Por la redacción
Nuevamente el premio del concurso de fotografía feminista convocado por Circuito Líquido queda desierto.
En esta segunda edición del evento fotográfico, el jurado decidió entregar una mención única y dos áccesit.
Nuevamente el premio del concurso queda desierto, pues aunque las obras han crecido en comparación en la primera iniciativa, no están a la altura de las precisiones del jurado y de quienes organizan el evento.
En esta segunda versión las personas reconocidas son: Martha Iris Pérez (mención única), Argelio Pompa y Alejandra Villar (accésit).
El jurado de la cita estuvo compuesto por: Grethel Morell (experta en fotografía), Ibis Hernández (investigadora, curadora y co-curadora de la Bienal de La Habana), Magela Romero (experta en temáticas de género) y Ada Azor (gestora artística de Circuito Líquido).
Como respuesta a la convocatoria, participaron fotógrafas y fotógrafos de diversos diálogos estéticos, mostrando proyecciones de sus ideales de lo femenino, la feminidad, la condición de ser mujer… Sobre estas creaciones, las voces expertas reconocieron que en cuanto a los conceptos de fotografía, arte, feminismo y los enfoques de género, en esta edición hay visiones más maduras, de mayor apertura y amplitud de convocatoria que la anterior. Sin embargo, ninguna de las muestras en concurso estuvo a la altura de un premio.
En la obra de Martha Iris, única mención, existen varios aciertos, y uno de ellos tiene que ver con los elementos de la violencia de género que expresa. Tratar esta problemática social, generalmente invisibilizada bajo el ropaje de una cultura patriarcal, es un logro para la comunidad fotográfica en la isla.
Explica el jurado que si bien Pérez acude a la autorrepresentación y la fragmentación corporal, tantas veces empleado, rechaza la fidelidad y la nitidez en la configuración de la imagen. Esta paradójica formulación visual consigue anular la posibilidad de la contemplación del cuerpo femenino como objeto de seducción física y deseo, y lo emplea desde la «des-estetización» absoluta de la imagen fotográfica. La forma de lidiar con las huellas del dolor y el desgarramiento dejadas en un cuerpo agredido y una psiquis dañada resultan el objeto de esta fotografía.
La pieza de Martha Iris ubica al público ante un cuerpo femenino desnudo, fragmentado, que sangra ante el dolor de experiencias difíciles que marcan algunas trayectorias femeninas de forma tangencial. Esta es una obra que denuncia la realidad e intenta sensibilizar a quienes tienen la oportunidad de interactuar con ella.
El accésit se otorgó a imágenes fotográficamente logradas y que asumen perfiles propios de los estudios de género; que se implican en preceptos sociales contemporáneos del entorno cubano. Las composiciones merecedoras fueron: Shaken, de Argelio Pompa, y la obra sin título de Alejandra Villar.
Como parte del evento competitivo hubo un intercambio entre las personas participantes con lideresas de proyectos, creadoras y creadores de las comunidades de Buena Vista, Párraga, La Víbora, El Canal y Alamar Este.
Mediante las dinámicas grupales enfocadas en claves de género fueron desmontadas narrativas sexistas y lógicas patriarcales presentes en la cotidianidad y en la fotografía nacional.