Adolescentes reconstruyen su vida cotidiana desde la comunicación

Adolescentes que viven en situaciones precarias o han cometido hechos que tipifican como delitos reflexionan sobre sus relaciones con la familia, el barrio y la escuela, en un proyecto social que promueve la comunicación como herramienta de cambio.

Escaramujo es una iniciativa de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, que integra la educación popular y la comunicación social en talleres con adolescentes, investigaciones académicas, productos audiovisuales y cursos de postgrado.

«Cuando surgió el proyecto, nos dimos cuenta de que, en Cuba, existían adolescentes con problemas de conducta, que vivían en barrios marginales con familias disfuncionales y esa realidad nos sorprendió», recuerda el periodista Rodolfo Romero Reyes, cuya tesis de licenciatura desató los nudos de Escaramujo en 2010.

El público inicial fueron estudiantes de las escuelas de formación integral, instituciones que coordina la Dirección de Menores del Ministerio del Interior (MININT), con el apoyo del Ministerio de Educación, y otras instituciones cubanas.

A las escuelas de formación integral ingresan adolescentes con conductas sociales calificadas de graves, como el ejercicio de la prostitución, la tenencia de drogas y la participación en pandillas juveniles.

También son internados adolescentes que han cometido actos tipificados como delitos en la ley nacional, entre ellos robo con fuerza, lesiones y asesinato.

Escaramujo, en estrecha relación con la Dirección de Menores del MININT, apoya los procesos educativos y de integración social que se desarrollan en estos centros, ubicados en varias provincias de la isla caribeña.
Una dura realidad barrial, familiar y escolar rodea a estos grupos de jóvenes. Romero Reyes cree que trabajar con ellos desde el compromiso, la creatividad, el diálogo y la reflexión puede «allanar el camino para el futuro» de muchachas y muchachos.

 

Hablar de relaciones humanas y género

 

Violencia física entre muchachos, acoso sexual, relaciones sexuales y bulling homofóbico son temas que hoy emergen en los talleres del proyecto. Foto SEMlac Cuba.Para Thalía, su mamá es la persona más importante en el mundo, a ella le contaría todo lo que aprendió en los talleres de Escaramujo.

A la joven de 16 años le cuesta explicarse a través de esas frases «difíciles» como violencia de género, acoso sexual, violencia intrafamiliar. Pero ella sabe ejemplificar su contenido, lo ha vivido personalmente.

«Hay hombres que se creen los dueños de las mujeres. Por ejemplo, mi padrino todos los días le cae a golpes a mi tía, ellos viven conmigo y yo he visto eso una pila (gran cantidad) de veces», declara la joven habanera en una entrevista.

El testimonio de Thalía aparece en la tesis Proyecto educomunicativo sobre violencia de género con adolescentes de la Escuela de Formación Integral «José Martí», de Karen Alonso Zayas, quien forma parte del equipo coordinador de Escaramujo.

Hablar de relaciones de poder y violencia con adolescentes puso sobre la mesa problemáticas relacionadas con la sexualidad y el género.

Violencia en el noviazgo, iniciación sexual temprana, bullying homofóbico y acoso sexual emergen en las conversaciones y dramatizados que protagonizan muchachas y muchachos entre 14 y 17 años de edad.

Zulema Tanquero Herrera también optó por sistematizar en su tesis de licenciatura en Comunicación Social las experiencias de talleres sobre género organizados por Escaramujo.

Escaramujo ha logrado amplio impacto a partir de la realización de talleres en siete provincias del país y la participación de 300 estudiantes. Foto SEMlac Cuba.«En los talleres nos percatamos que el tema de género, la violencia y la violencia de género son susceptibles a tratar con las y los adolescentes. Pero primero tenemos que hablar de las categorías de género y cómo atraviesan toda la vida», dijo Tanquero a SEMlac.

Alonso y Tanquero reconocen en sus estudios las dificultades que presenta el lenguaje técnico de las teorías feministas para el trabajo con adolescentes y jóvenes.

Sin embargo, las investigaciones revelan la capacidad de muchachas y muchachos de reconocer expresiones de violencia machista en sus vínculos y acciones cotidianas.

Alonso apuntó en su investigación la pervivencia de criterios que reproducen estereotipos sobre la subordinación de las mujeres, la discriminación hacia coetáneos con una orientación sexual homosexual y la violencia física entre varones.

La periodista Yohana Lezcano, una de las fundadoras de la iniciativa, reconoce la necesidad de profundizar aún más en la transversalización de la perspectiva de género.

 

Navegando se aprende de la mar…

Escaramujo surgió en 2010 en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Cinco años después ha crecido e incluye a otros centros universitarios de la capital, como la Facultad de Piscología y la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona.

El proyecto, junto a otros integrantes de la Red e Educadores Populares que coordina el Centro Memorial Martin Luther King, apuesta por fomentar la participación social en la isla, con énfasis en la juventud cubana.La Educación Popular es uno de los pilares que defiende este proyecto por su capacidad de promover la participación ciudadana. Foto SEMlac Cuba.

Quienes le dieron vida, se inspiraron en la canción Escaramujo de Silvio Rodriguez para darle nombre.

Encontraron en los versos del reconocido trovador cubano una manera de expresar sus inquietudes sociales, vocación comunitaria, la voluntad de transformar y el interés por compartir conocimientos.

El equipo coordinador defiende la fortaleza de sus vínculos con la Dirección de Menores del MININT, reconoce la autonomía del proyecto y la diversidad de sus integrantes.

Estudiantes, profesorado y recién graduados conforman un colectivo de casi 50 personas, quienes colaboran de manera voluntaria.

Escaramujo ha trabajado con cerca de 300 adolescentes en siete provincias del país, principalmente en escuelas de formación integral.

En 2014 se extendieron los talleres a escuelas secundarias de los municipios Centro Habana y Habana Vieja, dos localidades capitalinas con problemas de infraestructura y pobreza.

Aunque se han realizado 13 audiovisuales protagonizados y producidos por adolescentes, Lezcano reconoce que el fin último de Escaramujo no es hacer un audiovisual.

«Detrás del entrenamiento audiovisual está la intención de que reflexionen sobre sus prácticas cotidianas, lo que pasa con sus familias y en sus barrios, si creen que puede haber una perspectiva diferente de asumir sus historias de vida», declara Lezcano a SEMlac.

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