Hombres agresores se consideran víctimas

Por Sara Más

No muestran ningún sentimiento de culpa, por el contrario, los hombres agresores se consideran víctimas y personas maltratadas e incomprendidas por sus parejas sobrevivientes de violencia doméstica, reveló un estudio en la capital cubana.
Una evaluación cualitativa realizada en La Habana por la abogada Silvia García Méndez de la Fiscalía General de la República, identificó a los agresores como personas propensas a desconfiar e inculpar a los demás, con tendencia a los arranques de ira, al poco reconocimiento de culpa, superficialidad manifiesta en los afectos e inclinación a minimizar los hechos cometidos y su responsabilidad en los actos de agresión. «Los agresores manifestaron además sentimientos de víctimas; es decir, ellos se consideran como maltratados e incomprendidos», expresó la especialista que se dedicó a realizar un estudio detallado de tipo cualitativo en la vida cotidiana de ocho parejas con historia de violencia y comisión de delitos en La Habana Vieja.
Datos del Instituto de Medicina Legal, demuestran que el 45 por ciento de las mujeres víctimas de homicidio en la capital cubana entre 1990 y 1995, murió a manos de su pareja y el 52 por ciento de esos casos aconteció en su propia vivienda.
«En general, el concepto que tienen de sí mismos se contradice con su propia conducta. Todos se consideran progresistas, cariñosos, comunicativos y amistosos, pero sus formas de actuar y reaccionar no avalan estos criterios», apunta García.
A la par, suelen sentirse «molestos» y «ofendidos» ante la denuncia de sus mujeres y expresan aspiraciones superiores a sus posibilidades reales, como anhelar afecto cuando son incapaces de brindarlo o criticar la actitud de defensa femenina sin intentar siquiera evitar ellos mismos los conflictos.
Según García, la mayoría de las mujeres y hombres entrevistados habían vivido en hogares conflictivos, violentos, carentes de afectos y con patrones patriarcales que minimizan la figura femenina y exaltan el autoritarismo y prepotencia masculina.
De acuerdo con el sociólogo norteamericano Lundy Dancroft, con experiencia en servicios de consejería en Cambridge, «el hombre abusivo no lleva consigo un letrero que lo señale como tal».
Todo lo contrario, al inicio se muestra amable, cariñoso, simpático y atento, pero después comienza a controlar, socavar, criticar en extremo, exigir, humillar, ofender y hasta golpear, causando lesiones o la muerte.
Según el experto, la actitud abusiva se sustenta en aspectos fundamentales, regidos por el sentimiento de posesión como el control, el derecho a creer que los integrantes de la familia deben satisfacer todos sus deseos y suponer que la pareja no es un ser humano igual, sino una persona inferior.
«Tampoco el agresor es un loco o persona enferma, como muchos creen», asegura el doctor Ernesto Pérez, del Instituto de Medicina Legal, aun cuando la gente piense lo contrario y haga resistencia a que «personas iguales que nosotros puedan ser autores de la violencia y también víctimas de ella.»
Los informes confirman que por lo general, quien comete homicidio, lesiones graves, delitos sexuales contra niños u homicidios peculiares contra las mujeres, no son personas con trastornos mentales severos.
«De hecho en esa población de homicidas y agresores la presencia de la enfermedad mental está muy por debajo de la existencia de tal patología en la población en general», asevera el especialista.
(junio de 2002)

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