Por Helen Hernández Hormilla
Llevar la violencia que se ejerce hacia las mujeres y las niñas a la agenda de los medios de comunicación en Cuba sigue siendo prioridad estratégica para la prevención de ese problema social. De ahí que sea indispensable capacitar a los y las profesionales de la información acerca de estos temas, coinciden especialistas.
En opinión de la psicóloga Mareelén Díaz Tenorio, reportar sobre la violencia de género requiere certeza en los conceptos para no distorsionar o banalizar situaciones complejas.
“Son asuntos que precisan abordarse con ética, responsabilidad y compromiso”, acentuó la investigadora durante una conferencia impartida en el Seminario Taller para socializar buenas prácticas en el tratamiento de la violencia de género en los medios de comunicación, celebrado del 4 al 8 de noviembre de 2012 en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí (IIPJM).
El curso, convocado por la Cátedra de Género y Comunicación “Mirta Aguirre” de esa institución docente, forma parte de las acciones de la jornada cubana por la no violencia hacia las mujeres, en alianza con la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), el Grupo de Reflexión y Solidaridad “Oscar Arnulfo Romero” (OAR), el Sistema de Naciones Unidas en Cuba y la campaña Únete del Secretario General de las Naciones Unidas para poner fin a la violencia hacia las mujeres y las niñas.
Al seminario taller asisten cerca de una treintena periodistas y profesionales de la comunicación de medios impresos, digitales, radiales y televisivos de diferentes provincias del país.
Entre otros propósitos, el curso busca dotar al alumnado de conocimientos y herramientas para la cobertura acertada del tema, socializar buenas prácticas y proyectar la realización de productos comunicativos que se puedan empezar a elaborar durante la actual campaña cubana y el resto de los meses del año.
“Todo acto de violencia de género tiene lugar en el ámbito de las relaciones humanas, está basado en desigualdades de género y provoca daños en la víctima, además de irrespetar sus derechos sociales e individuales”, explicó Díaz Tenorio.
La causa directa descansa en el sistema de pensamiento patriarcal y su división desigual del poder, que pone en desventaja a las mujeres. Se trata de una agresividad aprendida, intencional y que puede darse lo mismo de manera sistemática que una sola vez en el tiempo.
Según expuso Díaz Tenorio, coordinadora del Programa Equidad de OAR, los medios pudieran allanar caminos hacia la visibilidad de la violencia contra las mujeres en sus diversas manifestaciones, no solo físicas sino también sicológicas, simbólicas o estructurales.
Entre las recomendaciones aportadas para tratar el tema, propuso no revictimizar; guardar la confidencialidad de la información para mantener la integridad y seguridad de la persona; reconocerse parte del problema; enfrentar el tema desde una visión sistémica, con énfasis en lo propositivo y positivo; y contribuir a la prevención como fin último.
En Cuba existe todo tipo de violencias, “desde las más sutiles hasta la muerte”, enfatizó la experta. No obstante, las mujeres sufren más en el espacio doméstico y de la pareja, donde la agresividad muchas veces es pasada por alto o mantenida en silencio.
“Considerar que las inequidades de género en las familias pertenecen al mundo público, es mirar con luces largas en el camino de la disminución de desigualdades sociales injustas”, refirió.
Visibilizar, prevenir y orientar sobre la violencia por motivos de género son tareas que pudiera asumir la prensa, sin caer en sensacionalismos, indicó. Para ello, vale recurrir a datos, historias de vida y resultados de investigaciones con la idea de demostrar no solo que existe violencia, sino que se trata de una problemática grave.
La especialista destacó la necesidad de que los y las comunicadoras divulguen cómo reconocerla violencia en sus distintos niveles, formas, causas y consecuencias. Desmontar los mitos y exponer la realidad de manera diversa es otra de las estrategias, lo mismo que mostrar una comunicación positiva.
A juicio de Díaz Tenorio, la sociedad cubana presenta potencialidades para la prevención de la violencia de género en las familias, entre ellas el nivel educacional, la inserción social y laboral de las mujeres y el incremento de la jefatura de hogar femenina.
Otros rasgos sociales como el ejercicio menos tradicionalista de la paternidad, la existencia de modelos genéricos en tránsito, la disminución de prejuicios en torno a las relaciones sexuales y cierta visualización de derechos relativos a la identidad y orientación sexual describen un panorama favorable para influir con campañas por la no violencia por motivos de género, precisó la estudiosa.
Pie de foto:
Asistentes al taller sobre violencia y medios de comunicación socializan de buenas prácticas y debaten productos comunicativos que abordan el maltrato hacia las mujeres y las niñas.