país, que coincidió con el lanzamiento de las campañas Eres Más y Evoluciona y la aprobación de una nueva Constitución de la República que visibiliza los temas de igualdad y empoderamiento de género.

Miradas al centro de los discursos

El análisis editorial de los medios juveniles estudiados evidencia que existe, aunque no de forma sostenida, una intención de incorporar la perspectiva de género en ambas redacciones. Si bien la muestra en este lustro contiene un importante volumen de información –360 productos en Alma Mater y 113 en Muchacha–, la presente investigación identificó 13 temáticas comunes que contemplan las agendas de las dos revistas.

En ambas revistas, el tópico más tratado fue “educación, universidad y proyectos”, lo que está en correspondencia con sus públicos meta, que pertenecen a la etapa estudiantil. Pero, aun cuando comparten agendas temáticas, un primer hallazgo es la visible diferencia entre la cantidad de trabajos publicados por Alma Mater y Muchacha, que no está exclusivamente condicionada por la frecuencia de tiradas de cada revista. Sin embargo, a pesar de enfrentarse a similares conflictos a la hora de imprimir, Alma Mater divulgó 49 ediciones (en algunos casos solo de manera digital), mientras Muchacha publicó solo 16 (únicamente las que se llevaron a imprenta).

El panorama resulta más ilustrativo si se compara la productividad de las revistas en 2019-2020. Por un lado, Alma Mater socializó seis ediciones y, sin poder llevar a estanquillos el último número del 2020, lo circuló a través de su sitio digital en la plataforma Medium. En tanto, Muchacha se limitó a realizar una edición por año, las únicas que pudo llevar al papel.

De la generalidad al análisis de la noticia

Siguiendo la ruta metodológica del Monitoreo Global de Medios3, el comportamiento de la producción periodística de Alma Mater y Muchacha fue investigado atendiendo a: la referencia a leyes o políticas sobre equidad y derechos (RLP), las noticias dedicadas a visibilizar a las mujeres (VM), y el cuestionamiento de los estereotipos de género (CE).

En ambos casos fue mucho menor la proporción de trabajos que se refieren a normas jurídicas vinculadas a los derechos y la equidad y mayor la de aquellos que cuestionan estereotipos o visibilizan a las mujeres. En Muchacha se produce mucho más en este sentido que en Alma Mater, algo directamente relacionado con los perfiles editoriales de ambos medios.

Sin embargo, un análisis detallado de la muestra arrojó que, en ninguna de las dos publicaciones sobrepasan el ocho por ciento del total los trabajos que buscaron, desde las leyes, la protección o respaldo de los derechos de las personas ante cualquier situación de vulnerabilidad. Incluso, aunque en Muchacha fue ligeramente superior la mención a leyes o políticas de este tipo, queda claro que en las dos revistas se obviaron los trasfondos judiciales y muchas veces los fenómenos sociales no se abordaron desde distintas aristas.

No obstante, de forma contextual, los trabajos aludieron a la igualdad de derechos de las mujeres y los hombres, aun cuando no citaron explícitamente políticas. También, en aquella minoría de textos que sí referencian leyes sobre derechos y equidad social, no solo lo hicieron desde la mirada nacional, sino que establecieron analogías con otras realidades latinoamericanas.

No resulta extraño que, por su línea editorial, la totalidad del contenido de Muchacha se encaminara a visibilizar a las jóvenes en diversas aristas, pero las representó muy poco en su relación con el género masculino. Lo anterior no está en sintonía con su eslogan: “una revista para Muchachas, que no excluye a los muchachos”.

Al estudiar la muestra de Alma Mater, se obtuvo que solo 15,8 por ciento de los textos analizados visibilizó a las mujeres, en cualquier arista. Aunque su público es más diverso, el propósito de la revista sigue siendo la comunidad universitaria. En un contexto en el cual las mujeres son mayoría en las aulas universitarias, aún resulta insuficiente el trabajo de esta publicación para otorgarles protagonismo a las jóvenes. En aquellas propuestas que visibilizaron a las mujeres, la generalidad fue dirigida a expresar y reconocer situaciones de igualdad entre hombres y mujeres, en lugar de denunciar escenarios de desigualdad.

A partir del análisis de ambas revistas, se obtiene que en Alma Mater fue escaso el cuestionamiento de los estereotipos de género: solo poco más del 20 por ciento de todos los trabajos cumplen con esta variable. Por otra parte, en Muchacha se evidenció que alrededor de 60 por ciento de los textos cuestionaron estereotipos, pero básicamente en torno a las mujeres. No obstante, en las dos publicaciones resultaron muy pocos lo contenidos que reprodujeron roles sexistas socialmente construidos.

Resultó común que se cuestionaran roles de género al visibilizar a las mujeres en funciones que tradicionalmente se asocian a los hombres. A la vanguardia estuvo la revista Muchacha, a partir de la sección Yo seré.

Un análisis porcentual de la productividad de cada medio evidencia que no es posible hablar, en ninguno de los casos, de un comportamiento estable de las variables estudiadas.

En materia comunicativa, dos acontecimientos marcaron pauta para posicionar algunos temas relacionados con la violencia hacia las mujeres y las niñas. Entre 2014 y 2018 se desarrolló en todo el país la campaña Eres más y en 2018 comenzaron los primeros pasos de la campaña Evoluciona. Como principio, las dos campañas desplegaron un amplio escenario de debate en la prensa, desde el cual se propuso evitar la reproducción de roles y estereotipos que legitiman posturas de violencia en cualquier tipo de expresión. Asimismo, se coincidió en la necesidad de promover una mayor preparación del personal directivo de los medios, organizaciones políticas y de masas, con el fin de generar cambios desde diversos espacios de incidencia.

En el caso de Muchacha, el año más productivo fue 2015; en tanto, para Alma Mater lo fue 2017. Los trabajos de Muchacha que hicieron referencia a leyes o políticas sobre equidad y derechos pusieron en contexto la jornada nacional contra la homofobia y la transfobia, y el acoso callejero como manifestación de violencia. Alma Mater, por su parte, abordó textos sobre la equidad de género, las familias monoparentales, la educación sexual y la economía feminista.

El comportamiento de esta variable fue fluctuante, sobre todo en Alma Mater. En materia de derechos sociales, en nuestro país se gestó desde 2018 la consulta popular sobre el proyecto de Constitución, sin embargo, ello no generó un sólido debate desde los medios estudiados.

El comportamiento de los trabajos que visibilizan a las mujeres fue muy inestable en ambos casos, lo que evidencia una desatención del tema, debido mayormente a su falta de sistematicidad. Los años 2016 y 2018 trascendieron como aquellos en que más se visibilizó a las mujeres en Alma Mater, en tanto en Muchacha eso ocurrió en 2015.

Marcadamente, Alma Mater resaltó la representatividad de las mujeres entre el estudiantado universitario. En el número de septiembre de 2018, por ejemplo, narró la historia estudiantil de algunas personalidades de la esfera de la cultura o de la política. En cambio, Muchacha publicó textos sobre el embarazo en la adolescencia y su repercusión en la vida de las jóvenes madres, así como acerca del disfrute de la sexualidad responsable. No obstante, resultaron significativos aquellos contenidos dedicados a personalidades femeninas históricas y del deporte.

Es apreciable que el lapso de 2019 a 2020 resultó el de más pobre visibilización de las mujeres para ambas revistas. El cuestionamiento de los estereotipos de género no fue sistemático dentro del quehacer de las redacciones analizadas, aun cuando se hace de forma indirecta. El mejor año para ambas publicaciones resultó 2015.

Alma Mater cuestionó los estereotipos de género a mediante temas relacionados con la universidad o las figuras vinculadas al arte y el entretenimiento. Sin embargo, la producción de contenidos de este corte no logró un comportamiento similar en los años posteriores al de inicio del período de análisis. En el caso de Muchacha, desde 2015 la publicación de trabajos de esta índole fue en descenso, aunque mostró un ligero incremento para 2020, sobre todo a partir del desmontaje de tópicos vinculados al acoso y la violencia.

Entre 2015 y 2020, Muchacha y Alma Mater potenciaron el ejercicio de la opinión frente a la interpretación. Sin embargo, Alma Mater potenció la interpretación, la búsqueda más cercana a la investigación periodística, mientras en Muchacha predominó casi totalmente la opinión.

Mediaciones culturales en la construcción de sentido

Las mediaciones, reconocidas como procesos que permiten u obstaculizan determinados resultados en cualquier práctica social, tienen un fuerte componente cultural. Por ello, se articulan para actuar de manera interrelacionada en todos los momentos del proceso de construcción de la comunicación de las revistas Alma Mater y Muchacha.

En este sentido, a partir del análisis anterior fueron identificadas dos mediaciones culturales en el ámbito de los emisores:

1- Déficit de especialización de los periodistas, que incide en la incorporación del enfoque de género en los contenidos mediáticos. Ello se expresa en una débil sistematización de las capacitaciones sobre enfoque de género, pues aun cuando existen algunas políticas de especialización coherentes y eficaces dentro del sector periodístico –y desde los sectores académico e institucional–, ocurren manifestaciones de desmotivación de los reporteros hacia la superación e incorporación de la perspectiva de género en los trabajos periodísticos.

2- Frágil incorporación de la cultura profesional, que se traduce en los mecanismos asumidos por los periodistas para darle seguimiento a un tema: desde lo que es noticioso, hasta el género periodístico y las fuentes de información que se emplean. Puede apreciarse en el incumplimiento de los flujos productivos, lo que determina la dinámica del medio al abordar ciertos temas, es decir, la construcción simbólica de los medios no está en correspondencia con el mundo referencial de sus públicos.

Tras el intercambio con periodistas de ambas redacciones, sobresalen dos cuestiones relacionadas con la especialización. Algunos carecen de herramientas para incorporar el enfoque de género en la producción periodística, en tanto, otros afirman tener habilidades para el manejo de los temas desde esta perspectiva.

De tal forma, se establece una notable desventaja, que influye en la trasmisión de contenidos con enfoque de género, pero también en las formas de agendar o proponer contenidos que cumplan estas características.

Un elemento notable parte desde lo que entienden algunos reporteros como enfoque de género. Al indagar acerca de si han recibido preparación específica para ello, se obtuvo que tanto Alma Mater como Muchacha cuentan con periodistas que han participado en talleres o cursos de esta índole, organizados por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, la Unión de Periodistas de Cuba y el Centro Martin Luther King; además de cursar diplomados internacionales o involucrarse como activistas de proyectos sobre igualdad social.

No obstante, la diferencia entre las redacciones es que en Alma Mater hay periodistas que reconocen acercarse al tratamiento de género solo porque “el contexto lo sugiere” y quienes reportan en Muchacha coinciden en estar avalados por algún tipo de especialización y vocación hacia estas cuestiones.

En el intercambio, algunas personas reconocieron que la especialización en género resulta fundamental, pues “ayuda a desmontar la estructuración que tiene el patriarcado y facilita la producción de contenidos alejados de la reproducción de estereotipos, y en los que se privilegie la igualdad social” (periodista, Alma Mater).

Además, todos los profesionales consultados coincidieron en que la ausencia de especialización determina la profundidad con que se asume la perspectiva de género. Sin embargo, resulta notable que, aun cuando Muchacha tiene periodistas con más nivel de especialización en género que Alma Mater –y por tanto mayor y más expedito acceso a determinadas fuentes especializadas-, privilegió un periodismo más cronicado y de menos profundidad en los análisis.

A modo de cierre

El estudio alertó sobre la tendencia a referirse a los derechos de las mujeres, niñas y personas vulnerables de manera contextual. Muy pocos trabajos incluyeron una mirada transdisciplinar de los fenómenos o situaciones a las que estuvieron referidas.

Mayormente, la visibilización de las mujeres estuvo asociada a escenarios docentes y se empleó la entrevista para establecer un diálogo directo con las mujeres en calidad de protagonistas.

La presente investigación confirmó que un buen ejercicio del periodismo en profundidad, con multiplicidad de fuentes, garantiza eficacia en el tratamiento de temas como las desigualdades sociales o de género, aun cuando los reporteros no cuenten con formación previa en los temas.

En esencia, la perspectiva de género no puede seguirse tratando desde los medios como una posibilidad aislada, ni mucho menos construir contenidos que no contrapongan criterios para un análisis más integral de los tópicos. Una propuesta de comunicación con enfoque de género debe contemplar el estudio de las mediaciones culturales de los emisores, que va más allá de sensibilizarse o no con estos asuntos.

1 Moya, I. (2013). Reinventar el periodismo, hacia una contracultura feminista en los medios de comunicación. España: EuskadiCuba

2 Martín Serrano, M. (1986). La producción social de comunicación. España: Alianza

3 El Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP) es una iniciativa de investigación y promoción sobre la igualdad de género en las noticias y el periodismo. Se desarrolla desde 1995 y ya suma seis informes. Presenta un análisis comparativo de género sobre qué ha cambiado, si es el caso, la presencia, representación y voces de sujetos y fuentes en las noticias. Está coordinado por la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana (WACC), una ONG global que promueve los derechos de comunicación para la justicia social, pero tiene alianzas con otras organizaciones como ONU Mujeres

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