Postales para mamá y papá. ¿Multiplicamos la recepción de los estereotipos de género?

La llegada del Día de las Madres ha sido siempre una motivación para reunirse
en familia y celebrar la presencia de esa persona que nos dio la vida y nos guio
por esa senda que, a veces, resulta complicada.

Con el tiempo -y en pos de echar por tierra la frase: “Madre es una sola, padre
es cualquiera”, que encierra un cúmulo de imaginarios que amparan, desde
altos índice de abandono del hogar por parte de los padres y crecimiento de
familias de madres solas, hasta actitudes propias de un machismo instaurado
en la estructura social-; se han desarrollado actividades para potenciar el Día
de los Padres y reconocer la figura masculina y su importancia en el rol familiar.
Como principio, me parece muy bien; pero considero que las campañas
promocionales para este fin no han logrado su cometido y, ante la pregunta:
¿estamos multiplicando la recepción de los estereotipos de género?,
tendremos, lamentablemente, que responder: sí.
La comunicación es un proceso debidamente organizado y dirigido hacia objetivos muy
concretos. Cuando se piensa en comunicación y género debemos de realizar un estudio
profundo de la realidad que existe en nuestro país y de cómo estructurar cualquier estrategia
comunicativa. En particular, estas campañas de reconocimiento de las madres y los padres en
sus respectivos días generan una amplia recepción de productos elaborados para tal fin, como
es el caso de las tarjetas postales conmemorativas de estos días; sobre todo si se tiene en
cuenta que la entidad encargada de distribuirlas, la empresa de Correos de Cuba, despliega la
venta en múltiples puntos de las ciudades de todo el país, por lo que, dichas postales están a
disposición de la mayoría de la población a un precio muy asequible.
Alguien podría preguntarse ¿entonces que preocupa a la que escribe?
En junio pasado, cuando mi hija llegó a la casa con las postales que había comprado en su
escuela para obsequiárselas a su papá, me llamó la atención las imágenes y mensajes escritos
en ellas. La preocupación fundamental, entonces, es que un producto de tal alcance
comunicativo contenga una tan evidente reproducción de estereotipos de género.
No es un secreto que la cultura patriarcal se ha reafirmado siempre, directa o indirectamente,
por diversos medios de comunicación. En estudios realizados se ha podido comprobar como
los sujetos reciben en audiovisuales, publicidad comercial y turística, e incluso en productos de
un contenido altamente estético como una obra de arte, la reafirmación del patrón patriarcal. Se
refuerza la imagen del “macho” poderoso e invencible y de la “mujer” sumisa y domesticada por
ese “macho” irresistible.
No es una exageración, no creo que lo sea, pues las postales por la celebración del Días de las
Madres y de los Padres reproducen estos estereotipos en palabras y, para mí lo más lamentable, en imágenes. Esta vez la publicidad sexista se reafirma a través de un icono tan
común como las flores, y no es que esté en contra de asociar a las mujeres con las flores, pero
¿por qué a las mujeres nada más? ¿acaso los hombres no pueden ser asociados con estas
hijas de la naturaleza, que generan tranquilidad y ternura?
Pero según los patrones sexistas que reproducen estos productos comunicativos a los hombres
no se le puede asociar con flores. Por tanto, frente a postales dedicadas al Día de las Madres
con flores, muchas flores a todo color y mensajes como: “Madres…la más bella”, “Eres lo más
bello que tengo en la vida, nunca te alejes de mí”, “Madre…la más bella palabra”, “Todo mi
cariño es para ti en este día especial”; se contraponen tarjetas postales para los Padres con
mensajes que portan toda la carga del estereotipo patriarcal androcentrista: “Papá…te quiero
porque me enseñas a COMPONER EL FUTURO”, “Hoy quiero brindar por tenerte en mi vida”,
“Siempre cuidas de la familia, por eso eres EL REY DE LA CASA”, “PADRE y
CAMPEÓN…significan lo mismo”, “PADRE HÉROE…tú me has enseñado el amor y los valores
que tanto bien hacen a mi vida y me llenan de felicidad”.
No hay que hacer un análisis semiótico complejo para darse cuenta de las diferencias, yo diría
de las grandes diferencias, entre los mensajes de las tarjetas postales de las madres y los
padres. Las madres son bellas, son imprescindibles, reafirman el estereotipo de debilidad,
obediencia y disponibilidad como si fueran un objeto. En cambio, los mensajes de las postales
para los papás destacan las palabras: valores, sentimientos, héroe, campeón, rey de la casa,
jefe, el que manda, el que enseña lo que es el FUTURO en mayúsculas. A esto se suman que
las imágenes de los padres son herramientas de trabajo “duro”, jarras llenas de cervezas o
instrumentos para construir un medio de transporte.
Verdaderamente, no salía de mi asombro y, al dirigirme al estanquillo de venta de Correos de
Cuba, pude confirmar que ese era el patrón de la mayoría de las postales en venta. Para mi
sensibilidad de mujer feminista, de madre, de especialista en género y de ser humano que
lucha por la equidad, fue demasiado pues, además, me puse a pensar que estaban
distribuidas, y en grandes cantidades, por toda Cuba. Horas después confirmé que otra colega,
profesora que con quien comparto las asignaturas sobre género y comunidad en el Centro
Provincial de Superación para la Cultura de Granma, en el suroriente de Cuba, compartía mis
preocupaciones.
¿Hacia dónde vamos cuándo las tarjetas postales dedicadas a los padres reafirman el patrón
patriarcal? ¿Cómo inundar nuestro país con mensajes tan estereotipados y que instauran la
imagen del hombre como superior e invencible, como el REY y el CAMPEÓN que todo lo
puede? ¿Acaso nadie se detuvo a pensar en el retroceso que significa la distribución de un
producto comunicacional con esta carga sexista? ¿No se consulta a especialistas en
comunicación y género para el lanzamiento de estas tarjetas postales? Todas preguntas sin
respuestas.
En verdad, me sentí atrapada ante la disyuntiva: ¿hasta cuándo vamos a seguir reproduciendo
los estereotipos de género en el campo de las comunicaciones? ¿lograremos alguna vez que
el trabajo de las organizaciones que se dedican a potenciar la equidad de género no se vea
empañado por productos como estos? ¿acaso está tan naturalizado el machismo en Cuba que
no sabemos las diferencias entre lenguaje sexista y el lenguaje que potencia la equidad?
Después de esta experiencia seguí varias publicaciones impresas y digitales para ver si alguien
se daba cuenta de lo que estaba pasando, pero no encontré ninguna opinión acerca de las
tarjetas postales por el Día de los Padres. Entonces decidí escribir, llamar la atención para que
productos como estos no se sigan realizando en nuestro país y se tomen en cuenta las
opiniones de periodistas y especialistas en el momento de realizar campañas tan masivas
como la de celebrar el Días de los Madres y los Padres. Urge desmontar imaginarios como:
“Madre es una sola, padre es cualquiera”, pero se requiere de conocimientos y constancias
para que los resultados no sean una espada de Damocles sobre nuestra sociedad. Entonces,sigamos trabajando para que los estereotipos de género desaparezcan y seamos una sociedad
equitativa.

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