Las violencias machistas atraviesan los muros universitarios. Si bien varios estudios han demostrado la pervivencia de violencia de género en parejas de jóvenes universitarios, existen otras formas de maltrato que sobrepasan los vínculos afectivos.
Por primera vez, jóvenes de esa enseñanza hablaron de las violencias cotidianas, dentro y fuera de las aulas, durante la primera jornada estudiantil por la no violencia de género en la Universidad de La Habana (UH), que culminó con la conformación de la Red Feminista de la casa de altos estudios.
Anabel Antuña y Anaclara León, estudiantes de tercer año de Sociología, han sido las principales impulsoras de esta iniciativa, que se sumó a los 16 días de activismo por la no violencia contra las mujeres y las niñas en Cuba.
Para Antuña, la jornada ha sido un primer paso para generar conciencia sobre las violencias en los entornos universitarios.
¿Cómo se expresa la violencia machista en la Universidad?
La Universidad no es un espacio libre de violencia, sabemos que el patriarcado está en todas partes y aquí el machismo también camina libremente.
A diario las estudiantes vivimos alguna situación de este tipo y muchas veces no somos conscientes de eso. El machismo se evidencia, tanto en el profesorado y el alumnado a través de: comentarios sexistas, chistes y burlas, ridiculizando a las feministas, mediante la sexualización constante del cuerpo de las mujeres, con comentarios sobre su ropa o forma de comportarse.
También mediante el acoso, tanto por estudiantes como por profesores, trabajadores de la Universidad y personas que trabajan en espacios cercanos y afectan igual el entorno universitario, como es el caso de los parqueadores del Hospital Calixto García, en las afuera de la facultad de Física.
Igualmente, se expresa en el lenguaje sexista, pues nunca se refieren a las mujeres y en las clases utilizan al hombre para referirse al ser humano, y también en la prohibición o trabas a actividades relacionadas con el feminismo; esto habla mucho de la resistencia que existe.
Ninguna carrera en la Universidad de la Habana, excepto la licenciatura en Sociología, tiene alguna asignatura relacionada con el género en su plan de estudio lectivo.
La violencia machista existe, además, en las relaciones de pareja entre profesores y alumnas, que al final están mediadas por una relación de poder.
Existen otros espacios fuera de la Universidad, pero que igual guardan relación con ella y se prestan para que algunos hombres acosen a las muchachas y se masturben en público, como es el caso del Estadio Universitario Juan Abrantes y también las paradas cercanas.
Estos son algunos ejemplos, seguro se me quedan otros.
¿Qué oportunidades y desafíos existen en la UH para prevenir y desmontar las violencias de género?
Este asunto es complejo. Entre las oportunidades tenemos, en primer lugar, a estudiantes de diferentes carreras, interesadas e interesados en formar un grupo feminista en la Universidad que trabaje todo lo que te comenté anteriormente. Para mí, este es el principal paso y el más importante.
Al mismo tiempo, contamos con el apoyo de la FEU de la UH y eso nos abre muchas puertas. Hace poco se realizó el congreso de la FEU a nivel de Universidad y uno de los temas que salió fue el relacionado con el género y la importancia de adoptar un compromiso con la lucha feminista. Esto es importantísimo porque al final la FEU tiene que ser uno de los actores principales que promueva el feminismo en la Universidad.
Creo que otra oportunidad es la intención, a nivel de país, de posicionar estas cuestiones, con todo lo relacionado con el Código de las Familias, el Programa para el Adelanto a las Mujer y las capacitaciones que se están haciendo en diferentes espacios. Ese contexto nos permite defendernos y exigir espacios, porque en el estudiantado universitario no podemos estar ajenas a los tiempos que vivimos y, si estamos luchando contra todas las formas de discriminación y estamos a favor de la inclusión, la Universidad debería ser vanguardia o, por lo menos, promover y defender estos temas.
Al mismo tiempo, son muchos los desafíos. En primer lugar, yo diría que está la falta de conciencia y la naturalización del machismo, que también azota a la Universidad. Esto hace que muchas personas ni se cuestionen lo que pasa a su alrededor y, al mismo tiempo, no se le da importancia. Hay una gran resistencia a todo lo relacionado con el feminismo, tanto por parte de estudiantes como por parte de la institución. Junto con esta resistencia vienen las trabas a actividades y cualquier iniciativa relacionada con el tema.
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