Una mirada de género a la emergencia climática: claves y propuestas

Más de 140 millones de personas, la mayoría mujeres y niños, se verán obligados a desplazarse como consecuencia del calentamiento global, según el Banco Mundial. La comunidad científica hace ya tiempo que ha dado la voz de alarma mientras que los organismos internacionales elaboran informes y resoluciones que intentan frenar este fenómeno. Las razones a esta mayor exposición de las mujeres al impacto climático hay que buscarlas en su vulnerabilidad y en la propia feminización de la pobreza, según se ha evidenciado en la mesa redonda Mujer y calentamiento global: una mirada de género sobre la emergencia climática organizada por elDiario.es en colaboración con Acciona.

En ella han participado Marga López Rivas, investigadora marina de la Universidad de Cádiz (España), docente de la Universidad Marta Abreu de las Villas de Cuba y directora de la Organización No Gubernamental Naturaleza y Océanos de las Américas de Costa Rica; Mar Gómez, meteoróloga y divulgadora científica; y Alicia Pérez-Porro, bióloga marina de formación, coordinadora científica del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), experta en relaciones internacionales science to policy. El acto ha estado moderado por Marta García, presidenta mundial de Women’s Worldwide Car of the Year (Mujeres al volante). “El calentamiento global está produciendo grandes movimientos migratorios”, advierte Marga López Rivas. “En las zonas más desfavorecidas del planeta, las mujeres han de enfrentarse cada día a su propia subsistencia en tierras de baja fertilidad y escasos recursos hídricos. Tradicionalmente, son ellas las encargadas de recoger agua y abastecer al pueblo, pero la tarea se hace cada vez más difícil como consecuencia de las severas sequías”.

La situación no es mejor para las niñas. Convertidas en apoyo materno ante la emigración de los varones, abandonan la escolarización a edades tempranas o no la comienzan. Los matrimonios infantiles a los que son obligadas posteriormente son una lacra más que, sin embargo, permite a algunas familias obtener recursos extra para sortear la hambruna y la pobreza derivada de desastres medioambientales.

“La vulnerabilidad femenina irá creciendo conforme disminuyan los recursos. La situación puede empeorar en función de las decisiones que tomemos hoy, advierte Mar Gómez, meteoróloga y divulgadora científica.

“Aunque eliminemos los combustibles fósiles de un día para otro, la temperatura seguirá aumentando. Los océanos almacenan más calor que la tierra y eso se mantendrá durante siglos o milenios”, explica.

Acceso por parte de la población femenina a la propiedad, a la formación y a la financiación son claves en el desarrollo de un futuro incierto que aún estamos a tiempo de revertir. “Con frecuencia las mujeres no son las propietarias de las tierras en las que habitan. Eso les impide acceder a las ayudas nacionales e internacionales”, explica Alicia Pérez-Porro, bióloga marina y coordinadora científica del CREAF. “Es importante trabajar en colaboración con las organizaciones locales porque son ellas las que conocen el terreno y las que pueden promover y reactivar el mercado de cercanía”.

Calor severo

El papel de la mujer en los países más desfavorecidos se debilita al mismo ritmo que se acelera el calentamiento global. Desertización, sociedades patriarcales y falta de recursos son parte del problema, pero hay otros aspectos que impactan directamente en la población femenina. Mar Gómez cita un estudio de la Comunidad de Madrid de 2016 que alerta del aumento de las tasas de feminicidios en un 28 por ciento cada vez que el termómetro supera los 34º. “El calor no es el responsable –aclara–, pero sí el que contribuye a liberar agresividad en personas proclives a ser violentas.

Frenar el cambio climático es, pues, una emergencia social que no se puede llevar a cabo sin recursos y voluntad política. La próxima Cumbre del Clima de Naciones Unidas de 2024 (COP29), que se celebrará en noviembre en Azerbaiyán, abordará la financiación de las medidas urgentes a acometer. “El fondo inicial de cien mil millones de dólares tendrá que aumentarse para hacer frente a las actuaciones más urgentes en países sin recursos”, señala Alicia Pérez-Porro.

Una de las prioridades para la investigadora Marga López Rivas es invertir en acceso al agua y a la educación “porque eso es lo que permitirá el desarrollo de esas regiones y frenará la emigración. Sin esa ayuda externa, el cambio es imposible. El norte tiene que asumir su responsabilidad no solo en ese sentido, sino también en cuanto al expolio que ejercen las grandes multinacionales de países africanos. Todos sabemos los materiales que obtenemos de allí y cómo son las minas a cielo abierto. Debemos preguntarnos por qué las ganancias no revierten en la población local”.

Llamada a la acción

La meteoróloga Mar Gómez apuesta por dar visibilidad al problema como primer paso para revertir la situación. “Haciéndolo lanzamos un mensaje a las niñas de hoy que serán las mujeres que tomen las decisiones mañana. Es importante que estemos más representadas en los órganos de decisión y fomentemos la educación para que las mujeres se formen del desarrollo agrícola, para que lideren proyectos y apuesten por la ciencia. “No podemos perder un minuto”, añade Marga López Rivas. Y Alicia Pérez-Porro concluye haciendo una llamada a la responsabilidad del voto. “La gente debe ir a votar sabiendo a quien da su apoyo porque el tiempo se acaba”.

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