Prevenir y atender la violencia: ¿Dónde estamos?

Justo al terminar una nueva edición de la Jornada por la No violencia hacia las mujeres y las niñas, múltiples interrogantes evidencian la necesidad de un balance, de un alto en el camino para enmendar el rumbo. ¿En qué momento de la atención y la prevención de violencia se encuentra Cuba hoy? ¿Hemos avanzado? ¿Cómo seguir adelante?

Motivadas por esas y otras preguntas, dialogaron con No a la Violencia la doctora Clotilde Proveyer Cervantes, socióloga de la Universidad de La Habana, con muchos años estudiando el tema; la psicóloga Mareleén Díaz Tenorio, coordinadora del Programa de Equidad del Centro de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (OAR); y Yaquelín Montes González, también psicóloga e integrante del Grupo de Género y Ruralidad de municipio de Jesús Menéndez, en la oriental provincia de Las Tunas.

  

¿Cómo evaluaría el momento que vive hoy el país en cuanto a la atención y prevención de la violencia de género?

 

Clotilde Proveyer Cervantes: Creo que hemos avanzado sobre todo en cuanto a visibilizar el problema, a colocarlo en la agenda pública de la sociedad cubana; a que exista mayor conciencia de que es un problema social, no privado, de competencia de las instituciones, del Estado, de todos los actores sociales, un asunto que nos compete a todos.

La violencia es responsabilidad de quienes deben atenderla directamente: la policía, los tribunales, el personal de salud pública, etcétera. Pero prevenirla y atenderla también es responsabilidad de otras personas e instituciones que se relacionan de manera más indirecta con el asunto como los espacios educativos e investigativos, la academia y otros líderes sociales.

Hemos ganado terreno en comprender eso. Hay un reconocimiento social, una producción científica que ha ido dando cuenta del problema desde investigaciones, aún fragmentadas y muy concentradas en el ámbito de lo microsocial, pero cada vez más diversas. Es cierto que aún no tenemos un estudio de prevalencia, pero ya la violencia de género está en la agenda de la investigación, en el análisis de las instituciones. Hay una mayor toma de conciencia.

Frente al panorama de 10 años atrás es mucho, pero si lo comparamos con lo que debíamos haber avanzado, aún es insuficiente.

 

Mareleen Díaz Tenorio: Hace poco más de una década la invisibilidad de la violencia era abrumadora en diferentes ámbitos sociales como el jurídico, la salud pública, la educación, los medios de comunicación masiva, las políticas, las estadísticas y también en la investigación social. Podría decirse que hoy el camino de su análisis y estudio ha comenzado a ser transitado. Existe un mayor reconocimiento de la violencia contra las mujeres como problema social y de la necesidad de su desnaturalización. Y eso está ocurriendo no solo en la capital, sino cada vez más extendido a nuevos territorios e involucrando a más personas.

 

Yaquelín Montes González: Creo que el tema es más visible, aunque hay espacios como los educativos, por solo poner un ejemplo, donde cuesta mucho trabajo entender que diferencias de poder dan lugar a violencia de género y como la educación puede ser responsable de fomentar esas diferencias en la manera en que se trata a niñas y niños en las escuelas. Pero se ha avanzado en cuanto a su reflejo por parte de los medios de comunicación.

En los entornos rurales, creo que se ha avanzado de manera desigual en la comprensión de la necesidad de atender el tema. Para nosotros en Jesús Menéndez es una prioridad, pero no ocurre necesariamente así en otros municipios rurales del país.

 

¿En qué hemos avanzado más, en qué menos?

 

CPC: Como ya decía, hemos avanzado más en la investigación y la sensibilización, precisamente porque se colocó el tema de la violencia de género en la agenda política, social, en la de investigación, en la de los medios de comunicación. Hay mayor visibilización y sensibilización de la ciudadanía.

También se aprecia mayor voluntad de actuación en el quehacer de algunas instituciones y organizaciones. La OAR, por ejemplo, tiene un programa de trabajo sistemático. Pero el tema también está cada vez más presente en los currículos académicos. Sin embargo, no hemos avanzado en la atención, en un sistema integral de atención a la problemática de la violencia.No existe suficiente información. Hay mucho desconocimiento de las mujeres de lugares donde pueden encontrar ayuda, orientación, ese tipo de datos no se divulgan adecuadamente en lugares públicos. Ese es un problema. A las instituciones responsables a veces les falta un protocolo de atención establecido, pero también tienen problemas con la capacitación de su personal. Hay que llegar a las víctimas: si no llegamos a quienes lo necesitan con acciones, información y programas, no hemos resuelto el problema.

MDT: Lo que falta por hacer es muchísimo más de lo que se ha hecho. Todavía no contamos en Cuba con un sistema de atención integral centralizado desde el Estado, y eso es muy necesario. Si bien se promueven acciones puntuales desde diversas instituciones y desde la sociedad civil, todavía no contamos con una ruta crítica, un sistema de atención que establezca y dé seguimiento a una estrategia nacional que vincule a los actores implicados en la prevención, atención y rehabilitación, atendiendo a las causas, manifestaciones e implicaciones de la violencia de género.

YMG: Investigamos más, visibilizamos más, pero seguimos sin articular las acciones. Igualmente, creo que se necesita seguir trabajando en desterrar muchos de los mitos asociados a la violencia de género, como el decir que a las mujeres les gusta ser violentadas y por eso no rompen el ciclo, o que es el amor una causa de la violencia porque las mujeres se enamoran y aguantan los maltratos de su pareja de manera pasiva.

 

Retos, desafíos… ¿Qué se puede hacer?

 

 CPC: La violencia es un problema social que no se puede atender con acciones puntuales, pues de esa forma no se logra efectividad, ni impactos en la solución real del problema. Eso requiere de una coordinación intersectorial; requiere que las instituciones lo tengan como una responsabilidad con carácter vinculante. Que lo tengan establecido, pautado institucionalmente. Ese es un elemento. Pero también hace falta una institución del Estado que tenga la responsabilidad de coordinar ese trabajo, de monitorear que las instituciones responsables cumplan con su parte de la atención, y además, lo hagan de manera coordinada, integrada.

MDT: Lo primero es que se trata de un tema que hay que trabajar todo el año. Además de una ruta crítica y de ganar en integralidad en la atención, necesitamos investigaciones más abarcadoras, estadísticas más certeras. Pero otras contribuciones también son necesarias para visibilizar aún más la existencia de diferentes expresiones de violencia de género y la profundización sobre sus peculiaridades en el contexto de la sociedad cubana. Por ejemplo, urgen y son demandadas modificaciones a la política social, y aún queda mucho por esclarecer desde la investigación social para enfrentar la temática desde una postura comprometida con la transformación y el cambio.

YMG: Un gran desafío sería montar investigaciones que nos aporten datos realistas para poder construir políticas públicas, rutas de atención, en las diferentes instituciones. Atender todo lo relacionado con la denuncia sigue siendo otro de los grandes retos. La capacitación sobre el tema entre los operadores de la ley, la policía, por ejemplo, resulta una necesidad impostergable. Lo otro, y lo más importante, es articular las acciones, que cada institución o persona no siga trabajando por su lado, sino de manera coordinada.

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