La crisis mundial generada por la pandemia de la covid-19 demostró, como nunca antes, el valor del acceso a las ya no tan nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs). Millones de personas pasaron de acudir de lunes a viernes a una oficina, a trabajar desde la casa en la modalidad de teletrabajo. Reuniones de equipo, eventos científicos o académicos, campañas, asesorías especializadas, intercambio entre estudiantes y profesores, defensas de tesis de licenciatura y hasta tareas escolares son solo algunas de las actividades que abandonaron el espacio físico para trasladarse al entorno virtual. Oficinas, aulas y salas de reuniones, se convirtieron en canales de Telegram, grupos de WhatsApp, encuentros en Teams o Google Meet y videoconferencias por Jitsi Meet.
Para Vinícius Pinheiro, director para América Latina y el Caribe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se ha producido “un cambio estructural en la forma que trabajamos”. La pandemia ha acelerado tendencias y ha disparado aún más las alarmas sobre la necesidad de impulsar estrategias que permitan desarrollar la economía y el trabajo digital con perspectiva de igualdad de género. En sus palabras, urge evitar un escenario de “tecnología del siglo XXI con condiciones laborales del siglo XIX” y, por supuesto, donde se acentúen aún más las inequidades preexistentes.
Datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT)[1] indican que solo en el ocho por ciento de los países del mundo la población femenina que utiliza Internet es mayor a la masculina. Mientras 58 por ciento de los hombres accede a la red mundial, 48 por ciento de las mujeres lo logran, en una tendencia marcada por el uso de los teléfonos móviles. Se estima que entre las causas principales de esta brecha está la posesión o no de un dispositivo, la carencia de habilidades digitales y el costo de la conexión, aún alto para las personas pobres, incluidas las mujeres en condiciones de vulnerabilidad: la diferencia del gasto de uso pasa de 34 por ciento de los ingresos mensuales como promedio en los países en desarrollo a cuatro por ciento en los países desarrollados[2].
Cuba ante la revolución digital
En un mundo en que cada vez se habla con mayor fuerza de la sociedad digital, y con los antecedentes de haber llegado relativamente tarde a Internet, la telefonía móvil y la conexión de datos, Cuba impulsa desde 2019 una política con el fin de crear condiciones para el acceso universal a las TICs, considerado uno de los desafíos importantes del país de cara a 2030. Según el I Informe Nacional Voluntario de Cuba sobre la implementación de la Agenda 2030, la cobertura de la telefonía celular se ha incrementado a más del 85 por ciento de la población y del 75 por ciento del territorio nacional, mientras se incrementa sustancialmente la penetración de Internet (64% de la población)[3].
Datos de la Oficina Nacional de Estadísticas indican que entre 2015 y 2020 las personas abonadas a la telefonía móvil pasaron de 3,3 a 6,6 millones, mientras el uso de Internet creció de 3,9 a 7,5 millones de personas, de las cuales 3,4 millones acceden por datos móviles. Las estadísticas, que incluyen además información sobre la cantidad de computadoras existentes, no se desglosan por sexo, ni permiten conocer las diferencias entre las zonas urbanas y rurales del país u otras variables socioeconómicas[4].
En este contexto, la última edición de la Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados (MICS 2019)[5] contribuye a visualizar y entender las principales tendencias de la brecha digital de género en Cuba. Con el fin de generar estimaciones confiables en la mayoría de los indicadores para las 15 provincias cubanas y el municipio especial de la Isla de la Juventud, las MICS contemplaron una muestra de 12.480 hogares, con entrevistas a niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años, y mujeres y hombres menores de 50 años. Como resultado, se logró aplicar encuestas en 11.966 hogares, para una tasa global de respuesta cercana al 98 por ciento.
Entre los principales hallazgos del estudio, aparecen los siguientes:
- 25,4 por ciento de los hogares cubanos tienen computadora y apenas 3,7 por ciento cuentan acceso a Internet por cualquier dispositivo desde casa (Nauta hogar, conmutado, otro), sin contar la telefonía móvil.
- 70,5 por ciento de las mujeres y 54 por ciento de los hombres, para una diferencia de 16,5 puntos, han usado una computadora al menos una vez en la vida. Mientras 46,5 por ciento de las mujeres usaron este equipo en los últimos tres meses previos a la encuesta, solo lo hicieron el 38 por ciento de los hombres. La brecha se acentúa en las zonas rurales: 24,1 por ciento de las mujeres frente a 14,9 por ciento de los hombres.
- Una proporción ligeramente superior de hombres (75,2 por ciento) que de mujeres (73,2 por ciento) entre 15 y 49 años aseguró poseer un teléfono móvil. La diferencia de poco más de dos por ciento a favor de la población masculina se mantiene también entre quienes usaron esta tecnología al menos una vez en los últimos tres meses. En las zonas rurales este indicador desciende a 63,3 por ciento de las mujeres y 64,9 por ciento de los hombres.
- La brecha se invierte en el uso de Internet: 31,4 por ciento de las mujeres usaron Internet al menos una vez en los últimos tres meses, dato que desciende al 27,5 por ciento de los hombres. Cuando se mira a las zonas rurales, disminuye la proporción de personas que se conectan y aumenta la brecha de género: solo 17,9 por ciento de las mujeres y 9,6 por ciento de los hombres accedieron a la red mundial, para una diferencia de 8,3 por ciento.
- Al indagar sobre la realización de nueve actividades relacionadas con la informática – hacer una presentación, enviar correos, utilizar Excel o copiar e instalar un programa, entre otras-, ellas muestran más habilidades que los hombres: 40,4 por ciento de las mujeres han realizado al menos una de las nueve actividades en los últimos tres meses, contra el 32,5 por ciento de los hombres. Cuando se mira al grupo de 15 a 24 años, la proporción aumenta a 58,7 y 48 por ciento, respectivamente, y la brecha crece en zonas rurales: 23,8 por ciento de las mujeres y 16,5 por ciento de los hombres.
Inequidades a debate
Entre otros aportes de las MICS Cuba 2019 se encuentra el desglose de los datos por provincias, grupos de edades, nivel educacional, presencia de dificultades funcionales y color de la piel de la persona jefa de hogar. Pero, a los efectos de una visión más integral, resultaría interesante contar además con datos de acceso y habilidades de la población mayor de 50 años, en un país donde la edad de jubilación para las mujeres es de 60 años y para los hombres de 65 y en que, como en el resto del mundo, las personas mayores de 60 años tienden cada vez más a extender su tiempo de vida activa.
Toca también a las ciencias sociales indagar en cómo estos datos se interrelacionan con diversas condicionantes de género, que pueden limitar el acceso de las mujeres a las TICs, frenar su empoderamiento y autonomía económica e, incluso, frenar el ejercicio de sus derechos y colocarlas en mayores condiciones de vulnerabilidad en situaciones de violencia, con mayor énfasis en zonas rurales y de difícil acceso.
[1] Reducción de la brecha de género (https://www.itu.int/es/mediacentre/backgrounders/Pages/bridging-the-gender-divide.aspx)
[2] ONU Mujeres: Reducir la brecha digital para poner a las mujeres en el centro de las nuevas economías: https://elcapitalfinanciero.com/onu-mujeres-reducir-la-brecha-digital-para-poner-a-las-mujeres-en-el-centro-de-las-nuevas-economias/
[3] Informe Nacional Voluntario de Cuba sobre la implementación de la Agenda 2030 (https://sustainabledevelopment.un.org/content/documents/280872021_VNR_Report_Cuba.pdf)
[4] Tecnología de la Información y las Comunicaciones. Indicadores seleccionados. (ONEI, agosto de 2021).
[5] La Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados se aplica en Cuba por la Dirección de Registros Médicos y Estadísticas de Salud del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), como parte del Programa Global MICS del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). (https://temas.sld.cu/estadisticassalud/files/2021/02/MICS6_Cuba-2019_compressed.pdf)