Numerosas investigaciones y expertos suelen relacionar al VIH/sida con la violencia de género. Pero, ¿cómo se establece esa relación y qué la provoca?, ¿se pueden identificar acciones encaminadas a prevenirla, a eliminarla?
La psicóloga Norma R. Guillard, Vice-presidenta de la Sección de Diversidad Sexual, de la Sociedad Cubana Multidisciplinaria de Estudios de la Sexualidad (SOCUMES), y Manuel Hernández Fernández, investigador del Centro de Prevención de ITS/VIH/sida, aportan sus miradas a este espacio.
Norma Guillard: Esta relación parte de la construcción social y cultural del género, en donde los roles sexistas definen ciertas conductas que permiten a los hombres determinadas prácticas y comportamientos que, a la vez, son vedadas socialmente a las mujeres.
La infección por el VIH/sida y su transmisión o propagación hay que entenderla en el contexto de la construcción social y cultural del género. Cuando hablamos de que una mujer es más vulnerable desde el punto de vista biológico, psicológico y social que los hombres, nos referimos justamente a ciertos mandatos culturales que vulnerabilizan a las mujeres. Por ejemplo: ellas pueden jugar un papel pasivo en las relaciones sexuales, deben “siempre satisfacer” a su(s) parejas, las mujeres no suelen tener voto para decir no frente a situaciones de riesgo. Estos elementos hacen que la violencia de género sea un factor de riesgo a la transmisión del VIH.
Muchas mujeres son sometidas por su (s) parejas a prácticas sexuales que las ponen en riesgo, muchas son violadas en el gran sentido de la palabra por su (s) parejas.
Manuel Hernández: La relación que a veces se le adjudica al VIH/sida con la violencia de género está vinculada al histórico cumplimiento de los roles de género. A pesar de la libertad que la mujer ha ido ganado en nuestro país para defender sus derechos, todavía nos queda un buen tramo que enfrentar, sobre todo en algunas edades de más resistencia, para lograr que ante una epidemia como esta, el marido utilice el condón para proteger su relación. Las mujeres no sienten la fuerza necesaria para enfrentarse a este acto de placer en derecho de su defensa de salud y a veces ni piensan en eso, confiadas en la fidelidad de la pareja.
SEMlac: ¿Este tipo de violencia se manifiesta en el mundo? ¿De qué manera? ¿Y en Cuba?
Guillard:Hay culturas que agudizan estas situaciones. Pensemos en África y ciertos rituales en las cuales se pone de manifiesto la violencia de género: niñas que se inician sexualmente con personas adultas que han tenido una vida sexual amplia y que han podido infestarse, e infectan a estas muchachas jóvenes. Países donde aún la mujer no goza de ciertos derechos y se ven plegadas y poco empoderadas a decidir sobre una relación sexual.
Pienso que en Cuba es menos aguda la situación, pero no podemos imaginarnos un escenario donde no ocurra este tipo de violencia. Indudablemente, con el advenimiento de la Revolución se han potenciado los derechos de las mujeres, su desarrollo técnico y profesional, su acceso a cargos de dirección, etc. Por ejemplo, no hay diferencias significativas entre hombres y mujeres en Cuba, en cuanto al nivel de información acerca de cómo evitar el VIH/sida. Las mujeres cubanas hoy deciden por sí mismas sus destinos en relación con la situación de pareja
Hernández: La relación entre violencia y VIH/sida no sólo se da en Cuba. El crecimiento de la infección, en mujeres casadas en general, se ha venido observando en el mundo entero. No es menos cierto que hay países con mayor incidencia que otros, pero hay una buena cuota en cada país. Según lo leído y presenciado en congresos, esto ha estado relacionado con las dificultades de lograr una buena negociación al hacer el amor, aunque no deja de estar presente, en algunos casos, el hecho de que la mujer, al llegar a la edad en que ya se presentó la menopausia, ve que no tiene riesgos de quedar embarazada y se descuida.
Por mucha educación que pensamos que se hace al respecto, modificar conductas en cierta etapa de la vida no es tarea fácil; si comparamos las edades de la incidencia de la infección, vemos que en las más mujeres más jóvenes, que en edades más tempranas han reajustado sus hábitos de vida, se comienzan a ver los cambios o menor incidencia.
Esto no quiere decir que la influencia de la educación patriarcal, el machismo, estén resueltos; pero me parece que las jóvenes están más seguras y con otras actitudes hacia sí mismas.
SEMlac: ¿Son la intolerancia, la discriminación y el rechazo parte de esa relación?
Guillard: Sí, son partes de esa relación.
Hernández: Ciertamente, la intolerancia, la discriminación y el rechazo han sido los fuertes que marcan en la relación de la violencia de género y el VIH/sida. Aunque esos casos que surgen por venganza, o agresión del que no se identifica y mantiene relación sin protección, o de la que, a sabiendas, practica la prostitución; no son los más comunes; aún se dan. El caso de los gays, que por años cargan una culpa casi solos cuando los/as bisexuales se esconden sin tener y ser aún un sector de atención, no deja de ser otra forma de violencia invisible.
En mi experiencia en la filmación del documental Viviendo al Límite -que dicho sea de paso, debían ponerlo más, pues ha estado poco en la tele, pudiendo ayudar tanto-, pude percibir la violencia mayor en la relación familiar vinculada a la aceptación social, ya que la familia a veces quiere aceptar su realidad, pero vive el conflicto de quedar marcada socialmente.
El sufrimiento mayor de quienes viven con VIH está vinculado al apoyo afectivo de la persona que lo rodea, sobre todo del mismo sector de asistencia de salud que es el que más directo lo toca y que no siempre lo asimila como debe, al verlo como un culpable. Siguen siendo una suerte de terror, y de ahí surge el maltrato, la violencia sutil.
SEMlac: ¿Cuáles son las zonas más vulnerables de esa relación y qué acciones se emprenden para prevenir que ocurra?
Guillard: La psicológica, entendida como un desarrollo inadecuado de la autoestima y asertividad. Se puede prevenir mediante las acciones destinadas a estrategias de empoderamiento de la comunidad femenina; la creación de servicios y redes de apoyo, el establecimiento de ambientes favorables y en el terreno legal.
Hernández: Las zonas más vulnerables de estas relaciones están vinculadas con la afectiva, y dentro de ella, con el espacio familiar y con lastimar la autoestima de cada persona, al no ser capaz de comprender cómo enfrentarse a cada situación. Hay que saber diferenciar si el maltrato es por ignorancia, por rechazo inconsciente, por defensa, por inmadurez.
No niego que puedan existir malas actitudes entre las personas viviendo con VIH/sida, pero son las menos. Entre ellos, como muestra Viviendo… encontramos sensibilidades en esta misma área familiar como algo de gran peso.
Entre las acciones que pueden prevenir está mantener e incrementar el trabajo educativo familiar y personal, pero más individualizado, para que llegue a cada situación. Utilizar más en los anuncios los verdaderos ejemplos, los reales. Y también en los medios gráficos y audiovisuales, sin mezclas con otras realidades, para no confundir.