No alineados: Una cumbre masculina

Por Dalia Acosta / Foto: Baldrich

Nada como el desfile de presidentes que asistieron la pasada semana a la XIV Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (NOAL), realizada en la capital de Cuba, para comprender que este mundo en que vivimos sigue siendo masculino. Salvo raras excepciones, como el caso de Chile, los jefes de Estado y Gobierno y altos funcionarios que viajaron al frente de las delegaciones, en representación de 118 países del Sur, eran hombres. En muchos casos, además, llegaron al saludo oficial acompañados de sus esposas. Ellos tienen el poder; ellas apenas son las “primeras damas”.
Con esta realidad, mostrada a cientos de corresponsales de prensa extranjera por las pantallas de la televisión de la sala de prensa (donde la presencia femenina sí se hacía notar), era de esperar que los temas vinculados a los derechos de la mujer en este mundo de hoy se diluyeran en todas las controversias de la cumbre.
Las demandas específicas de la mitad de la población mundial estuvieron ausentes de los debates, aunque buena parte de los temas tratados y algunos de los que generaron las mayores tensiones y polémicas, nos tocan directa o indirectamente como parte o como víctimas.
Tal es el caso de las agresiones a países como el Líbano o Iraq, la condena a la intromisión en los asuntos internos de Venezuela y Bolivia, el apoyo a Cuba frente al endurecimiento de las sanciones o el tan debatido tema de la necesaria cooperación Sur-Sur, en sectores como la salud y el enfrentamiento a las pandemias como el sida.
Claro, hay que tener en cuenta que en un grupo tan heterogéneo como el NOAL, surgido en 1961 como una respuesta a la bipolaridad del mundo de entonces y una opción a favor de la paz, sería una verdadera “bomba” el lanzamiento de temas como el aborto o los derechos de las minorías sexuales.
Por el momento, en la necesidad de lograr un consenso que le permita acercarse a la influencia que podría tener el voto unido de casi las dos terceras partes de los Estados miembros de las Naciones Unidas, el movimiento tiene que concentrarse en los temas que los unen a todos y no en los que podrían dividirlos.
El proyecto de documento final que llegó a manos de la prensa muestra unos párrafos dedicados al adelanto de la mujer, en un folleto de 88 páginas.
En esencia, el texto ratifica el compromiso del movimiento con la aplicación de la Declaración y la Plataforma de Acción, aprobadas en la Cumbre de Beijing (1995), y el documento “Otras medidas e iniciativas”, resultado del seguimiento realizado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2000.
Asimismo, los jefes de Estado y de Gobierno expresan su determinación de “eliminar todas las formas de violencia contra la mujer y la niña, especialmente en situaciones de conflicto armado y ocupación extranjera, incluida la utilización sistemática del secuestro y la violación, por las partes en el conflicto, como instrumento de guerra”.
También exhortaron a todos los Estados que aún no lo hayan hecho a ratificar la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación de la mujer o adherirse a ella.
A pesar de la casi total ausencia del tema en los debates de la Cumbre, el texto “celebra” la próxima realización, en 2007, de la II Reunión Ministerial de los NOAL sobre el adelanto de la Mujer y apoyó la apertura de un centro sobre género y desarrollo en Kuala Lumpur, Malasia.
Esperemos que con el mismo ímpetu con el que los países del Sur quieren que su voz se oiga en la arena internacional, empiece a oírse dentro del movimiento la voz de las mujeres y también las demandas de no pocas minorías y grupos de la sociedad civil.

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