Charo Guerra y Georgina Herrera se regalan una tarde para compartir historias y versos. A ambas las une la poesía, el racismo solapado o más perverso y los conflictos de ser unas rebeldes ante el patriarcado.
El documental Charo y Georgina otra vez frente al espejo, de la realizadora cubana Rebeca Chávez, presenta un recorrido breve por la vida de María del Rosario Guerra Ayala (Limonar, Matanzas, 1962) y Georgina Herrara (Jovellanos, Matanzas, 1936).
“Quiero dedicar esta proyección a Georgina, que no está aquí, pero está. Ella está librando una batalla más, como tantas que ha enfrentado en su vida, está ingresada con covid-19 y sé que va a venir y encontrarse con ustedes en cualquier momento, mientras tanto hoy la tenemos en la pantalla”, dijo Chávez en la presentación del documental, el 11 de diciembre, como parte del 42 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
Entre versos y diálogos, la reconocida documentalista cubana presentó a ambas creadoras, apostando por un tono cercano e íntimo. La idea del documental nació a partir del encargo de dos cápsulas promocionales sobre ambas escritoras. Durante el trabajo de mesa, Chávez reconoció puntos comunes de la vida de Charo y Georgina que quería contar.
“Yo parto de la base de que si la persona no confía en ti, no se entrega, y ellas se fueron entregando y un día les dije: quiero que me cuenten su vida privada, su vida pública y su vida secreta, como decía García Márquez”, cuenta Chávez a SEMlac.
Para la periodista y escritora Charo Guerra, el deseo de la cineasta de decir frente a cámara fragmentos de sus poemas fue todo un desafío; confiesa que tuvo que superar la timidez que le caracteriza, pero también disfrutó el encuentro entre su poesía y el audiovisual.
“Rebeca es una persona muy profesional y sabe lo que quiere, te va guiando y dando las armas para poder desarrollarte en cámara”, confiesa Guerra, de 59 años.
A sus 85 años, Georgina Herrera aparece dueña de los espacios naturales que la rodean. Los fragmentos de poemas que se incluyen en el documental muestran parte de su obra dedicada a las raíces africanas y su conexión profunda con la naturaleza.
Yoya le dicen jóvenes artistas, intelectuales y activistas feministas y antirracistas en Cuba. Un círculo de personas que confiesan amarla y han crecido con su sabiduría, pues la consideran una de la imprescindibles dentro del afrofeminismo contemporáneo cubano.
Con profundo sentimiento, Roberto Zurbano, ensayista e investigador cubano, reconoce el tono coherente que alcanza el documental en relación con la vida y obra de Georgina, una mujer a la que distingue por su autenticidad y modestia enormes.
“Yo soy uno de sus hijos y ella es una de mis madres. Creo que Rebeca supo encontrar ese tono menor de la poesía que contiene la maternidad, donde está presente la violencia de los hombres y es más sutil el racismo”, opina Zurbano.
“Georgina ha sido también una mujer que ha disfrutado su condición de ser mujer negra y ha reivindicado todas sus raíces y toda su condición, con la mayor sabiduría y humildad del mundo. Ella no ha convertido eso en un modo de vida ni en un discurso escandaloso”, agrega.
Compartir sus vivencias con naturalidad y sin dobleces forma parte de la sabiduría de Georgina Herrera, valores que la cineasta Rebeca Chávez considera un presente incluido en el documental
“A mí Georgina me ha hecho un regalo que voy a guardar para siempre, ha pasado cosas de las que no tienes ni idea y nunca le escuché una queja o un rencor o un odio. Es una mujer de una ternura y una generosidad que no tiene límites”, concluye Chávez conmovida.
