La Relatora Especial de Naciones Unidas sobre la Trata de Personas, Maria Grazia Giammarinaro, reconoció la voluntad política de Cuba frente a la trata, aunque señaló que debe mejorarse el marco jurídico y eliminarse el estigma social de la prostitución.
Cuba cuenta con mecanismos para la asistencia y protección de las víctimas de los delitos de proxenetismo y trata, reconoció la funcionaria en conferencia de prensa al término de una visita oficial que abarcó del 10 al 14 de abril e incluyó encuentros con representantes de la sociedad civil y autoridades cubanas.
Giammarinaro señaló que sus recomendaciones a Cuba tienen como objetivo garantizar una habilitación plena y eficaz del plan de acción nacional contra la trata. El marco jurídico debe mejorarse, dijo, de manera que puedan definirse y distinguirse fenómenos delictivos diferentes como son el proxenetismo y la trata.
Abundó acerca de la necesidad de contar con protocolos e indicadores que ayuden a definir más claramente lo que se podría calificar como una situación de trata o como víctima, por ejemplo, y con un protocolo para la protección y asistencia a las víctimas, con un paquete de medidas que se puedan aplicar de manera frecuente cuando se identifiquen situaciones de trata.
«En la definición de las formas de explotación se debe incluir el fenómeno de la trata, porque actualmente hay un énfasis en la explotación sexual, pero no se puede descartar que en el futuro se constate la explotación laboral», argumentó.
Por otra parte, niñas y niños deben quedar amparados por el derecho penal hasta los 18 años y no hasta los 16 como ocurre ahora, sostuvo la funcionaria.
Otra de las preocupaciones planteadas por la Relatora a las autoridades cubanas tiene que ver con la necesidad de superar el estigma social de la prostitución y eliminar actuaciones como detener a las mujeres que la practican en los llamados centros de rehabilitación, que supone un equivalente de sanción, pese a que la prostitución no es un delito per se.
Giammarinaro celebró la reciente aprobación por parte del Consejo de Estado de Cuba del plan de acción nacional con enfoque preventivo e interdisciplinar para prevenir y luchar contra la trata.
Entre otras fortalezas del país, mencionó el elevado nivel educacional de la población, el acceso universal y gratuito la salud, la amplia cobertura de servicios sociales y la elevada participación de las mujeres en la vida política, económica y social como factores que reducen la vulnerabilidad y las situaciones de desigualdad «e impiden que las personas sean empujadas u obligadas a algo que se convierta en situación de explotación».
Entre los casos identificados en Cuba se refirió a personas que emigran y se encuentran en situación de miseria y endeudamiento en el recorrido hacia su destino final, o el de jóvenes que intentan conseguir empleo temporal en el extranjero, firman contratos que luego no se cumplen y terminan en situación de explotación y prostitución.
También pidió vigilancia cuidadosa para un fenómeno nuevo, de personas provenientes de países africanos que llegan Cuba como territorio de tránsito para llegar a Estados Unidos.
Giammarinaro dijo haber observado, durante su visita, buenas prácticas que es posible fortalecer, como la protección de los menores durante los procesos penales, la existencia de servicios sociales con personal comprometido para evitar situaciones de revictimización y el establecimiento de acuerdos de cooperación internacional sobre el tema con varios países, de relevancia particular por la existencia de casos trasfronterizos.
Reconoció, además, la labor del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) hacia las personas transgénero y transexuales, aprovechadas frecuentemente en el mundo para la explotación sexual.
Finalmente, la Relatora abogó por la atención y vigilancia constantes ante cualquier situación que pueda ser explotada por los traficantes y precisó que la trata es un problema que implica esencialmente explotación, a veces extrema, fundamentalmente de mujeres, niñas y niños, a través de la coerción, el engaño, el fraude e incluso el abuso de una situación de vulnerabilidad.
Pero también puede incluir a los hombres, especialmente los jóvenes, para la trata laboral.