A todas las mujeres lesbianas y organizaciones

que trabajan a favor de sus derechos

 

La relación entre homosexualidad y vejez articula diversos elementos: por un lado, la pervivencia de un discurso social y hegemónico que excluye y discrimina a las personas mayores y, en segundo lugar, un ordenamiento heteronormativo de la sexualidad que se vincula con el establecimiento y subordinación de formas de identidad particulares.

Así pues, la orientación sexual y la vejez se presentan como factores que determinan una condición social particular. Esta condición se asocia con significados y prácticas distintas, que pueden incluir formas particulares de discriminación y violencia[i] o, en otro sentido, la búsqueda de recursos personológicos para la adaptabilidad y el afrontamiento a condiciones sociales percibidas como vulnerables, tales como: la falta de sensibilización sobre las realidades de estas poblaciones; los espacios de salud, laborales, educativos o comunitarios permeados de mitos, prejuicios y estereotipos instaurados en las subjetividades de quienes operan al interior de estos sistemas y que se expresan en comportamientos y tratamientos discriminatorios y escaso reconocimiento de las sexualidades en la vejez. Todo ello incide en que no haya un desarrollo integral de estas personas en sus entornos.

Las personas mayores se enfrentan a distintas formas de violencia y abandonos, a situaciones que se van incrementando en nuestras sociedades, como que los recursos de subsistencia son cada vez más insufientes para garantizar una vida digna, así como dificultades de acceso al trabajo, la salud, vivienda y a las nuevas tecnologías aislan más a esta población.

Las mujeres lesbianas, en particular, experimentan una mayor vulnerabilidad respecto a sus pares heterosexuales. Ellas cuentan con redes de apoyo reducidas e insuficientes, pues pocas personas mayores lesbianas tienen descendencia y muchas han sido rechazadas por sus familiares. Además, debido a la discriminación social, portan experiencias negativas de su despertar lésbico y del proceso que deben vivir para lograr asumir su orientación sexual; de las presiones y discriminaciones experimentadas; de las relaciones eróticas; de sus necesidades, deseos y dificultades para construir familia; de las relaciones con sus familiares y amistades tras la confesión de ser lesbiana y de las personas con las que interactúan al interior de las instituciones sociales, que a menudo las juzgan por su orientación sexual. Todo ello construye las concepciones y los miedos que tienen estas mujeres al proceso de envejecimiento y las dificultades de envejecer siendo lesbianas.

La falta de sensibilización sobre las realidades de estas poblaciones en los espacios educativos, laborales, de salud y comunitarios aún es discriminatoria. Implican factores que, a largo plazo, inciden en la forma de vivir la vejez de esta población en particular.

“…Nunca he logrado estabilidad en la vida escolar ni laboral, siempre tuve dificultades para adaptarme en estos lugares porque fui víctima de varias formas de maltrato, puedo decirte que lo peor que he vivido no ha sido la violencia física, sino la humilllación constante y que te ignoren hasta que tú decides dejarlo todo….”[ii]

La diversidad sexual y de género en Cuba ha tenido distintas formas de consideración a lo largo de su historia. Desde 2019, la nación caribeña es uno de los pocos países a nivel mundial que proscribe constitucionalmente la discriminación por razones de orientación sexual e identidad de género[iii]. Sin embargo, no es suficiente con el discurso formal, porque se trata de un problema que es cultural y necesita de cambios significativos en las subjetividades de las personas. Por ejemplo, existe una voluntad política de no discriminación, equidad y justicia social; sin embargo, aún no se logra el reconocimiento legal para las uniones entre personas del mismo sexo.

Desde testimonios de estas mujeres se puede constatar que pocas de ellas logran tener descendencia y muchas han sido rechazadas por sus familiares. Otras logran vivir largos años de su vida en pareja y nunca pueden apropiarse legalmente del patrimonio económico que construyen de conjunto, cuando una de ellas muere.

“Estuve unida a mi pareja por más de 20 años, ella enfermó de cáncer de mama y vivimos juntas un proceso díficil, sobre todo yo me ocupé de los cuidados sin ayuda de la familia. Cuando falleció, me expulsaron de la casa y tuve que ir a vivir con unos amigos que me acogieron. Tengo 69 años, perdí mi trabajo porque me dediqué a cuidar de mi pareja y me está siendo difícil encontrar empleo, hago algunas actividades en negocios privados en ocaciones, nada fijo…”[iv]

Como bien se corrobora, estas mujeres tienden a tener menores ingresos, debido a la inestabilidad laboral a lo largo de su ciclo vital; mayor soledad y aislamiento, provocado por el rechazo y la homofobia; una salud más deteriorada, debido a estilos de vida poco saludables, por el llamado “estrés de minoría”[v]; atención y cuidados deficientes, así como desconocimiento de sus derechos y cuidados como población LGBTIQ.

Otra situación importante que enfrentan las personas mayores de este grupo poblacional se relaciona con el escaso reconocimiento de las sexualidades en la vejez, lo que incide en que no alcancen un desarrollo integral en sus entornos cotidianos[vi].

Estas situaciones se agudizan o radicalizan en el caso de las poblaciones de mujeres lesbianas. Arauco, experto independiente sobre la protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género, señaló recientemente que las personas mayores LGBTIQ se enfrentan al aislamiento social y a la soledad, dado el rechazo familiar y la falta de reconocimiento a la existencia de las diferentes formas de familia[vii].

Según las Naciones Unidas[viii], se proyecta que las personas mayores en América Latina y el Caribe pasarán de 11, 4 por ciento a 25 por ciento del total de la población global en un período de 35 años, con la expectativa de un crecimiento a un ritmo mucho más acelerado a partir de 2030.

Ante este panorama internacional, los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con sus 169 metas, apuntan a trabajar por un desarrollo económico sostenible e inclusivo. Sin embargo, pese al ideal de construir mejores sociedades a partir de esta agenda, no se pueden obviar las barreras y desafíos que afectan la capacidad de los Estados para implementarlas. En este sentido, considero que las brechas sociales son el principal obstáculo.

Cuba y el Estado cubano, particularmente en el marco de las ODS y específicamente el objetivo cinco referido a género, se propone “no dejar a nadie atrás”. Ello también significa abogar por la inclusión y consolidar la equidad y la justicia social. En consecuencia, las personas mayores LGBTIQ deben ser reconocidas como sujetas de los resultados buscados con estos objetivos, teniendo en cuenta las vulnerabilidades sociales excluyentes a las que se enfrentan y sus consecuencias en los procesos de envejecimiento, entre tantos otros.

Ante este desafío, no se debe obviar que estas personas viven realidades muy diversas, lo cual exige de un enfoque de trabajo centrado en las personas, los derechos humanos y la interseccionlidad, porque sus situaciones varían cuando se trata de una mujer lesbiana discapacitada, negra, migrante, en situación de pobreza, entre otros diferenciales.

A modo de conclusión

Desde estos análisis es importante contemplar a las personas desde sus realidades diversas. La dignidad humana debe ser respetada y garantizada, toda persona necesita que el proceso de envejecimiento y vejez sea incluyentes.

Cada vez habrá más personas mayores en el mundo; no es posible lograr un desarrollo sostenible que haga frente a ese cambio si no se acepta que las acciones deben ser inclusivas, según realidades diversas.

 

[i] Particularmente hay que tener presente que la despenalización de la homosexualidad en Cuba, tuvo lugar en 1979, hace 42 años, período de tiempo, en que las personas mayores lesbianas de hoy en día 60 años y más, tuvieron la experiencia de la homosexualidad como delito.

[ii] Hernández, I. (2020) Testimonio de una mujer lesbiana. Estudio de casos en la comunidad, Los Ángeles, Municipio Marianao, La Habana, Cuba. 2020.

[iii] http://www.cubadebate.cu/noticias/2021/05/12/constitucion-y-derechos-sexuales-en-cuba-avances-y-principales-desafios-2/.

[iv] Hernández, I (2020). Testimonio de una mujer lesbiana. Estudio de caso en la comunidad “Los Ángeles Muncipio Marianao, La Habana, Cuba, 2020.

[v] CIPAC (Centro de Investigaciones y Promoción para América Central de Derechos Humanos) 2019. Situación de población adulta mayor LGBTIQ.

[vi] Universidad de Harvard (2019). About sexuality and again, Cambridge: Harvard.

[vii] Arauco, N et al (2018). Panorama de envejecimiento y dependencia en América Latina y el Caribe. Whashington DC: Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

[viii] Naciones Unidas (2019). World Population Prospect. Nueva York.

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