La representación televisiva de escenas eróticas entre personas de un mismo sexo va ganando aceptación entre las audiencias. No obstante, todavía hay rechazo a este tipo de propuestas, según pudo evaluar SEMlac a partir de un sondeo periodístico online.
Con la pregunta ¿Aceptaría que la televisión transmita escenas eróticas entre personas de un mismo sexo?, que permaneció en el sitio Género y Comunicación entre los meses de junio y julio, se pretendió abrir el debate acerca de uno de los tópicos más polémicos de los dramatizados contemporáneos.
El 79 por ciento del público inquirido se mostró favorable a la presencia de sexo entre lesbianas, homosexuales y personas trans en la pequeña pantalla, un resultado esperado teniendo en cuenta que las y los lectores de SEMlac pueden tener interés y sensibilidad hacia los temas de género y diversidad sexual. No obstante, cinco personas contestaron negativamente, de ellas dos varones, uno cubano y otro extranjero.
Entre las mujeres predominó la respuesta positiva, y de las que estuvieron en desacuerdo ninguna era cubana. La única opción negativa proveniente de la isla fue la de un varón. Mayor diversidad encontramos en quienes no provienen de Cuba.
La interrogante gana especial interés para la isla, pues actualmente se transmite una telenovela en la que una mujer lesbiana, salida de la prisión, intenta rehacer su vida, pero debe enfrentarse a la discriminación de sus familiares y conocidos. Si bien Bajo el mismo sol, escrita por Freddy Domínguez, no es la primera obra televisiva que refleja conflictos de mujeres no heterosexuales, viene aportando un interesante acercamiento a la unión erótica lésbica.
A finales de los noventa del siglo XX, una serie del realizador cubano Rudy Mora presentó el conflicto de un hombre abandonado por su esposa debido a que ella se enamoraba de otra mujer. Sin embargo, las amantes perecieron en un accidente de tránsito en el capítulo siguiente, por lo que no se profundizó en este tipo de relaciones.
Fue en 2006, con la telenovela La cara ocultad de la Luna, también escrita por Domínguez, que el tema tomó fuerza en la televisión de la isla. Una de las historias sobre personas con VIH/sida que contaba la trama de un hombre bisexual que contrajo el virus al tener relaciones con otro hombre.
La cara oculta de la luna registró 78 por ciento de teleaudiencia, entre 87 y 96 por ciento de preferencia y despertó más interés entre mujeres y jóvenes, según investigaciones de la televisión cubana. Por su parte, un estudio del Centro Nacional de Prevención de ITS/ VIH/sida (CNP) arrojó que la obra tuvo mayor aceptación entre audiencias jóvenes, mientras los más adultos ofrecieron resistencia, casi siempre aludiendo a valoraciones morales.
Lo recogido por el CNP demostró el camino que aún debe recorrerse en la isla a favor del respeto a la libre orientación sexual. Las poblaciones adultas respondieron que mostrar la bisexualidad podría “incitar la práctica de esta conducta en los jóvenes” o que “la novela da licencia a la homosexualidad”.
Según el guionista, el impacto de la serie estuvo determinado porque no se había tratado antes en un espacio de ese tipo el tema de la bisexualidad y la homosexualidad.
Sin embargo, con Bajo el mismo sol, actualmente en pantalla, se ha observado más tolerancia, aunque no aceptación. “Se trata de un paso que considero importante, sobre todo porque el cubano puede convivir puerta con puerta con un homosexual (hombre o mujer) y hasta llevarse bien con él, del mismo modo que acepta este tema en un dramatizado extranjero, pero cuando lo ve en una producción cubana es como si le pusieran el dedo en la llaga”, opinó Domínguez en una entrevista concedida a la revista digital La Jiribilla.
En 2010, otra telenovela, Aquí estamos, tuvo entre las principales subtramas la relación entre dos mujeres, si bien fue criticada por el tratamiento superficial y estereotipado de los personajes, además de que al final una de las muchachas termina enamorándose de un hombre.
Un reciente debate del espacio mensual Mirar desde la sospecha, que coordina el Proyecto Género y Cultura del Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero en la sede nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), se acercó al tema desde la interrogante: Diversidad sexual en la TV, ¿hasta dónde el cambio?
La periodista Lirians Gordillo, una de las panelistas, expresó allí que, si bien estos acercamientos pueden considerarse algo favorable, la manera de abordar la diversidad sexual en la mayoría de los casos no ha sido feliz. «Seguimos mostrando a las personas que no son heterosexuales desde una representación muy sexualizada y las debilitamos cuando las caracterizamos en pantalla inseguras y llenas de dudas», explicó.
Por su parte, el crítico de arte y dramaturgo Norge Espinosa resaltó la necesidad de enfrentar con talento e inteligencia los guiones, pues en la construcción dramática y sicológica de los personajes es donde se encuentran las principales debilidades de las obras cubanas que abordan estos temas.
“Hay que encontrar ese claroscuro, ese punto intermedio en el cual el propio personaje se sorprenda en una situación que nos ayude a entenderlo, a identificarnos más allá de la barrera de lo sexual, que en Cuba es una barrera muy alta y difícil de cruzar. Todo tiene que ver con políticas de representación: cómo nos entendemos, cómo nos representamos y cómo, desde el punto más primario de la vida, se nos está diciendo que determinadas cosas son correctas o incorrectas”, analizó.