A seguir construyendo redes de apoyo solidarias y reafirmar la lucha en principios y prácticas colectivas contra el patriarcado se pronunció el XV Encuentro Anual de la Red Feminista “Berta Cáceres”, realizado vía Telegram entre el 21 y 23 de octubre bajo el precepto: “vivimos tiempos de mujeres”.
La cita, que esta vez apeló a la modalidad virtual debido al distanciamiento físico que impone la pandemia de covid-19, permitió la activa participación desde diversos países de mujeres que integran la red, coordinada por el Grupo de Investigación «América Latina: Filosofía Social y Axiología” (Galfisa), del Instituto de Filosofía de Cuba.
A partir del análisis del actual contexto feminista y la “nueva normalidad” pospandémica, las participantes reconocieron la necesidad de desplegar acciones y nuevas formas organizativas contra el patriarcado.
“Para nadie es un secreto que, bajo la pandemia, las formas de opresión se han hecho más sofisticadas e invisibles”, sostuvo Georgina Alfonso, de Galfisa.
“La vida cotidiana de las mujeres se ha hecho mucho más difícil y el machismo ha reafirmado su naturaleza dominadora, usando entonces argumentos como la capacidad de abnegación, sacrificio y consagración para el cuidado que tenemos las mujeres”, agregó.
Además del predominio de la racionalidad económica patriarcal en busca de maximizar las ganancias invisibilizando el trabajo de cuidado y el aporte de las mujeres a la economía, Alfonso describió un panorama donde prevalecen la instauración del pánico, las desigualdades de tiempos y espacios, se incrementan las violencias contras ellas, el control de sus cuerpos y otras prácticas patriarcales que acentúan una subjetividad opresora.
“Hoy adquiere cada vez más fuerza la certeza de que los posicionamientos antipatriarcales son posicionamientos anticapitalistas”, sostuvo Alfonso y dijo que para Cuba significa también asumir un feminismo crítico, creador, transformador; superar la dinámica economicista que naturaliza el sentido común del capital y construir consenso en torno a un proyecto país más justo, solidario y cooperado.
Pandemia adentro
Los meses de confinamiento han develado desigualdades y acentuado el sistema de opresiones múltiples, con blanco en la vida y los derechos de las mujeres, reconocieron participantes en el encuentro virtual.
La pandemia esconde verdaderas crisis prexistentes, dominaciones y discriminaciones patriarcales, misóginas y racistas, mientras el confinamiento agudiza la violencia de género, acentúa la diversidad de roles de las mujeres y ha llevado a una desvalorización de los trabajos de cuidados, señalaron a partir de sus propias experiencias cotidianas.
“El teletrabajo destruye los bordes de la jornada de ocho horas y tira una manta invisible sobre los tiempos de la vida. En el debate se coloca el significado del cuidado bajo la bandera del sacrificio y así se oculta una amplia zona de cuidados que no son solo médicos”, reflexionó la cubana Llanisca Lugo, del Centro Memorial Martin Luther King Jr.
Con ella coincide Marbelis González Mesa, del Centro de Intercambio y Referencia- Iniciativa Comunitaria (CIERIC).
“Caemos en la trampa de que debemos esforzarnos para cumplir con los múltiples roles de súper madres, súper hijas, súper esposas trabajadoras…; hablamos de cuidado de la vida, pero pocas veces pensamos en el cuidado de la nuestra. Ha sido y sigue siendo una trampa el teletrabajo: tiene ventajas, indudablemente, ¿pero cuántas horas le dedicamos?”, señaló.
La cubana Mely González, coordinadora del Grupo de género y feminismo de la Universidad Central de Las Villas, significó el valor de las redes de apoyo para asumir dignamente el trabajo de cuidados, lo negativo de “romantizar” el confinamiento y llamó a dar seguimiento en “la nueva normalidad” a los riesgos del teletrabajo para las mujeres.
Es por ello que la peruana Walkiria Santa Cruz, militante de la colectiva feminista Resistencia Rabona, apuesta por “colectivizar los cuidados y volverlos responsabilidad de todos”.
En tanto, Lil Romero, guionista de televisión, aboga por “pensar otras medidas que nos protejan en estos tiempos y no solo de la Covid, sino también de la violencia, la sobrecarga, la discriminación laboral” y muchas otras injusticias.
Luchas y caminos
A juicio de Ana Bickel, del FMLN de El Salvador y la Red Mesoamaericana de Educación Popular, el incremento de las contradicciones y las opresiones también enseña caminos para transformar.
Desde las comunidades que han logrado cuidarse ante las amenazas de la violencia, que han diversificado la producción y formas de cuidar y curarse, han logrado mejores resultados en el combate al virus, con las mujeres como protagonistas”, expuso como ejemplos.
Por otro lado, Bickel alertó acerca de que la lucha feminista por la equidad está siempre ante la trampa de que las mujeres aspiremos a transformarnos como sujetas personalizadas, creyendo que desligarnos de la colectividad nos libera. Una cosa es aprender a afirmarnos ante la colectividad; otra es creer que prescindimos de ella”, sostuvo.
Para la periodista cubana Lirians Gordillo, la reflexión para por pensar en cómo generar el cambio, no retroceder y avanzar en los derechos de las mujeres y cómo conectar todo esto con la vida cotidiana, práctica de la nación.
“Lo que se ha logrado ha sido también generando espacios colectivos y públicos, exigiendo el reconocimiento de nuestros derechos y, por tanto, la puesta en práctica de políticas que los garanticen”, argumentó.
En su opinión, se necesita combinar espacios de sensibilización, capacitación, transformación individual y colectiva con el empuje, el reclamo, la construcción de una agenda política en todos los órdenes: legal, económica, laboral, agraria y cultural, entre otros.
Entre otros avances, la red reconoció el crecimiento de los grupos en este camino, la incorporación de jóvenes, el desarrollo de investigaciones y su relación con el activismo, la creación de espacios de formación e intercambio, participación en campañas en defensa de todos los derechos, la visibilización de proyectos feministas, protocoles de prevención, tareas de acompañamiento, trabajo en comunidades, la incorporación de hombres a los colectivos y la reivindicación desde la historia del papel de mujeres negras.
Igualmente se identificaron desafíos, como construir alternativas colectivas contra el patriarcado y transformar prácticas; crear espacios colectivos de cuidados, crianza y educación; asumir la necesidad de una agenda política en todos los órdenes y mantener la lucha por los derechos de la mujer, junto a los esfuerzos por recuperar la economía.
Alertaron también sobre la amenaza que representa el avance de los fundamentalismos en el retroceso de los derechos de las mujeres, la emergencia de proyectos individualistas desligados de lo colectivo, la necesidad de reconocer el feminismo como dimensión del desarrollo, dar prioridad al escenario mediático en las luchas, abrirse al aprendizaje e interpelación de diversos feminismos y abrir más espacios de debate y articulación.
Durante el encuentro se presentaron y compartieron los libros El saber feminista, compilación de trabajos del Grupo de Estudios de gé¬nero y feminismo del Centro de Estudios Comunitarios de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas y Los cuidados en la ruta hacia la equidad en Cuba, que reúne investigaciones de las académicas Georgina Alfonso González, Teresa Lara Junco, Magela Romero Almodóvar, Dayma Echevarría León y Clotilde Proveyer Cervantes.
La red se creó como la “Red Ética y Política del movimiento de mujeres” y su primer encuentro se realizó los días 18 y 19 de marzo de 2011 con el objetivo de crear la red y compartir los sentidos éticos y políticos comunes en la construcción de identidades y articulaciones desde el movimiento de mujeres en Cuba y sus vínculos con América Latina, desde la perspectiva feminista latinoamericana.
Luego, en 2016, adoptó el nombre actual de Red Feminista “Berta Cáceres”, al crearse el Espacio Feminista de igual nombre, que rinde homenaje a la líder popular hondureña y apuesta por la comunión de ideas “que convoquen a la acción contra la dominación, explotación, discriminación y violencia patriarcal”.