Mujeres, VIH/sida y violencia

Enseñar a las mujeres a identificar y enfrentar la violencia de género es imprescindible a la hora de desarrollar acciones de prevención frente al VIH/sida. Tras una labor sostenida en la prevención de la epidemia, en la oriental provincia de Granma, tres especialistas confirman esa conclusión y explican a SEMlac sus razones.

Ellas son Zeyda Santisteban, coordinadora de la oficina de prevención del VIH/sida en Granma y presidenta de la Comisión Provincial de Educación Sexual; América Santoya, psicóloga y coordinadora del área de docencia, investigación y proyectos; y Yenys Milanés, coordinadora de la línea de prevención del VIH/sida dirigida a las mujeres, en la misma oficina.

Zeyda Santisteban: No hemos estado improvisando en el trabajo de prevención. Trabajar educación para la sexualidad durante muchos años nos aportó la certeza de que no se puede hablar de usar el condón, o de retrasar el inicio de las relaciones sexuales, si no hemos creado en las personas conocimientos de autovaloración, de toma de decisiones o de identificación y enfrentamiento de la violencia.

América Santoya: La violencia atraviesa a ambos géneros, a hombres y mujeres, a partir de la construcción de un imaginario social muy anclado en el machismo. Para prevenir el VIH/sida hay que trabajar todos los temas que hacen vulnerables a las personas. El de la violencia es imprescindible. Si no empezamos por ahí, no podemos hablar de negociación del condón o de prácticas de sexo seguro.

¿Cómo se manifiesta, fundamentalmente, esa violencia?

AS: En Granma, muchas mujeres, profesionales o amas de casa, están marcadas por maltratos de todo tipo y a menudo los transmiten a sus hijos. Hemos constatado, fundamentalmente, la existencia de violencia psicológica y afectiva. Las mujeres son víctimas de humillaciones, de subvaloración, de negación de sus derechos. También hay casos de agresiones físicas, pero la que más abunda es la otra y deja muchas huellas. Lo más grave es que muchas de estas mujeres, sobre todo amas de casa, a veces ni siquiera se percatan de que están siendo víctimas de violencia. Desconocen que no tienen que tener relaciones sexuales con sus maridos si no tienen deseos, por ejemplo. Y apenas se les abre un espacio pequeño de crecimiento personal comienzan a hacer catarsis sobre temas que están en el centro de la violencia de género. Lo que viven cotidianamente es muy fuerte.

Yenys Milanés: Según un informe que realizamos en septiembre de 2009 se mantenía entre las mujeres del territorio una “baja percepción del riesgo” y “poca habilidad para negociar el uso del condón” y muchas de estas situaciones tienen un antecedente de violencia intrafamiliar, aunque en la mayor parte de los casos, efectivamente, no es física.

Muchas veces llegan a vernos mujeres con información suficiente sobre las vías de infección del VIH, pero no tienen herramientas para negociar con sus esposos el uso del condón porque ellos las maltratan o se van y no vuelven durante varios días en los que, probablemente, tengan relaciones con otras mujeres. Y se convierte en una especie de círculo donde no se escapa del peligro.

¿Cómo lo enfrentan?

ZS: Lo mismo desde la Comisión de Educación Sexual, que desde los diferentes grupos que trabajan en la prevención del VIH/sida, hemos tratado de abrir espacios en donde las mujeres puedan acudir a buscar información, orientación. Comenzamos por actividades que propicien el crecimiento de la autoestima. Entre estas iniciativas se encuentran las peñas educativas culturales Algo más que una costilla, en el municipio de Yara; la Tarde del Té, en Río Cauto; Mujeres por la vida, en Guisa; y Sentido de Vivir, en Bayamo, lo que no excluye otros espacios de intercambios de frecuencias diversas en todo el territorio.

YM: Para prevenir el VIH/sida entre las mujeres, primero hay que hablarles de crecimiento personal. Solo con información no se promueve un cambio de comportamiento. Hemos tratado de crear espacios fijos de promoción en los barrios, en las comunidades, porque nos dimos cuenta de que la convocatoria para atraer a esas mujeres lejos de sus casas es difícil, por todo lo que ellas viven, por toda esa violencia de género a la que han estado y están sometidas; por el machismo en Granma, que es muy fuerte. En las comunidades nos da más resultado. Allí las mujeres pueden acudir sin modificar mucho sus rutinas.

La peña Sentido de vivir, por ejemplo, que tiene excelentes resultados, surgió en 2007 como parte de un proyecto conjunto con la organización no gubernamental Médicos del Mundo. Ese año diagnosticamos a muchas mujeres con VIH/sida. Eran infectadas por sus esposos o sus parejas estables. Nos vimos en la necesidad no ya de hablarles de usar el condón si tenían una relación en la calle, sino de advertirles que tenían que protegerse en las relaciones con sus esposos.

AS: También estamos formando a las futuras promotoras al interior de las comunidades. Las convocatorias se exponen en las bodegas, en las peluquerías, y eso garantiza asistencia de mujeres de todas las edades y estratos sociales.

Marzo 2010

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