Coinciden especialistas en que el primer paso para prevenir y atender la violencia de género es hacerla visible, lograr que la sociedad, sus instituciones y las personas tomen conciencia de que existe. Aun cuando casi todos los estudios en Cuba reconocen avances en este camino en los últimos años, No a la Violencia invitó a tres profesionales de diferentes perfiles y áreas de desempeño para analizar la problemática desde los espacios donde desempeñan su labor cotidiana. Esta vez responden a nuestras interrogantes la socióloga y doctora en Ciencias Magela Romero Almodóvar, de la Universidad de La Habana; la también psicóloga Mareléen Díaz Tenorio, del Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (OAR) y la periodista Claudia Martínez Camarero.
Según su experiencia de trabajo, ¿cuáles identifica como los mayores obstáculos a la hora de visibilizar la existencia de violencia de género en la sociedad cubana?
Magela Romero Almodóvar: Desde la academia, un obstáculo importante esla falta de estudios que visibilicen las característicasdel fenómeno a nivel nacional y puedan brindar herramientas para hablar de tendencias de su comportamiento en el tiempo o particularidades por territorio. La mayor parte de las investigaciones que existen son fragmentadas, aluden al espacio micro y tienen enfoques cualitativos. Otra brecha es la falta de prioridad del tema en la agenda mediática, un hecho que ha cambiado algo en los últimos años con la existencia de campañas nacionales, pero todavía se reduce al marco temporal de la campaña o a la existencia de fechas como el Día de la Mujer o por la No violencia. Igual, la falta de recursos para la creación de productos comunicativos. Estos muchas veces están limitados a la existencia de proyectos institucionales con límite temporal, que no garantizan la sostenibilidad en el tiempo de buenasprácticas. Y eso, sobre todo, se expresa en el ámbito comunitario en que trabajamos, donde los actores, ya después de capacitados, pueden tener muy buenas intenciones para crear productos, sin embargo no tienen como hacerlo.
Por último y no menos importante, la falta de sensibilidad y la incomprensión de algunos decisores sobre la importancia de este proceso, actitudes que obstaculizan la visibilización del fenómeno.
Mareléen Díaz Tenorio: Reconocer el maltrato, el abuso y la violencia basada en género es una gran necesidad y, a la vez, paradoja de nuestros tiempos. A pesar de sus múltiples consecuencias negativas, no es vista con claridad. La violencia física, en toda la gama de sus modos de expresión, resulta más fácilmente identificable. Incluso la violencia verbal, colocada en las palabras y acompañada de gestos, puede mostrarse visible en ocasiones. Pero si se trata de la violencia psicológica (presente en todo tipo de violencia), y la que se muestra específicamente a través de los silencios, entonces la invisibilidad es casi total y está muy naturalizada.
Creo que uno de los principales obstáculos para conseguir mostrar la existencia de violencia ha sido la falta de evidencias, de datos, que hemos acumulado durante mucho tiempo. Y también la ausencia de lugares donde se recoja todo ese saber que se va construyendo, para que sirva de punto de partida a otras personas o instituciones que se interesan en visibilizar y trabajar el tema.
Pero también tiene que ver con los prejuicios y mitos que acompañan su tratamiento y abordaje. En muchos casos, estos prejuicios están influenciados por una construcción cultural que impide ver a la violencia, sobre todo a la de género, como un problema, lo cual complica la comprensión de qué es exactamente y cuáles consecuencias trae. Se trata, sobre todo, del conocimiento desde el cual se parte, la sensibilidad que se tenga con el tema.
Claudia Martínez Camarero: Creo que hay silenciamiento del tema, en el sentido de que lo publicado es ocasional en los medios de comunicación y el debate es poco articulado en otros espacios públicos. No somos sistemáticos y creo que esa dificultad se deriva de las propias características del fenómeno de la violencia, que a menudo se considera privado y no permite la inclusión de un tercero cuando es una pareja, o de alguien ajeno cuando es una familia.
Si se hace un sondeo entre personas diversas de todo el país, tengo la percepción de que encontraríamos muchas que ni siquiera saben qué es violencia de género. Porque no tienen claro tampoco qué es género, incluso en espacios profesionales y académicos.
¿Desde su organización o espacio académico y laboral, como han enfrentado estos obstáculos hasta ahora? ¿Aprecian avances?
MRA: En la academia, los hemos enfrentado a partir de la incorporación a campañas nacionales aportando los insumos de nuestras investigaciones. La creación de programas de capacitación y sensibilización, no solo a profesionales de los medios de comunicación, sino también a actores sociales, que aunque no tienen el encargo directo de crear productos comunicativos, son agentes socializadores importantísimos en las comunidades.
Igualmente, el aporte de investigaciones que identifican el sexismo y la violencia simbólica en productos comunicativos de todo tipo y a partir de eso ofrecen herramientas para su análisis y para crear propuestas alternativas con enfoque de género.
Existen avances en la mayor visibilización de este problema social pero, por supuesto, no es suficiente como explicábamos antes, pues se reducen a fechas específicas o campañas. La falta de comprensión de las especificidades de este tipo de violencia y los enfoques errados para entenderla conducen también a que muchas veces se publiquen entrevistas, noticias, etcétera, vinculadas con otros mensajes que son contraproducentes.
MDT: Si evaluamos los pasos avanzados en los últimos años, debo reconocer, sin dudas, que pasamos de una invisibilidad total, de creernos que Cuba no tenía nada que ver con el problema, a cierto reconocimiento a nivel social de la existencia de la violencia de género y, particularmente, de la violencia hacia la mujer. De algún modo se ha colocado el asunto en el imaginario social. Diría que este reconocimiento, aunque sea incompleto, es importante y se debe a los esfuerzos de muchas instituciones y organizaciones.
De la organización para la que trabajo, el Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero, identificaría los aportes vinculados a la Campaña Cubana por la No Violencia hacia la mujer, apelando a la formación de jóvenes y articulando instituciones, así como sus experiencias en la sensibilización y capacitación dirigida a la prevención y atención a la violencia de género en el ámbito comunitario; pero también en el trabajo con grupos de mujeres diversas con el objetivo de enseñarlas a reconocer las violencias.
CMC: En los medios se han dado pasos, sobre todo en la capacitación de periodistas y comunicadores, en los seminarios, diplomados y talleres convocados por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, pero también con la inclusión de algunos contenidos de género en los currículos de la formación de pregrado. Hay estudios que evidencian que se ha multiplicado la investigación en género y comunicación, que incluye temas de violencia. Ese es un paso importante, pero falta llevar esos resultados al ejercicio cotidiano de la comunicación y el periodismo en el país.
Mirando hacia el futuro, ¿hacia dónde encaminarían los próximos pasos?
MRA: A continuar trabajando en la sensibilidad de personal de la comunicación y de decisores en los medios. Pero también urge trabajar para conseguir que este sea identificado como un problema social serio y no como situación que afecta soloa algunas mujeres o familias. Se necesita también una mayor difusiónde resultados de investigación que puedan ser contundentes, como los de la Encuesta Nacional de Igualdad de Género (ENIG), que evidencian la importancia de continuar trabajando en la prevención y atención de estefenómeno.
MDT: Lo más importante, la divisa, es «no parar». Debemos sumar personas y acciones a esta causa, que pasa por la necesidad decambiar esa parte de la subjetividad social construida durante tanto tiempo, que subordina, discrimina, maltrata y coloca en desventaja, sobre todo, a mujeres y niñas, en función de mandatos patriarcales, de asimetrías de poder. En el área de la comunicación social, por ejemplo, aún se cometen errores que afectan a grandes poblaciones, en tanto comunicadores, comunicadoras y periodistas son reproductores y sostenedores de los mitos o falsas creencias que sustentan la violencia de género y ayudan a invisibilizarla. Por otra parte, se debe rescatar e integrar la experiencia acumulada por la Federación de Mujeres Cubanas en todos los años de atención a este problema, así como la de diversas instituciones y especialistas que llevan más de una década trabajando a favor de la No Violencia.
CMC: Realmente, este es un tema que cada día tenemos que tratar por los medios con más sistematicidad, explicando, aconsejando, ofreciéndoles a las mujeres herramientas fundamentales para que crezcan como personas, eleven su autoestima y busquen ayuda. Habría que comenzar por identificar conceptualmente desde los medios qué es la violencia de género, explicar por qué es importante visibilizarla, cuáles son sus matices y cómo se manifiesta en la actualidad: pero también, qué situación tienen las mujeres cubanas al respecto y cómo la enfrentan.