La sección Convergencia del servicio mensual de SEMlac No a la Violencia ha invitado al debate sobre la Violencia Doméstica, por su importancia en la sociedad civil cubana, a la master en sexualidad Iliana Artiles, vicedirectora del Centro Nacional de Educación Sexual y responsable de su grupo de investigaciones para esta temática, a la psicóloga Nery Lázaro y al especialista en medicina legal, Aquilino Santiago.
SEMlac: La violencia doméstica, o sea, la que afecta a mujeres, niñas y niños, y personas de la tercera edad ha sido invisibilizada e, incluso, catalogada de excepcional, ¿cómo han contribuido las investigaciones a la visualización de este fenómeno en Cuba? ¿Qué camino deberán seguir en lo adelante?
Artiles: En la década de los 90’s comenzó en Cuba un auge de investigaciones relacionadas con el tema de la Violencia Intrafamiliar, específicamente Violencia contra la mujer. Estas investigaciones se desarrollaron en instituciones académicas e investigativas, pero de manera aislada no sistematizadas.
El Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) realizó, por esta etapa, 3 investigaciones, haciendo una aproximación a la temática. El resultado fue: la no visualización de la problemática, el desconocimiento teórico y metodológico de los profesionales que deben atender a las víctimas, la persistencia de mitos y creencias acerca del tema en la población, y concepciones tradicionales de educación sexista, que hacen que se mantengan estereotipados los roles del hombre y de la mujer.
En el año 1997 se funda el Grupo Nacional de Trabajo de Prevención de la Violencia Intrafamiliar (GNTPVIF), coordinado por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), esfera de trabajo comunitario que, como grupo de trabajo, convocó a diferentes instituciones y organismos, que estaban investigando y desarrollando acciones en la temática en nuestro país.
Con la visita de la Relatora Especial de Naciones Unidas para la Violencia contra la mujer en el año 1998, el Centro de estudios de la Mujer de la FMC sistematizó todas las investigaciones que este grupo de trabajo (GNTPVIF) tenía identificadas y otras más. Esto fue potenciando el trabajo del grupo. Además, se incrementaron las acciones de comunicación social como línea de trabajo. Las acciones se basaron en las investigaciones que se estaban desarrollando.
Desde el 2000 se han realizado muchas otras investigaciones. Entre otras, las desarrolladas por el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), la Universidad de la Habana, el CENESEX, Medicina Legal, la Facultad de Derecho de la Universidad de la Habana, el Ministerio de Justicia, la Universidad de Villa Clara, el Instituto de Ciencias Médicas de Cienfuegos, los Centros de Salud Mental, las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, el Instituto Superior del Ministerio del Interior (MININT), el Centro de Atención a niños, niñas y adolescentes de la Dirección Nacional de Menores del MININT, entre otros.
A partir de la presencia del tema en diferentes medios y la publicación de investigaciones en talleres, congresos nacionales e internacionales, en artículos científicos, en revistas, folletos y libros se ha dado un paso en su visualización.
Me refiero sólo a un paso porque aunque se hable del tema, se ubique en la televisión o en la prensa; aún nos falta mucho por hacer.
En lo adelante, se debe pensar en hacer una sistematización de todas las investigaciones, valorar la posibilidad de realizar un estudio de prevalencia a nivel nacional, que exista un banco estadístico que presente la realidad, la frecuencia de estos delitos y su real magnitud. Se debe caracterizar en nuestro país la violencia intrafamiliar, que según muchos investigadores no se comporta de igual manera que en el resto del mundo; realizar encuentros, simposios y seminarios, que convoquen a los y las investigadoras del tema para intercambiar experiencias.
El Grupo Nacional en 2007, que cumple sus 10 años de fundado, se ha trazado metas muy importantes encaminadas a hacer visible el tema, ya que es el primer paso para contribuir a su prevención, así como actividades en las que están implicados muchos ministerios como, por ejemplo, el Ministerio se Salud Pública (MINSAP) y el Ministerio de Educación (MINED).
Por otra parte, la capacitación y la formación de recursos humanos es importante. Desde el CENESEX, elaboramos y desarrollamos el Diplomado Modelo de Atención Integral a la Violencia Intrafamiliar, que en este año pensamos sea impartido en otras provincias del país. Cada edición del diplomado aportará nuevas investigaciones y planes de acción para visualizarla.
Las Campañas con materiales elaborados por diferentes medios, entre ellos el boletín ¨ No a la Violencia ¨, los plegables, afiches, programas de radio y televisión coordinados desde diferentes instituciones como la FMC, el CENESEX y el Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar A. Romero deben sistematizarse y hacerse permanentes. Pero, la investigación, la capacitación y la comunicación social, deben ir de la mano abriendo el camino y rompiendo barreras.
Lázaro: Desde hace relativamente poco tiempo las investigaciones han sacado a la luz la existencia, en Cuba, de la violencia como fenómeno social, médico y psicológico. Cada una de estas investigaciones ha demostrado que la violencia está condicionada por el medio, por tanto, se ha visualizado con las particularidades de cada lugar.
Hace también poco tiempo que los Médicos de Familia (Médicos Generales Integrales) comenzaron a trabajar la temática de la violencia en sus tesis de grado. Sin embargo, pienso que los trabajadores sociales y los jóvenes que se han vinculado a la municipalización, entre otros, deberían de ser persuadidos o motivados a trabajar este tema.
El hecho de que se conozca el fenómeno provocará cambios a los diferentes niveles. En la medida que esto suceda, vamos a ir aceptando que no estamos exentos de la violencia ni como país, ni como sistema.
Somos un país en vías de desarrollo. La violencia no es una problemática sólo de las naciones pobres ni de una raza o una clase social, existe como fenómeno social y la hemos ido adoptando como método educativo, como una forma de manifestarnos.
Entonces, creo que hay que estimular a todos los sectores para crear una red de equipos multidisciplinarios, conformados por psicólogos, la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), la FMC —que trabaja muy cercana a nosotros—, con comunicadores sociales y abogados.
En el sector de la salud existe un programa de trabajo sobre suicidio y yo incluiría otro sobre la violencia. Es necesario que todos los factores y particularmente el médico de familia, que es quien está más cerca de la población, reconozca qué familia o persona está siendo violentada y qué hacer.
Yo, que trabajo en el área de salud mental, cuando veo a una mujer que llega con depresión, pienso que puede haber un maltrato físico o un maltrato psicológico, que es más permanente y más invisible.
Por eso, si no conocemos, si no investigamos la violencia en todas sus circunstancias, no podremos trabajar para prevenirla.
Yo miraba la telenovela La cara oculta de la luna y todo el debate que suscitó en la sociedad cubana, del que la televisión se hizo eco: homosexualidad, la violencia doméstica, alcoholismo. Todo esto forma parte de nuestra realidad y no podemos darle la espalda. Insisto en que, mientras más visible sea la violencia, más cambios van a operarse en la familia cubana. Es algo que, quienes trabajamos la violencia, sabemos muy bien, porque individualmente te revisas interiormente y, entre las transformaciones, empiezas a pensar en cómo regañar a tus hijos o cómo discutir con tu pareja.
Santiago: Indudablemente, muchas han sido las investigaciones qua han abordado el tema desde diferentes aristas. Pero no se trata sólo de visualizar el problema, sino de enfrentarlo con las armas aplicativas que emergen de los programas de intervención que dichas investigaciones proponen. Sin embargo, estas no se concretan por el triunfalismo y la falta de valentía de los que deciden. Estas actitudes resultan contrarias a la voluntad política del estado de garantizar la protección ciudadana en general.
SEMlac: ¿Por qué se confunde violencia doméstica con la violencia ejercida contra las mujeres, cuando niños y niñas, personas de la tercera edad y hombres también son víctimas?
Artiles: La violencia doméstica no siempre resulta fácil de definir o reconocer y está muy vinculada, a mi modo de ver, a la violencia familiar o intrafamiliar.
Se puede decir que es aquella violencia que se relaciona al ejercicio del poder dentro de las relaciones familiares, dentro del hogar, del área doméstica de la casa. Está asociada al uso deliberado de la fuerza, produciendo un daño en la pareja o en otros miembros de la familia. Puede manifestarse como violencia hacia la mujer, violencia cruzada (ambos miembros de la pareja) o violencia hacia el hombre. También se incluye a los niños y niñas, que conviven en el hogar, que pueden recibirla de manera directa o indirecta, y/o ancianos que se encuentren bajo el mismo techo o espacio físico del hogar.
La violencia se confunde o se limita, en ocasiones, sólo contra la mujer, porque se asocia a la labor doméstica que se mantiene de manera tradicional. Aún hoy, asignado a la mujer y al rol femenino, lo doméstico es propio de ellas: planchar, cocinar, lavar platos y ropa, limpiar, cuidar de los niños y niñas, los cuidados de los ancianos, y otras labores del hogar que se consideran privativas de las féminas.
Aunque existen cambios en algunos roles y se plantea que se encuentran algunos en transición, según estudios realizados en Cuba por la Dra. Patricia Ares, muchos hombres se mantienen en el plano de la ayuda, y no de compartir por igual responsabilidad en las labores del hogar.
Lázaro: Me remonto a la historia nuestra. La mujer no tenía derecho al trabajo, era un objeto sexual que ni siquiera tenía derecho al placer, sino que debía darlo. No existía la más mínima equidad de la que gozamos hoy.
Después del triunfo revolucionario la mujer ha conquistado espacios en la vida laboral y lleva el peso de la familia, de la educación y el manejo de los hijos. Incluso, si es una mujer dirigente, que aún no son muchas, la sobrecarga es mayor.
Definitivamente, estamos ante una cadena de maltrato; sobre ellas recae una carga de maltrato, sobre todo psicológico, que luego transmite a sus hijos y de ahí a los adultos mayores.
A raíz de la venta de las ollas arroceras a la población, la televisión cubana transmitió un spot. En este aparece el actor Jorge Ryan que habla con su esposa por teléfono. Ella le orienta sobre cómo debe utilizar la olla, en un intento de mostrar a la familia cubana todo el procedimiento. El material termina con Ryan diciendo: “Mami recuerda que esta noche hay fiesta”.
El mensaje final del spot televisivo es que él, excepcionalmente, está haciendo el arroz que comerá toda la familia y ella deberá retribuirlo sexualmente en la noche.
Esto deberá ir cambiando, pero esto condiciona la mirada de los investigadores, a partir de la sobrecarga, de la doble jornada laboral a la que ha estado sometida la mujer durante años.
Santiago: Consideramos que la razón fundamental radica en que la violencia contra la mujer es probablemente la más evidente y, por ende, la más necesitada de reivindicación social. Pero no es la única, pues la socialización androcéntrica implica sufrimiento para ambos sexos y se asocia a eventos violentos en los que hasta los hombres aportan víctimas.
Ahora bien, lo más importante a señalar es que la violencia es un proceso en el que los roles de víctima y victimario son intercambiables, en el aquí ahora y en la historia general del grupo del que se trate, porque la violencia es aprendida y, como cualquier otro legado social, es trasmitida de generación en generación. Esto explica por qué muchos de los niños y las niñas maltratados hoy, serán los maltratadores del mañana, si no intervenimos a tiempo.
Las mujeres tienen el recurso de defenderse recurriendo a la petición de ayuda a redes de apoyo. Esta es la parte que se ve de la violencia porque es la que queremos ver. Pero a las demás víctimas de la violencia doméstica les resulta más difícil recabar ayuda por múltiples causas.
SEMlac: ¿La persistencia de la violencia doméstica, pese a los logros de la población cubana, indicaría la conveniencia de una legislación específica para esta manifestación o para la violencia de género? ¿Por qué?
Artiles: La existencia o no de una legislación especifica, es un tema sobre el cual se ha debatido mucho. Entre los profesionales de las leyes hay criterios divididos. En nuestro cuerpo de leyes (la Constitución de la República, el Código penal y el Código de la familia), existen artículos que recogen los aspectos vinculados a la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, y que amparan a cualquier ciudadano.
Desde ese punto de vista no hace falta una legislación. Pero, como la ley también tiene un componente educativo y de prevención, el hecho de que pueda existir una norma específica que aborde todos los aspectos de manera única y sistematice todo lo que está en los diferentes cuerpos de leyes existentes, pudiera tener un impacto social que contribuyera a la prevención de la violencia y establecería los procedimientos necesarios, de acuerdo a cualquiera de las formas de manifestación de la violencia.
Mi formación académica no esta vinculada con los estudios de las leyes, por lo que mis criterios están dados desde la práctica, la vida cotidiana. Y, de acuerdo a lo analizado en grupos de trabajo, una ley específica es necesaria y en esta estaría descrito cómo hacer en cada caso.
También soy del criterio de que, para hacer prevención, capacitar y atender cada caso no es indispensable tener una ley específica, pero esta sí ayudaría mucho.
Teniendo en cuenta que el mundo en el que vivimos está caracterizado por la violencia, y una violencia cada vez más creciente, y que nosotros formamos parte de ese mundo, no estamos aislados en una campana de cristal, quiere decir, que nos impacta directa e indirectamente en nuestras vidas y cada vez con características más complejas e implicando a un mayor número de personas.
La respuesta penal en cuanto represiva, es necesaria, pero a su vez debe estar complementada con políticas públicas, de prevención, de ayuda a las víctimas y también de socialización de estas y de los propios victimarios.
Lázaro: Conozco que existe una legislación que contempla los actos contrarios al correcto desarrollo del menor. Eso está legislado. Por ejemplo, la mamá o el papá que abandonen al menor, como los casos de madres que salían a prostituirse y los dejaban solos, deben cumplir las sanciones establecidas. Sin embargo, aunque las legislaciones existen, no se trata sólo de recibir talleres o de realizar investigaciones. Tenemos que acercarnos a las personas para orientarlas, para prevenir.
Aún así, no me aferro en trabajar únicamente la prevención. Hay casos y casos. Yo, recientemente, tuve el caso de una menor que porque aún se hacía pipi en la cama, su madrastra le quemaba los genitales. En este caso la legislación debe cumplirse.
Los médicos tienen que darse cuenta de cuándo es un maltrato intencional y cuándo un accidente, cómo tiende a justificarse la familia y si se denuncia esa situación. Si se conoce en la comunidad, que en una familia hay maltrato, hay que buscar a todos los factores para determinar si es el momento de una legislación o de trabajar con la familia.
En cuanto a la legislación específica para la violencia de género, habría que ver quién es el maltratado: el hombre, el niño o la niña, o el adulto de la tercera edad. A esto nos ayudarán, definitivamente, las investigaciones.
Santiago: Nuestra experiencia de trabajo nos permite avizorar que legislaciones penales para la violencia doméstica no solucionarían de por sí solas el problema.
La mayoría de los factores de riesgo quedarían intactos. Mientras, otros se potencirían, ya que muchas veces, cuando un miembro de la familia es justamente condenado, la familia se escinde y aparecen mayores dificultades económicas. Se puede recargar el trabajo de alguno o varios de sus miembros.
De ahí que la solución está en la intervención desde múltiples disciplinas, con soluciones variadas, que incluyan el tratamiento, no sólo penal, sino general para todos los miembros de la familia en cuestión. Cuando me refiero a tratamiento general estoy implicando todas las estructuras de la sociedad civil, para que cada miembro de la familia, ya sea víctima o victimario, reciba las atenciones sociales que requiera, dígase atención médica e incorporación a grupos sociales o deportivos, entre otras.