La menor tiene 18 años y la mayor, más de 60. Sus profesiones y oficios son diversos: médicas, sicólogas, arquitectas, cantantes, estudiantes universitarias, técnicas, amas de casa. Por ahora son 32 estas mujeres que, desde hace poco, integran las dos primeras logias masónicas femeninas de Cuba, tras vencer no pocas dificultades.
«La mujer cubana se impone y tiene un lugar en la sociedad, ¿por qué no tenerlo también en la masonería?», dice Milagros Rodríguez, profesora de geografía, Venerable Maestra de la Logia Victoria, de Pinar del Río, instalada el 3 de abril junto a la logia Venus, de Ciudad de La Habana, por sus «hermanas» chilenas.
Rodríguez es una de las 24 maestras que, además de ocho aprendizas, fueron iniciadas por la Gran Logia femenina de Chile, la cual envió con tal fin, a la capital cubana, una amplia delegación encabezada por la Serenísima Gran Maestra Orieta Valdés y parte de su oficialidad.
Llegar hasta ahí no fue fácil para las cubanas. Un Comité gestor de la masonería femenina en Cuba, presidido por Digna Gisela Medina, médica máxilo facial en un hospital habanero, comenzó en 2005 la meticulosa labor previa de organización, seguida de cerca por las masonas chilenas.
«Ha sido un trabajo muy delicado, complicado, porque hubo que hacer todos los preparativos para la fundación de logias masónicas femeninas en un país donde no había mujeres masonas», explicó Manuel Collera Vento, Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba de 2000 a 2003 y fuerte defensor del ingreso de mujeres a esta institución.
“Ellas debieron prepararse prácticamente solas y esa fue la mayor dificultad, pero la vencieron exitosamente y ya tenemos dos logias femeninas en Cuba», indicó Collera Vento, quien reconoció que, en la realización del proyecto, no faltaron dificultades, como cierta resistencia entre sectores más conservadores de la masonería masculina.
En ese sentido, aclaró que no se trata de una postura oficial adversa del organismo másonico, sino de «corrientes de pensamiento» contrarias que no significaron una «traba» en el camino organizativo. «Personalmente, pienso que la masonería ha perdido vigencia en el mundo por excluir a la mujer», indicó.
La iniciación masónica de mujeres conlleva un concepto de irregularidad, pues, según un antiguo Límite (Constitución de Anderson de 1723), la Masonería es sólo para hombres. Sin embargo, en la actualidad son varios los países donde prosperan Logias femeninas, como Francia, Bélgica, España, Argentina y el propio Chile, entre otros.
En ese sentido, el auspicio de la Gran Logia Femenina de Chile liberó de cualquier compromiso a la Gran Logia Masculina de Cuba, que arriesgaría su regularidad y el reconocimiento de las Grandes Logias con las cuales tiene relaciones interpotenciales si aceptara mujeres entre sus miembros.
La regularidad en la masonería proviene del cumplimiento de ciertos requisitos para el funcionamiento de las logias, entre ellos el que la carta patente para su fundación debe provenir de una Gran Logia con autoridad para ello, la creencia en un Ser Supremo, la independencia de la masonería de Altos Grados, la prohibición de discutir sobre política y religión, y la observancia de los Antiguos Límites que también constituyen reglas a respetar.
El Comité Gestor cubano centrará ahora sus esfuerzos en la creación de una tercera logia, probablemente en Caibarién, localidad costera de la central provincia de Villa Clara, condición que les permitirá constituir su Gran Logia Femenina de Cuba.
El apoyo y asesoría de las chilenas continuará hasta que ese día llegue. «Nos interesa que se independicen y, además, están los elementos dados, porque hay muchas cubanas interesadas en pertenecer a la masonería», comentó a SEMlac la Gran Canciller de las masonas del país sudamericano, Mónica Morós.