Por Raquel Sierra
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Con su recién presentada novela Sangra por la herida, la periodista, escritora, poetisa y ensayista cubana Mirta Yáñez enriquece la literatura de la isla, con una mirada profunda a La Habana de los sesenta y la actual, en una prosa llena de sentimientos y recuerdos. Esta nueva obra de Yáñez, quien confiesa sentirse ante todo periodista, constituye un retrato de una época y recrea lo bueno y lo malo, lo lindo, lo feo y decadente, prohibiciones, errores y tristezas de personajes, cuyas historias se entrelazan a partir de un suceso trágico acontecido en la capital de la isla.
La novela, colmada de personajes femeninos: Gertrudis, Yuya, Lola, Hermi, la mujer que habla sola en el parque, Estela, María Esther… está dedicada “a los amigos que dejaron de pintar, de tocar el piano, de hacer teatro, de escribir un poema y de soñar sus sueños, por las razones que fuesen”.
Una de las características de la novela es la diversidad de personajes: una creyente y practicante de los más disímiles cultos, un escritor que ha extraviado la musa, una trabajadora del sector de la cultura, una exiliada, una rebelde talentosa y transgresora, una búlgara aplatanada e, incluso, la muerte: una ciudad, La Habana, devenida también protagonista, que sangra por las muchas heridas que le infringe el olvido y la dejadez.
La autora confesó, durante la presentación de este libro y tras incertidumbres acerca de si sería publicado o no, que “quería contar el destino de mi generación en la confusión de la historia”.
Publicada por la editorial Unión, de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba, Sangra por la herida hace un recorrido por las vidas de las personas y la ciudad, de manera concreta, con descripciones a veces crudas y el empleo de frases populares, sin volverse populista.
“Yo quería hablar de los sufrimientos que causan la intolerancia, los prejuicios, las personas que actúan en la vida cotidiana como verdugos de otras y contarlos para que muchos de esos sufrimientos y tragedias personales no caigan en el olvido y los ejercicios del mal queden al descubierto”, recalcó Yánez.
Thelma Jiménez, la editora del volumen, contó que la autora le entregó el manuscrito un día cualquiera; pero ella, por situaciones de trabajo y personales, demoró meses en empezar a leerlo. Comenzó una tarde y no pudo parar hasta el amanecer, y a esa hora no podía llamar a Mirta por teléfono para decirle cuánto la había impresionado la lectura.
“En las horas que estuve leyendo la novela pasé por todos los estados de ánimo posibles: me reí muchísimo, me ponía seria, me daba tristeza, nostalgia. Hablando criollamente, es un `tronco´ de novela, una novela excelente”, dijo durante la presentación del libro, en el espacio habitual que tiene el Instituto Cubano del Libro, en una calle de ladrillos de madera del Centro Histórico de La Habana.
Jiménez describe Sangra por la herida como “la novela de Mirta, una novela increíble, con un montón de personajes, cada uno con un discurso muy peculiar, una novela monolítica, con una estructura increíble”.
Para la ensayista a investigadora cubana Maggie Mateo, en esta novela la realidad está “engarzada por un denso contrapunteo de voces, que responden a diversas experiencias”.
“Muy variadas son las edades, contextos y peripecias en juego a través de la multiplicidad de personajes, pequeñas ventanas abiertas a mundos diferentes, pero que confluyen en algunas coordenadas esenciales; la principal se desarrolla bajo la égida del símbolo femenino más recurrente y universal, encarnado en La Pelona”, aseguró.
A juicio de Mateo, esta novela “constituye una dolorosa recuperación de la memoria, implacable y valerosa revisión de los hechos del pasado, a través de una mirada que no teme poner el dedo sobre la llaga ni hurgar en las heridas del corazón”.
Mirta Yánez nació en La Habana en 1947. Ha sido galardonada en tres ocasiones con el Premio de la Crítica. En 2008 fue publicada una colección selecta de sus relatos bajo el título de El búfalo ciego y otros cuentos.
Entre sus proyectos inmediatos están la próxima salida de una compilación de sus cuentos en Estados Unidos y la publicación de una investigación sobre la vida de las mujeres en los años treinta del pasado siglo, realizada junto a su colega Nancy Alonso.
Cultura enero de 2011